Más Información
Elección judicial: 65% de aspirantes son hombres; Comité de Evaluación del Poder Legislativo busca paridad de género
Ssa firma convenio para reconocer atención a la violencia sexual como emergencia médica; busca prevenir la revictimización
Se requieren mayores recursos en el Presupuesto 2025 para mejorar escuelas, asegura SNTE; destaca certeza laboral para maestros
UNAM y AAPAUNAM instalan mesa de negociación para revisión salarial; entrará en vigor en febrero de 2025
Personas de otros partidos pueden sumarse a Morena: Luisa Alcalde; la meta es tener 10 millones de afiliados
yanet.aguilarelun@iversal.com.mx
En torno a la figura de Gabriel Zaid hay un misterio que seduce. El poeta, ensayista y pensador mexicano —hijo de inmigrantes palestinos— que mañana cumple 85 años resguarda de manera total su identidad; lo que realmente le interesa es que lo conozcan por su obra y es por ello que hoy, lectores y amigos forjan de él un retrato en el que lo describen como un intelectual de gran vitalidad y curiosidad, autor de una obra con vigencia para México e Hispanoamérica.
El autor de Los demasiados libros, Para leer en bicicleta y De los libros al poder es definido como un escritor múltiple que practica varios géneros, como la poesía, el ensayo y la crítica; y al que le interesan temas como la política, la economía, la cultura, la poesía, los libros y la lectura.
Nacido el 24 de enero de 1934, en Monterrey, Nuevo León, Zaid se graduó de ingeniero mecánico administrador en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (1955) con una tesis sobre la industria del libro. Y en los libros ha dejado constancia de sus ideas e intereses.
El poeta y ensayista, miembro de El Colegio Nacional desde el 26 de septiembre de 1984, institución que le está publicando sus Obras Reunidas, es considerado por su amigo, el historiador Enrique Krauze, como “un autor originalísimo. Un clásico vivo”.
“Llevo medio siglo de leer a Gabriel Zaid, y mi admiración y reconocimiento se renueva con cada nuevo texto. No sólo practica géneros: los inventa. Hay en él un ingeniero que inventó teorías económicas que han sido probadas en la teoría matemática y la práctica. También hay un geómetra y un filósofo. Un teólogo y un gran poeta. Un crítico literario, un lingüista y un historiador de la literatura. Un crítico de la cultura y del poder. Eso y más”.
El historiador y director de la revista Letras Libres dice que lo primero que le interesó de Gabriel Zaid fueron sus ensayos sobre la sociedad, la economía y la política de México en su libro El progreso improductivo. “Sus ideas prácticas de desarrollo económico son aplicables a todo el mundo subdesarrollado. Se adelantó años a la idea del Banco Grameen, en Bangladesh”, afirma.
Si la vida privada de Zaid es prácticamente desconocida por una convicción que celosamente guarda, sus libros son fundamentales para México e Hispanoamérica. Varias de sus obras se han traducido al italiano, inglés, francés, esloveno, portugués, alemán, neerlandés, serbio y estonio, entre ellos sus libros El secreto de la fama, Los demasiados libros y El progreso improductivo.
Obra luminosa. Armando González Torres afirma que Zaid es muchos. “Es un escritor multifacético en el que uno puede encontrar varios escritores, todos ellos reveladores, entrañables. Por ejemplo, es un poeta de una obra parca, luminosa, de una obra que comenzó con un homenaje al siglo de oro y que se ha ido depurando cada vez más, incluso en sus magnitudes y sus dimensiones, haciéndose más sencilla, más prístina, más luminosa”.
El autor del ensayo Instantáneas para un perfil de Gabriel Zaid, con el que ganó el Premio Bellas Artes de Ensayo Literario Malcolm Lowry, dice que si por un lado Zaid es este gran poeta que tiene algunas de las mejores piezas de la lengua española contemporánea, por otro lado ha sido también esta suerte de sociólogo y lector de la literatura.
“Lo mismo se asoma al milagro de la creación poética, que hace una sociología muy irónica de los usos y costumbres de la literatura mexicana, muy crítica de todos los lugares comunes, de todas las muletillas que utiliza la crítica, por ejemplo; y al mismo tiempo es uno de los grandes estudiosos del canon mexicano, particularmente de una tradición que por el jacobinismo intelectual ha sido frecuentemente ignorada y que es la poesía católica” destaca al hablar del libro de Zaid Tres poetas católicos.
Otro de los jóvenes ensayistas y estudiosos que han trabajado la obra de Gabriel Zaid es Humberto Beck. El historiador, ensayista, editor e investigador postdoctoral del Kilachand Honors College de la Universidad de Boston, asegura que Zaid representa el eslabón más actual de una de las más brillantes tradiciones literarias e intelectuales de México.
