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(1981), fotoperiodista y fotógrafa documentalista iraní, se encuentra debajo del foco del escrutinio público, luego de publicar la historia de una adolescente, víctima de violación , en donde su identidad es totalmente identificable. Los juicios en torno a esta decisión son polarizados; activistas definen su trabajo como una práctica poco ética, pero la fotógrafa sostiene que se trata de visibilizar las denuncias y, al exceptuar estos casos, las historias de abuso quedan en el olvido.
En marzo de 2021, la fotógrafa de 41 años viajó a Ituri, una de las provincias de la República Democrática del Congo, más afectadas por la guerra. Durante su estadía, de cuatro semanas, Tavakolian, considerada una de las fotógrafas de conflictos más importantes, documentó la historia de varias jóvenes, menores de edad, sobrevivientes de violación. Una de los testimonios pertenecía a una adolescente de 16 años, originaria de la aldea Drodro.
Tiempo después, el 25 de agosto del año pasado, la agencia internacional Magnum Photos publicó la serie de Tavakolian (“Ituri, a glimmer through the crack”), que relataba la historia de un grupo de mujeres africanas víctimas de violación. El proyecto incluida múltiples fotografías en las que las personas que habían compartido su experiencia podían ser distinguidas, pero, en ese momento, su trabajo no causó ningún revuelo.
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“Hace dos meses, mientras iba a buscar agua junto con otras cinco mujeres, [la niña] se retrasó porque caminaba lentamente con los pesados cántaros. Fue entonces cuando tres hombres armados la agarraron [y la violaron]”, relata Tavakolian en un texto que acompaña a las fotografías.
No fue sino hasta que Médicos Sin Fronteras (MSF), una organización humanitaria internacional, compartió el trabajo de la fotógrafa, en su página web, en abril del 2022, junto con un artículo elaborado en colaboración de la autora de la obra. Fue a partir de ahí, que activistas en todo el mundo dieron con el proyecto de Tavakolian, problematizando la publicación de fotografías de las víctimas de violencia sexual.
Activistas en contra
En una entrevista para “The Art Newspaper”, el fotógrafo, activista y excolaborador de MSF, Jason Tanner, expresó que “estas imágenes existirán, a perpetuidad, en la web, identificándolos como niñas sobrevivientes de violación. ¿Cómo una niña de Ituri entiende eso completamente? ¿No cree MSF que se pueden contar estas historias sin recurrir a imágenes de niñas sobrevivientes de violación, totalmente identificables?”
Si bien, en principio, MSF defendió la publicación y los motivos de la fotógrafa iraní, el pasado 13 de mayo eliminó cinco de las fotografías que formaban parte de la serie, argumentando que la protección era un aspecto fundamental para la organización, por lo que evaluarían las pautas audiovisuales del centro, para evitar una implementación poco adecuada en un futuro.
Tavakolian, defensora de su propio trabajo
Tras la decisión de MSF, de borrar algunas fotografías de la serie, Tavakolian dijo sentirse decepcionada, pues argumenta que conoció esta historia gracias a que la joven víctima fue quien acudió a ella. La adolescente viajó desde Drodro para tener un encuentro con la fotógrafa: “Ella quería hablar y contar su historia. Estaba decidida a hacerlo”, contó a “The Art Newspaper”.
Tavakolian argumentó que, antes de llevar a cabo la sesión fotográfica, hubo una asesoría médica y psicológica que determinaron la posibilidad de realizar la investigación. Además, recordó que ella, junto con un colaborador de MSF, explicó a la joven que probablemente su historia sería contada, hecho con el que estuvo de acuerdo.
“Ella no tiene padres y está cuidando a sus hermanos [...] Para mí, ella no es la típica joven de 16 años que vive la vida de una niña en un mundo de comodidad. No, ella vive en el este del Congo, en un área donde la violación es un instrumento de guerra”, contextualizó.
“Para mí, esto se trata más de empatía. ¿Debería decirle que caminara de regreso a casa sin haber contado su historia porque no tenía padres que le dieran su consentimiento? No. A mi juicio, ella era poderosa y fuerte y quería hablar y contar su historia”, prosiguió.
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Fue así que la fotógrafa consideró la reacción de activistas como preocupaciones con “doble criterio”, motivadas por una perspectiva occidentalizada, pues han indicado que reconocer su identidad en las fotografías podría dar lugar a un estado de mayor vulnerabilidad e inseguridad para la joven, pero para Tavakolian pensar de esa forma es contradictorio, ya que gran parte de la violencia y pobreza tienen raíces profundas en el colonialismo occidental.
¿Por qué los activistas no escriben contra las injusticias reales de la desigualdad que están en el centro de todo esto? En cambio, eligen hacer campaña para eliminar a la niña, para silenciarla a ella y las experiencias que quería que se contaran”, reflexionó.
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melc