Con cinco puestas en escena y cuatro lecturas dramatizadas en el que participan Mireille Franco, Ingrid Cebada, Valeria Loera, Juan Cabello, Cynthia Fernández, Aldo Martínez, Jimena Hinojosa, Ingrid Bravo, José Emilio Hernández, Juan Carlos Franco y Fernanda Bada, (FLM) realizarán un festival de dramaturgia joven del 12 de octubre al 12 de diciembre.

“En su mayoría, participan exbecarios y en general son mujeres. Hay muchas más voces de dramaturgas que de dramaturgos. Esto no se buscó, sino que, en los últimos años, ha sido la realidad de la producción escénica en la propia Fundación”, explica David Olguín, tutor de dramaturgia de la FLM e integrante del Consejo Artístico de El Milagro, sobre el encuentro de las dos instituciones con vocación independiente.

“Se trata de abrir una ventana a los jóvenes que ya tienen, en algunos casos, un trabajo constante en la escena mexicana. Aunque en otros, la mayoría, diría que no han tenido esta ventana en cuanto a producción”, continúa y enfatiza que cada vez es más visible que los jóvenes dramaturgos llegan a manos de compañías y foros de primer nivel, como es el caso de la exbecaria, Valeria Loera, quien ganó  el Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo 2020 con su obra “¡Violencia!”, pieza que “ha circulado bastante y está teniendo repercusión en el montaje de la Compañía Nacional de Teatro (CNT)” y que en su próxima reposición tendrá a Daniel Giménez Cacho, que hará un reemplazo como miembro de la CNT.

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“Desde mi punto de vista, eso habla de algo importante: la revaloración y la fuerza de la nueva escritura escénica mexicana”, afirma sin dejar de lado un aspecto fundamental: el hecho que no hay una tarea sistemática por parte del Estado respecto al peso que debe tener el apoyo a la dramaturgia.

“Incluso una coordinación como la de Literatura lo hace en función de sus narradores, sus poetas y sus ensayista, de manera que este esfuerzo viene a visibilizar una parte de la producción asociada a la FLM, así como los magníficos textos y autores dramáticos que no tienen el vínculo con palabra inacabada que se redondee y se completa en escena”.

Es importante señalar que son varios los exbecarios que han ganado el premio Mancebo y que esto, dice Olguín, más allá de ser una muestra del trabajo de la Fundación habla, en realidad, del oficio de los propios dramaturgos y dramaturgas, y del peso de su investigación y escritura.

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“Los más jóvenes son los que necesitan el impulso” y un ejemplo de esto es la apuesta que se hace por exbecarios egresados de la generación más reciente, como Jimena Hinojosa, cuya pieza “Lo que cabe en una fosa vacía” recibió una mención en el último premio Mancebo.

El dramaturgo recuerda a escritores como Richard Viqueira y Hugo Alfredo Hinojosa, con una presencia significativa en el teatro nacional y que han trabajado por abrirse camino: “Esto es algo que se debería trabajar de forma consistente. En las compañías del primer mundo hay todo un teatro estable destinado a la escritura dramática, por no hablar de los alemanes que son una aplanadora en la importación de textos dramáticos”. Algo que contrasta con una condición que no es ningún secreto: que el dramaturgo mexicano está, en general, en una situación de precariedad. Ante escenarios así, a la manera de respuesta, surge el festival de dramaturgia joven de la FLM y El Milagro.

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