Una amplia exposición en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) reivindica el papel artístico de Gala , más allá de haber sido la mujer y musa de Salvador Dalí.
Organizada conjuntamente por el MNAC y la Fundación Gala-Salvador Dalí, la exposición, que estará abierta al público desde mañana y hasta el 14 de octubre, es la primera ocasión en la que se presenta a Gala como "musa y artista que trabaja junto a Dalí, y como figura clave de las vanguardias del siglo XX", explicó la comisaria, Estrella de Diego.
La exposición reúne un total de 315 pinturas, dibujos, fotografías y documentos relacionados con Gala, incluidas las hojas manuscritas de su proyecto autobiográfico, y exhibe por primera vez un conjunto de cartas, postales y libros personales, además de vestidos y objetos de su tocador personal.
Según De Diego, "los cuadros de Max Ernst , las fotos de Man Ray y Cecil Beaton y, sobre todo, las obras de Dalí que se presentan en el MNAC son mucho más que retratos, conforman un recorrido autobiográfico a través del cual Gala creó su imagen".
En ese sentido, la comisaria descubre a una Gala que "se camufla de musa", mientras construye su propio camino como artista: "Escribe, realiza objetos surrealistas y decide cómo quiere presentarse y representarse, además de convertirse en esencial en el desarrollo artístico de Dalí, con quien conforma un tercer personaje que el propio pintor admite en su firma 'Gala Salvador Dalí'".
La exposición entra en el debate que oscila entre la musa inspiradora de artistas y poetas , odiada por Breton o Buñuel, y la creadora que escribe, lee, diseña su ropa y también su propia imagen cuando la retrata Dalí.
Contribuye poco a ese debate, no exento de polémica, el hecho de que haya pocas obras firmadas por Gala, apenas un par de objetos surrealistas hoy perdidos, algunos "cadáveres exquisitos" -un juego de palabras de los surrealistas para explorar el inconsciente- y las páginas de un diario.
Para la curadora "esta exposición es hoy posible porque sabemos más de la economía y la autoría colaborativa, y en el caso de Gala está en las propias obras que Dalí firma como 'Gala Salvador Dalí', y la culminación de ese trabajo común es el castillo de Púbol, "el gran objeto surrealista, de gran trascendencia para el proyecto daliniano, que tiene un poco de Gala y un poco de Dalí".
La exposición trata también de desvanecer la "leyenda negra" que ha pesado sobre la figura de Gala, en parte difundida por algunos surrealistas: "En el fondo, Gala no se hubiera ido con Dalí si no hubiera sido tan buen poeta como Paul Éluard ", su primer marido.
Para la comisaria, "Gala es mucho más mala de lo que se decía, porque es mucho más compleja de lo que se creía".
A su juicio, ambos se construyen mutuamente: "Una construye al otro, y el uno construye a la otra" y, por esta razón, "redescubrir a Gala es también redescubrir a Dalí".
Entre las obras expuestas figuran "Dalí de espaldas pintando a Gala de espaldas eternizada por seis córneas virtuales provisionalmente reflejadas en seis espejos verdaderos", "La memoria de la mujer niña", "Galatea en creación", "Un segundo antes del despertar de un sueño provocado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada" y "La madona de Portlligat".
Junto a los óleos y dibujos de Dalí se presentan una selección de obras de otros artistas que gravitaron en el universo surrealista, especialmente en torno a Gala, como Max Ernst, Picasso, Man Ray, Cecil Beaton o Brassaï.
Además de las piezas procedentes de la Fundación Gala Dalí de Figueres, en la exposición figuran obras de colecciones privadas y museos internacionales, como el Dalí de San Petersburgo (Florida), el Haggerty Museum of Art de Milwaukee (EU), el Centro Pompidou de París, la Pinakothek Moderne de Múnich (Alemania) y los españoles Reina Sofía y Thyssen de Madrid.
akc