Del 28 al 30 de septiembre, los principales ministros de Cultura del mundo se darán cita en el Auditorio Nacional, el Museo Nacional de Antropología y el Complejo Cultural Los Pinos para participar en el encuentro Mondiacult, realizado por la Secretaría de Cultura y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

La exministra de Cultura de Francia y actual directora de la UNESCO, Audrey Azoulay, habla en entrevista sobre la devolución del patrimonio, la creación de un museo virtual, la equidad de género y los retos de América Latina, entre otros temas.

¿Cómo van a conciliar las opiniones de las distintas regiones del mundo? Un ejemplo burdo: no se puede responder a un mismo problema en Medio Oriente, por ejemplo, que en Sudamérica.

Esta diversidad es precisamente la fuerza de la UNESCO. Nos permite construir una visión común sobre temas que nos afectan a todos, pero en diferentes situaciones. Nuestra Organización, que cuenta con 75 años de experiencia, sabe liderar y animar este diálogo con todos los Estados para obtener decisiones conjuntas muy importantes en el marco de su mandato para la educación, las ciencias, la cultura y la información. Estoy seguro de que lo lograremos durante MONDIACULT 2022, y agradezco a las autoridades mexicanas que están organizando este evento con la UNESCO, en particular a la Secretaría de Cultura Alejandra Frausto.

¿Qué cuentas pendientes tuvo el primer Mondicult?

Mondiacult 1982 llevó una definición mundial ambiciosa de las políticas culturales. No sólo para las artes y las letras, sino para los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano y los sistemas de valores. El patrimonio no se define sólo como material (los monumentos, las piedras), es también tradición y conocimiento, constituyendo para cada pueblo un vehículo esencial para manifestar su presencia en el mundo. Se animó a los países a desarrollar políticas culturales en esta dirección. Esta dinámica colectiva fue creciendo hasta la adopción de dos nuevas Convenciones de la UNESCO que han marcado las políticas culturales: una sobre la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial en 2003, y otra sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales en 2005.

¿Qué resultados espera de esta nueva conferencia?

Para preparar Mondiacult 2022, realizamos consultas en todo el mundo, con gobiernos, sociedad civil y miembros de las redes de la UNESCO. Durante casi un año hubo intensas negociaciones multilaterales. Veo cuatro grandes avances que deberían reflejarse en la Declaración final. Primero, la afirmación oficial de la cultura como un “bien público mundial”, apostando por incluirla en los próximos objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, como fue el caso de la educación en 2015. Segundo, la definición de un corpus global de derechos culturales. La Declaración también debería promover una regulación sustancial de las plataformas digitales para promover los derechos de los artistas y la diversidad cultural.

¿La Declaración marcará las directrices sobre la devolución del patrimonio?

Es el cuarto gran avance: vamos a fortalecer la lucha contra el tráfico ilícito de obras de arte. La Declaración debe iniciar el fortalecimiento del código ético de los marchantes de arte y dar un paso decisivo a favor de "certificados de origen" que requiere demostrar que un objeto fue obtenido legalmente. En esta misma dinámica, voy a anunciar un nuevo y ambicioso proyecto entre la UNESCO e Interpol: vamos a crear, para 2025, un museo virtual de bienes culturales robados. Será una herramienta educativa y pedagógica, para que los ciudadanos puedan conocer la historia de estas obras, y una herramienta de investigación. Además, la UNESCO llama a fortalecer el diálogo internacional abierto e inclusivo para el retorno y la restitución de los bienes culturales a los países de origen.

La restitución voluntaria a Guatemala de una estela maya saqueada hace décadas, con el auspicio de la UNESCO, es un ejemplo reciente de los resultados tangibles de nuestro compromiso. Pienso también en la gran conferencia que organicé sobre este tema al inicio de mi mandato, en 2018, que ayudó a cambiar mentalidades, no sólo dentro de las instituciones sino en la opinión pública. Una nueva ética se forma en el mundo, gracias a los esfuerzos en educación, comunicación y ciencias.

¿Cómo se adaptarán las políticas culturales a los cambios que trajo la pandemia?

La crisis ha afectado a todo el sector cultural y creativo, y las fragilidades estructurales que amenazaban al sector anteriormente se han visto amplificadas. Más del 89% de los países se vieron obligados a cerrar sus sitios del Patrimonio Mundial y la asistencia a los museos disminuyeron hasta un 70%. Sin embargo, la cultura es particularmente importante para la resiliencia de las poblaciones y el crecimiento económico. Por eso hemos actuado para que la cultura esté en el centro de los planes de recuperación de los Estados. Para apoyar esta centralidad, la UNESCO presenta en Mondiacult 22 indicadores que miden y destacan la contribución de la cultura en todos los aspectos de nuestra vida: protección del medio ambiente, educación, igualdad de género y economía.

¿Qué opina de las políticas de asistencialismo cultural en América Latina? ¿Qué beneficios tienen?

