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Guanajuato.- Y entonces empezó a bailar, frenética, agitaba su melena, alzaba las manos y movía y la cadera en un péndulo interminable; su danza era casi como un rito a la música de la banda Mokoomba , originaria de Victoria Falls, Zimbabwe . Los ritmos africanos atravesaron los oídos de aquella mujer que saltó de su asiento para entregarse al gozo, a la fiesta del espíritu.
Los integrantes del conjunto, provenientes de distintos grupos étnicos ‒luvale, nyanja y tonga‒ ubicados entre Zimbabwe y Zambia, ofrecieron la noche de este viernes un concierto en la Alhóndiga de Granaditas , en el marco de la 46 edición del Festival Internacional Cervantino.
Mathias Muzaza, vocalista; Ndaba Coster Moyo, batería y coros; Trustworth Samende, guitarra principal y coros; Donald Moyo, teclados y coros; Miti Mugande, percusión y coros, y Abundance Mutori, bajo y coros, son músicos que levantan los ánimos más decaídos porque la esencia de su rumba africana se mezcla con el ska, la salsa.
No sólo esa mujer con sus más de medio siglo de vida se entregó a la energía de esta banda africana, también lo fue haciendo poco a poco el público variopinto que no pudo resistirse a los solos de guitarra, al sístole y diástole de las percusiones, y sobre todo, a la oscura voz del vocalista.
Foto: Alejandra Leyva/ EL UNIVERSAL
La música de Mokoomba comenzó a alcanzar reconocimiento internacional desde 2009 cuando colocó en el mercado su primer álbum Kweseka-Drifting Ahead, producido por el DJ holandés Gregor Salto, como parte de la campaña contra la pobreza de Stand UP financiado por Africa Unsigned. El disco consigue un éxito local titulado Messemesse y lo lleva a su primera gira por Europa. Casi 10 años despúes la banda continúa presentándose en muchos países, tan sólo este año su gira ha abarcado Estados Unidos y México, y Europa.
Además, no todo es energía, ni fiesta, también habla acerca de referentes importantes de su país. Por ejemplo, uno de los temas, titulado Njawane, aconseja a los cazadores jóvenes cómo comportarse cuando son amenazados por un león; Kumukanda está dedicado a los muchachos de las tribus luvale, chokwe, luchazi y mbunda, quienes deben calificar como hombres, y Mabemba se refiere a los valores de la población.
El vocalista canta en un lenguaje que nos es desconocido, pero lo que proyecta no pasa por el análisis , todo es ritmo y energía que producen un movimiento involuntario de hombros y caderas, que provoca una súbita dosis de felicidad.
akc