“Es uno de los últimos eslabones de una tradición poética muy importante que se puede trazar de Octavio Paz y también desde Los Contemporáneos, a los poetas modernistas, que es como esta renovación del lenguaje poético a partir de una cierta sensibilidad específicamente mexicana y latinoamericana; también creo que Zaid es uno de los últimos eslabones, de los más recientes eslabones, porque a pesar de que cumple 85 años sigue siendo un contemporáneo porque sigue produciendo, escribiendo”, señala Humberto Beck.
El autor de Gabriel Zaid: lectura y conversación indica que en la cultura contemporánea en español, sobre todo en México, Zaid da una gran lección de estilo. “En sus textos hay un rango bastante amplio de sus tonos y registros del estilo literario. Tiene desde un estilo periodístico bastante conciso para ciertos textos, como una prosa mucho más densa en ideas, pero que no deja de ser clara y con ciertas resonancias filosóficas”.
Zaid, quien fue miembro del Consejo de la revista Vuelta entre 1976 y 1992, e integrante de la Academia Mexicana de la Lengua (1986-2002), es admirado por muchos autores.
Guillermo Sheridan señala a propósito de su cumpleaños: “No voy a elogiarlo. Podría ofender su estricta discreción, traicionar su crítica de la celebridad, los truculentos mecanismos de la cultura del elogio y su consecuencia: la perra fama… Una perra que, en su caso, no ladra ni a la inversa: su fama, que viene de carecer de ella, lo ha llenado de lectores en todo el mundo”.
Y es que el interés de Zaid es que lo reconozcan por su obra, libros y colaboraciones periodísticas en revistas literarias, y por la infinidad de poemas que ha escrito, muchos de los cuales han sido antologados en un centenar de libros, incluso algunos han sido musicalizados por Fabio Morábito, Braulio Hornedo, Tage Nielsen, Carmen Leñero, Leticia Servín y Jeff M. Brown.
Entre amigos. Resquicios de su vida privada se abren a través de sus amigos. La fotógrafa Paulina Lavista, que fue esposa de Salvador Elizondo, otro gran amigo de Zaid, dice que no recuerda exactamente cuándo conoció personalmente al escritor.
“Salvador me había hablado de él como poeta, con admiración, y en sus recuerdos de juventud me contaba que lo había conocido en Roma, cuando Elizondo era aspirante a pintor y se había ido a vivir a Italia para aprender y experimentar”. Salvador rentaba una suerte de atelier en Via del Babuino y alguien le pidió hospedaje para un amigo. Este amigo de su amigo resultó ser Gabriel Zaid.
“Me contaba (Salvador): ‘Hacia 1954 vivía yo en Roma. Había dejado la llave con la portera para que entrara el amigo de mi amigo. Cuando llegué a mi estudio me encontré con un joven vestido de explorador, con sombrero estilo sarakof, sleeping bag, botas y todo el equipo profesional de un genuino explorer. Le di hospedaje por una o dos noches y curiosamente él durmió en su sleeping bag. Era Gabriel Zaid, quién me pareció un tipo muy interesante”, cuenta Paulina Lavista.
Dice que hacia 1975, un tiempo después de su regresó a México, Octavio Paz convocó a jóvenes y no tan jóvenes, a escritores y pensadores para fundar el Consejo de Redacción de la naciente revista Plural. Elizondo y Zaid formaron parte de este Consejo. Se reencontraron y empezaron a verse con frecuencia. “Más adelante se casó Gabriel con nuestra querida amiga, la pintora Basia Batorska y nuestra amistad con ellos creció”.
De ahí en adelante, cuenta Lavista, Gabriel siempre les mandaba (y aún ahora a ella) sus libros. “Para mí Gabriel es un gran conversador, muy inteligente y afable, un crítico agudo con gran sentido del humor, y aunque lo veo poco, cuando hablamos por teléfono la paso muy bien. Me congratulo de ser su amiga. Es también Gabriel un hombre muy generoso, como me demostró cuando en mi faceta de videobiógrafa le pedí un texto (Gabriel no da entrevistas a nadie ni se deja fotografiar, so pena de demandar al fotógrafo que tenga la osadía de publicar su imagen) sobre José Luis Martínez para un programa que realizaba sobre el historiador, y muy cumplidamente él escribió una magnífica cuartilla que leyó el escritor Javier Aranda”.
Mañana, Gabriel Zaid, el poeta, ensayista y pensador cumple 85 años, y lo hace consolidado como un gran escritor, asegura Humberto Beck: “Aunque un núcleo de su obra está escrito en el último cuarto del siglo XX y está marcado por esas intuiciones, sus conclusiones siguen siendo relevantes para el presente”.
González Torres concluye: “Gabriel Zaid ha sido extraordinariamente sagaz para indagar en el papel de los intelectuales en la vida moderna y de todas las mitologías que se tejen alrededor del intelectual”.