América Latina es una región en la que la cultura se despliega tanto a través de su patrimonio construido como de sus múltiples expresiones vivas forjadas a lo largo de los siglos. Se ha alimentado por las culturas indígenas tradicionales que atraviesan generaciones, y por su mezcla con otras influencias. El Museo de Antropología de la Ciudad de México, que considero uno de los mejores museos del mundo y donde nos reuniremos el miércoles por la tarde, es un buen testimonio de ello. A lo largo de los años, los países de la región han realizado esfuerzos muy positivos para apoyar y promover esta cultura. Con el apoyo de la UNESCO, se han puesto en marcha políticas culturales, centrándose en particular en el fortalecimiento de los marcos institucionales, políticos y jurídicos relacionados con la cultura. Sectores como el audiovisual, la edición, la artesanía, la música, la gastronomía o los museos apuestan cada vez más por el aprendizaje, la capacitación y la inclusión.

¿Cuál es el reto de América Latina y el Caribe?

La consulta regional preparatoria de Mondiacult confirmó los avances de las políticas culturales, pero también varios retos y expectativas.

Nos seguimos enfrentando a un desafío común en lo que respecta a la protección de los autores y artistas. Varios países carecen de una legislación que garantice su condición jurídica, así como de su protección social. La UNESCO aporta asistencia para mejorar este proceso. Los marcos de propiedad intelectual, para compensar a los autores, luchar contra el uso indebido y la apropiación del patrimonio cultural, así como frenar el tráfico de bienes culturales, fueron también identificados como una preocupación prioritaria. Los Estados miembros expresaron su compromiso de garantizar un acceso equitativo a la cultura para todos, promover la diversidad cultural y lingüística en línea y fuera de línea, y dirigirse a los jóvenes y los pueblos indígenas

¿De qué sirven los encuentros en países con pocos recursos para Cultura?

Por eso son importantes los organismos internacionales como la UNESCO: promueven el diálogo y la solidaridad entre todos los Estados, y establecen programas de ayuda.

Alrededor de la mesa de la UNESCO, cada Estado está en pie de igualdad, tiene un voto durante las deliberaciones y puede hacer que su voz se escuche tanto como la de otros Estados. La UNESCO es también un poderoso vehículo para desarrollar las capacidades de los países que lo necesitan: nuestros expertos están a su disposición, ponemos en común nuestros recursos, brindamos muchas recomendaciones técnicas y legales, también organizamos importantes programas de formación.

Durante la pandemia de coronavirus vimos la utilidad de este multilateralismo: la UNESCO lanzó el movimiento ResiliArt, plataforma pionera de intercambio abierto dedicada a la cultura. Los gestores de espacios culturales y los artistas pudieron compartir sus problemas y sus soluciones, lanzaron acciones en conjunto en línea: esto aceleró la resiliencia. Pero es fundamental convencer a los Estados para que se comprometan, incluso financieramente.

¿Qué opina del énfasis que se le da a la revaloración de las lenguas y los pueblos originarios? ¿Cree que este uso se ha desvirtuado?

Las lenguas indígenas son esenciales para salvaguardar la diversidad cultural. Permiten la transmisión de conocimientos de generación en generación, a través de prácticas y tradiciones orales, como la poesía, las canciones, los cuentos, las representaciones... La UNESCO presta especial atención a esta cuestión en su trabajo, ya sea a través de su Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial o de su plan de acción para el Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas 2022-2032. También estamos llevando a cabo proyectos para integrar las lenguas y los conocimientos indígenas en los programas escolares. Como demuestran las numerosas experiencias en América Latina y el Caribe, la adopción de políticas de educación bilingüe multicultural contribuye a mitigar la pérdida de cohesión social y la alienación de los jóvenes indígenas, a la vez que supone un medio eficaz para reforzar la sostenibilidad y la transmisión del patrimonio vivo de los pueblos indígenas. Además, en el gran desafío de la lucha contra el cambio climático, los conocimientos indígenas son fundamentales: los promovemos en un programa científico específico de la UNESCO.

¿Qué balance haría usted de la perspectiva de género en las políticas culturales?

Las mujeres representan casi la mitad de las personas que trabajan en el sector cultural y del espectáculo. Es un número relativamente mayor que otros sectores económicos.

Pero las desigualdades de género siguen impregnando todos los ámbitos de la cultura. Notamos un acceso limitado de las mujeres a los puestos de toma de decisiones, una segregación entre determinadas actividades, un reparto desigual del trabajo no remunerado. En algunos casos, las desigualdades de género también impiden el acceso de las mujeres a la cultura. Hemos observado avances en la igualdad de género en las leyes y políticas culturales, no obstante, las medidas tienden a centrarse en estrategias de “recuento”, cuotas o promoción de la participación de las mujeres en la vida cultural. Necesitamos también medidas estructurales que garanticen los derechos sociales y económicos de todas y todos.

¿Cuáles son los siguientes retos que se enfrentarán en perspectiva de género?

La cultura tiene una capacidad excepcional para inculcar cambios profundos en la sociedad. Puede ayudar a lograr la igualdad de género y construir sociedades más sostenibles e inclusivas. Los sitios del Patrimonio Mundial y los museos, así como las industrias culturales y creativas, son espacios clave para dar visibilidad al papel de las mujeres en la historia y hoy, y así fomentar cambios en las percepciones de género. Por ello, la UNESCO está trabajando para integrar mejor la perspectiva de género en las candidaturas a la Lista Indicativa del Patrimonio Mundial, en los planes de gestión y los modelos de interpretación de los sitios, en la transmisión del patrimonio inmaterial y en la programación de museos y galerías.

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