La fatalidad y el infortunio marcaron la vida de Moctezuma y Atahualpa, los últimos gobernantes de los dos más grandes imperios prehispánicos conquistados por la Corona Española: el imperio Mexica o de la Triple Alianza, conformado por los pueblos de Tenochtitlan, Tacuba y Texcoco; y el imperio Inca o Tawantinsuyu, que abarcaba lo que hoy es Perú, Ecuador, Bolivia, y regiones de Chile, Argentina y Colombia. Dos gobernantes que fueron hechos prisioneros y muertos a mano de los conquistadores españoles y cuya vida, obra y muerte es revisada por dos de los más importantes historiadores e intelectuales de México y Perú: Eduardo Matos Moctezuma y Luis Millones Santa Gadea, en el libro Moctezuma y Atahualpa: vida, pasión y muerte de dos gobernantes, que publica Tusquets Editores México.
Otro punto común entre los dos personajes míticos es que atestiguaron la materialización de los funestos augurios del fin de dos grandes civilizaciones ocurrida en el siglo XVI, presenciaron la caída de sus pueblos, uno en manos de Hernán Cortés y, el otro, por Francisco Pizarro, y atestiguaron el establecimiento de un nuevo orden que emergió sobre las ruinas de sus imperios.
“Dos gobernantes que tuvieron la oportunidad de presenciar la desgracia de sus pueblos”, asegura Luis Millones, el historiador, antropólogo y catedrático universitario. Dos gobernantes que han llegado al siglo XXI compartiendo otro paralelismo: “Atahualpa no es un héroe nacional, aunque sí una figura fundamental” y “Moctezuma es un tlatoani al que la historia le ha cerrado las puertas”, afirma Matos Moctezuma, el arqueólogo mexicano que es Premio Princesa de Asturias.
Lee también Descubren relieve de origen mexica en la calle de Madero
En el libro, que es una de las pocas obras de historia comparada que pone frente a frente a dos gobernantes y a sus imperios, Matos Moctezuma dice que actualmente en México, Moctezuma no es motivo de alabanzas ni se le recuerda en ceremonias laudatorias, más bien se le tilda de haber sido un hombre débil ante los conquistadores, sin embargo, afirma, no fue así, trató de alejar a los extranjeros, pero no lo consiguió. Fue hecho prisionero y murió en manos de sus enemigos.
“Moctezuma en realidad no fue un cobarde, como algunos consideran, fue un hombre que en su momento usó dos estrategias en contra de los españoles, ninguna le resultó, pero intentó hacerlo. Cuando sabe que ya están en la costa de Veracruz envía obsequios, regalos a Cortés, pero siempre eran en el sentido de ‘aquí está todo esto, pero retírate’. Cuando ve que esto no funciona y van avanzando y ya van a entrar al Valle de México, entonces cambia su táctica y trata de utilizar la táctica militar, pone escuadrones para que ataquen a los españoles, tampoco resulta y los españoles llegan finalmente a Tenochtitlan en donde los dos, Moctezuma y Cortés, se van a ver por primera vez cuando Moctezuma lo recibe y lo instala en el palacio que había sido de su padre, de Moctezuma Axayácatl”, afirma Matos Moctezuma, quien reconoce que la historia ha sido injusta con el tlatoani mexica, “a Moctezuma, salvo creo que hay una cerveza que lleva su nombre, no se le ha reivindicado y en realidad tuvo una importancia muy grande, inclusive al momento de la Conquista”.
Matos Moctezuma reconoce que no se ha reivindicado la figura de Moctezuma y quien prevalece, desde el siglo XIX, como el tlatoani que enfrentó a los españoles, es Cuauhtémoc, quien hasta el momento de la Independencia de México de la Corona Española no había sido muy reconocido. “Se le nombra Tlatoani en momentos muy aciagos, en plena guerras, acababa de morir Cuitlahuac por viruelas, que había sido nombrado en lugar de Moctezuma, este joven asume el mando y su actitud va a ser muy valiente en defensa de su ciudad, vemos que Cortés lo convoca a que se reúnan para hacer las paces, y Cuauhtémoc no cede nunca, hasta que es hecho prisionero aquel 13 de agosto de 1521. Como figura histórica va a surgir en el siglo XIX a raíz de la Independencia de México”, asegura Matos Moctezuma, quien agrega que antes, hasta el siglo XVIII Moctezuma tenía una gran fuerza, se hicieron varias óperas que llevan el nombre de Moctezuma y en las cuales no aparece Cuauhtémoc para nada. Y luego a él se le hicieron estatuas.
