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Hoy se reunirán representantes de los cerca de 100 trabajadores de la Fonoteca Nacional contratados por Capítulo 3000, con autoridades culturales para hablar sobre el presupuesto, recontratación y futuro laboral. ¿Les recortarán el salario?, ¿ofrecerán contratos reducidos?, ¿cuántos quedarán fuera de la institución en nombre de la austeridad?, ¿es verdad que consiguieron una ampliación presupuestal de 2 millones? En medio de la incertidumbre sobre el destino de la institución, otras voces se unen a la preocupación por la crisis de la Fonoteca. El fin de semana Discos Corasón publicó en Facebook su rechazo al recorte presupuestal y recordó que donó varias maletas llenas de cintas de carrete abierto, con grabaciones únicas que hicieron con Beno Lieberman y Enrique Ramírez de Arellano entre 1971 y 1985, de la cultura musical del son mexicano. “¿Qué hago ahora con lo demás de mi colección, que incluye 30 años de grabaciones de Discos Corasón y que había imaginado dejar en manos de la Fonoteca?”, se lee en la publicación. Ya los herederos de Eduardo Mata y de María Teresa Rodríguez habían manifestado esta misma inquietud. Veremos qué ocurre.
Pedro Salmerón compara su caso con el de López-Gatell
Nadie se acordaba de la “renuncia, no renuncia, despido, no despido” de Pedro Salmerón a la dirección del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM). Pero él sí. Y lo sacó a cuento en su cuenta de Twitter, en medio de la polémica de las “vacaciones no vacaciones” del doctor Hugo López-Gatell. El historiador escribió: “Solo diré (y no daré respuestas en este hilo) que si Gatell tuviera un jefe inmediato superior como la que yo tuve, ya habría cedido y entregado su cabeza. Es cuanto”. Alguien le contestó que no debió renunciar, así que don Pedro se sintió obligado a responder: “No renuncié”. ¿De qué habla don Pedro? Viajemos a septiembre de 2019, cuando publicó en Facebook que “un comando de valientes jóvenes de la Liga Comunista 23 de Septiembre” asesinó a Eugenio Garza Sada en 1973. Se armó un zafarrancho en el que se metieron hasta Fox y Calderón, y condenaron los comentarios del historiador. El entonces funcionario se aventó un texto de cuatro páginas para dar respuesta al relajo y en sus redes escribió que ponía su cargo al Presidente y presentaba su renuncia “formal”. Acto seguido, su jefa, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, anunció a un nuevo director. Pero Salmerón salió a decir que nomás había puesto su cargo en la mesa de AMLO, que sí decía “renuncia formal”, pero no era renuncia, aunque parecía renuncia, pero no era renuncia. Entonces la Secretaría de Cultura explicó que lo que verdaderamente pasó fue que, en medio del escándalo, ella mantuvo comunicación con las Secretarías de Gobernación y de Economía, y otros miembros del gabinete para evaluar la situación y llamaron a Salmerón para buscar “una salida conjunta”, pero él no se presentó, es más, casi que lo estaban esperando cuando el historiador hizo pública su renuncia no renuncia, así que se la tomaron por buena y tan tan. Regresemos a 2021. Entonces, en versión de don Pedro, ¿López-Gatell hubiera hecho como que sí renunciaba, pero nomás la ponía en la mesa para que el Presidente no se la aceptara, pero antes de que eso pasara su jefe inmediato, el secretario de Salud, lo hubiera traicionado y hubiera anunciado a su sucesor y hecho efectiva la renuncia no renuncia? Interesante, muy interesante...