Hizo falta un eclipse para darle la razón a Einstein. Su teoría de la relatividad logró confirmarse justamente tras un evento de este tipo durante el siglo XX. El científico estaba obsesionado con el estudio de la luz, su velocidad y su impacto en los objetos. El doctor Alejandro Farah, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM, señala al respecto que “la teoría de la relatividad dice que el camino que sigue la luz se deforma a través del espacio-tiempo y cuando hay una masa concentrada, como la del Sol, la luz que pasa cerca cambia su dirección. Entonces, se preveía que durante uno de los eclipses del siglo pasado se podría ver esa luz que cambia su trayectoria al pasar muy cerca del Sol”.
Farah señala que así se calculó la posición de una estrella lejana detrás del Sol y cuando la luz pasó por el astro, la posición de la estrella, efectivamente, cambió. Así fue como se verificó la teoría de la relatividad. “Sus colegas pensaban que esto no se podría lograr, pero así se dio una de las corroboraciones más importantes de la historia de la física”, afirma sobre la predicción confirmada el 29 de mayo de 1919 por una expedición británica enviada a observar un eclipse solar total en una isla situada junto a la costa africana.
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Última llamada
Más de un siglo después, un nuevo eclipse solar total podrá ser apreciado para destapar nuevas interrogantes a nivel científico, pero también para detonar experiencias personales sobre la fuerza de la naturaleza en la que estamos inmersos.
“El eclipse del día de hoy es una maravilla y su peculiaridad es que se va a poder apreciar en todo el territorio mexicano, en particular en la zona donde está Mazatlán, pasando por Torreón y Piedras Negras. En estos lugares tendrá oscuridad plena, mientras que en el resto del país se verá parcial en diferentes porcentajes, como por ejemplo Oaxaca al 50% y la CDMX entre 70 y 80%”.
El investigador dice que además de percibir lo que sucede en el cielo es importante estar atento a lo que sucede en tierra firme, como la baja de temperatura, los hábitos de los animales, e incluso, el impacto en las plantas. “La totalidad sucederá alrededor de las 11:30. Con las gafas certificadas se podrá ver el movimiento del Sol y una recomendación es pararse debajo de un árbol donde se filtren los rayos del Sol, pues cada sombra, cada filo de luz, se convertirá en un pequeño eclipse. Con un colador también se puede apreciar este efecto. Pues los rayos del Sol se filtrarán por sus agujeros y en cada uno de ellos proyectará el fenómeno al ras del suelo”.
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El eclipse tendrá un período de totalidad mucho más largo que el de 2017, debido a la proximidad de la Luna a la Tierra. La totalidad es una de las fases más cortas de un eclipse y su duración depende del lugar de observación, pero en esta ocasión la experiencia se prolongará en algunos sitios incluso más de cuatro minutos. Los observadores más cercanos al centro del camino del eclipse experimentarán la totalidad más larga, mientras la longitud de esa ventana disminuirá más cerca del borde de su paso.
Farah también recomienda utilizar el software gratuito stellarium-web, un planetario de código abierto que muestra el cielo en tiempo real en 3D. “Se verán muchas estrellas e incluso el paso del cometa Diablo (12P/Pons-Brooks). Este cometa se podrá observar justo cuando se haga de noche por el eclipse. Se podrá ver durante la totalidad con ayuda de unos binoculares. Cuando hay luz no se puede ver porque la luz ilumina nuestra atmósfera y se ve azul”. Dice que la importancia del cometa es seguir calculando su órbita alrededor del Sol para tener la certeza de que no se va a estrellar en algún momento con nuestro planeta.
El paso del Diablo
Se conoce como cometa Diablo por su apariencia en forma de cuerno, que en realidad son dos fracturas internas recién ocurridas y que le restaron material. Para observar este cuerpo celeste se recomienda situarse en puntos elevados, libres de la contaminación lumínica que afecta a las grandes ciudades. Aunque será posible avistarlo paralelamente al eclipse, se requiere del uso de binoculares o telescopios, ya que su presencia no será tan evidente a simple vista. De hecho, aún hay tiempo para apreciar mejor este fenómeno, ya que el 21 de abril se marca como el día clave en que el cometa brillará con mayor intensidad al alcanzar su punto más cercano al Sol en su órbita.
Los cometas son cuerpos celestes de hielo, polvo y rocas que orbitan alrededor del Sol y cuyo origen se remonta a la formación del Sistema Solar, hace 4 mil 600 años. Se dice que son antiguos icebergs cósmicos que se formaron al mismo tiempo que el Sol, la Tierra y los demás planetas.
Las interacciones gravitacionales los arrojan hacia los planetas interiores desde más allá de la órbita de Neptuno, lo que los convierte en algunos de los objetos más caóticos y dinámicamente interesantes del Sistema Solar. El núcleo de un cometa suele tener entre uno y 50 kilómetros de diámetro. Están formados por polvo y hielo, que en parte pasa de sólido a gas cuando el Sol calienta el cometa. Los impactos de cometas y asteroides han sido los responsables de una fracción del agua presente en la Tierra y de los depósitos de hielo que se cree que existen en el fondo de los cráteres de la Luna.
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Una característica que define a un cometa es su cola. Cuando la luz del Sol calienta el hielo de un cometa, se liberan gases y polvo al espacio. El polvo cae en órbita alrededor del cometa y la luz solar entrante lo empuja suavemente hasta formar una cola en forma de abanico.
Las colas de los cometas son la causa de las lluvias de meteoritos anuales de la Tierra. El cometa 12P/Pons-Brooks es un “cometa cercano a la Tierra”, lo que significa que orbita alrededor del Sol en menos de 200 años y se acerca lo suficiente al Sol como para cruzar la órbita terrestre. Los cometas cercanos a la Tierra son mucho más raros que los asteroides, sus “primos” menos helados.
Al igual que los eclipses solares, los cometas han generado mitos que los relacionan con grandes acontecimientos, tanto positivos como negativos, desde el nacimiento de Jesús, hasta la erupción del volcán Vesubio, que destruyó Pompeya, y la Gran Peste de Londres. Más allá de las supersticiones, el estudio de la trayectoria de los cometas es muy importante porque mediante ello se pueden medir sus riesgos para la vida terrestre. Más de cuatro mil cometas han sido observados y registrados durante los últimos 2 mil 500 años, pero sólo se conocen 122 cometas cercanos a la Tierra.
“También se podrán estudiar otros aspectos de la Luna. Con el eclipse se pueden leer la morfología de los cráteres que están en el filo y así también entender mejor el regolito, la capa de materiales no consolidados que constituyen la superficie lunar, y que se percibirán a detalle por la interacción de la luz”, señala Farah.
Los mayas pensaban que una serpiente emplumada devoraba al Sol cuando sucedía un eclipse. Para los chinos, el animal mítico que devoraba al gran astro era un dragón, mientras que para los ingleses era un león. Más allá de los mitos, la importancia del avistamiento de los eclipses y de otros eventos celestes nos ha ayudado a entender mejor nuestro lugar en el Universo, como parte de un complejo sistema de dinámicas donde la física y la poesía parecen integrarse en una luminosa simbiosis.