Lee también La fruta inca que repara tus células y previene enfermedades
Varios paralelismos existen entre los estadistas. Dice Luis Millones que ambos sufrieron la prisión y luego la muerte, sin embargo la situación de Atahualpa fue más complicada, “Atahualpa no tuvo tiempo; mientras hay un largo proceso de convivencia entre la llegada de los españoles y la muerte de Moctezuma, Atahualpa no dura nada, realmente ni siquiera llega a coronarse emperador en el Cuzco, es un candidato a ser el emperador inca, pero va regresando desde Quito y en el camino a Cuzco, a donde era su aspiración llegar, se tropieza en Cajamarca con Pizarro y cae. Las distancias militares entre el estado español y los imperios americanos es enorme, ellos traían armas de fuego, caballos, perros entrenados, eso no está ni en el sueño de Atahualpa ni de Moctezuma”.
Los personajes del libro son protagonistas del pasado fundacional de dos pueblos prehispánicos que hoy tienen sus propias luchas.
Millones asegura: “La gran pregunta que tenemos que hacernos Perú y México es comparar esos años que siguieron a la Conquista, el terrible espantoso siglo XVI del Perú comparado con el caso mexicano, veremos que la construcción de la nacionalidad se apoya en dos procesos muy diferentes. Las etapas de la Conquista son totalmente diferentes a pesar de haber empezado de la misma manera, pero el siglo XVI es terrible para el Perú”, señala y reconoce que la relación de la sociedad peruana con esta parte de su pasado aún no se reivindica.
Lee también "Tzitzimime y Macuilli Tonalli", un monólogo sobre la cosmogonía mexica en el Museo Mural Diego Rivera
“El trabajo de la historia del Perú se está haciendo, si comparamos entre la bibliografía y la organización de la recuperación del pasado, Perú está todavía en una situación de obtener la documentación histórica, arqueológica, etnológica bastante débil todavía, el trabajo por hacer es largo, largo, largo; el apoyo que tiene México al desarrollo cultural, comparativamente, nos abruma. Yo le debo mucho a Japón, que financió durante 30 años mis investigaciones, y a México por el apoyo tremendo, sus intelectuales como López Austin, Eduardo Matos, entre otros más, han sido siempre gentiles en apoyar este afán comparativo que nos beneficia notablemente”, dice Millones.
Esa actualidad le interesa mucho a Matos Moctezuma y cuestiona las tergiversaciones de la historia. “Sabemos que nuestra historia está llena, algunas partes, con aspectos que no corresponden a la realidad, como el de que Cortés quemó las naves, pero no las quemó nunca y aún así se sigue repitiendo. Que la Malinche y los tlaxcaltecas fueron traidores. No lo fueron, la Malinche era de un pueblo cercano a Veracruz, entonces ella no está actuando de forma traidora, pero ya se le catálogo así. Igual que los tlaxcaltecas, ellos estaban agobiados totalmente por los mexicas, y rodeados por el imperio de las Triple Alianza, ellos también están defendiendo y se unen a Cortés y esa unión es definitiva”.
Lee también La majestuosidad de las ofrendas mexicas, a la conquista de París
Pero aún más, cuestiona el uso político del pasado, como ensalzar a ciertos personajes y pasar de la Noche Triste a noche victoriosa o querer modificar la fundación de Tenochtitlan. “Estos cambios no tienen caso. La llamada noche triste es un evento en el cual las tropas mexicas al mando de Cuitláhuac van a obtener un triunfo muy sonado, fuerte, sobre las fuerzas españolas y los indígenas que acompañaban a Cortés, quien prácticamente pierde toda su retaguardia en la calzada de Tacuba, donde son descubiertos y asediados aquella noche que iban escapando. Entonces es una es noche triste para los españoles, pero además mueren muchísimos indígenas”.
Asegura que sin duda hay siempre divergencias en varias crónicas en todo, incluida la fecha de la fundación de Tenochtitlan, “alguna dice que es 1324, la mayoría dice que 1325, incluso poco después; pero la que sí no aparece en ninguna crónica es la de 1321, que hace tres años se quiso implantar cuando dijeron que eran los 700 años de la fundación de Tenochtitlan con fines políticos y obviamente eso era una manipulación de la historia”, concluye Matos Moctezuma.