El prepara un que se nutre de ciertos extractos e información que Lorena Díaz Núñez, historiadora e investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical "Carlos Chávez", ha recopilado sobre el compositor Miguel Bernal Jiménez. El objetivo, explica Díaz Núñez, es crear una herramienta de divulgación y consulta amplia para que "todos los interesados, de cualquier escolaridad, tengan acceso a una información clara y sencilla".


El sitio incluye una síntesis de la cronología que la investigadora publicó en el catálogo de Bernal Jiménez: "Para mi gusto yo pondría todo porque es información más completa. Lo que él hizo es muy importante, pero hay que contextualizar para comprender mejor y tener más herramientas para valorarlo y conocerlo". Se tiene proyectada, además, la posibilidad de subir el catálogo del compositor, así como su biografía y los libros que el propio Bernal Jiménez escribió; títulos que están sólo disponibles en ciertos acervos y de los que no existen ediciones revisadas o facsimilares.

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"Lo ideal sería hacer unas nuevas ediciones musicológicas revisadas. Es un proyecto en construcción y muy loable porque se han hecho otros intentos desde el Conservatorio de las Rosas y nunca han fructificado. Este proyecto ya dio el primer paso y, aunque está en la primera fase, eso es lo importante"
Sobre el motivo por el que Bernal Jiménez no tiene el reconocimiento merecido en la historia de la música mexicana, Díaz Núñez abunda: "Hay dos razones conectadas con lo político e ideológico. Bernal Jiménez fue un compositor católico, de una familia de clase media católica, en una época revolucionaria; su primera infancia transcurrió en un ambiente de mucha violencia y caos político".


En la Revolución resurgió esa beta anticlerical que venía desde el siglo XIX, continúa, y la institución entró en un serio conflicto que, posteriormente, desembocó en las dos etapas de la Guerra Cristera.


"Bernal Jiménez se reconoció como músico católico y, de hecho, estudió en la Escuela de Música Sacra y en Roma; cuando regresó, él era reconocido como compositor católico. En 1928 él se tuvo que ir porque había una gran persecución hacia los católicos; el Estado hablaba del fanatismo por parte de los católicos, pero el Estado también era fanático y perseguía. Bernal no pertenecía al grupo de músicos del Estado encabezado por Carlos Chávez, que fue quien fundó el Instituto Nacional de Bellas Artes y antes, aún más que ahora, había un centralismo grande. Todo era en la Ciudad de México; los músicos que andaban en provincia venían a la Ciudad de México; Bernal fue uno de los pocos que no se vino a vivir a la Ciudad de México y que tuvo el compromiso de regresar a Morelia porque lo mandó a estudiar a Italia".

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La Guerra Cristera, cuenta, tuvo muchas caras, muchas visiones distintas. Mientras a Bernal le tocaban los ecos de la violencia, fundó la primera gran revista de música sacra en una época en la que los católicos no eran bien vistos: "Hubo una división muy grande, el Estado y la Iglesia seguían en conflicto y él hizo esta revista. Aunque toda la gente reconoció el talento, la preparación y la generosidad de Bernal, él venía a la Ciudad de México a dar conciertos sin pertenecer nunca a ese grupo estatal que se inclinaba más bien por la visión indigenista. Bernal reconocía la visión indigenista de la identidad mexicana, pero también reconoció la veta hispanista por la religión católica, por el idioma y por la historia que él siempre reconoció junto con otros intelectuales, historiadores y pensadores mexicanos. Por eso no formó parte de ese grupo hegemónico, pero, por su magnífico talento, no lo pudieron hacer del todo al margen", concluye.


El micrositio aún no está completo, pero puede consultarse en:

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melc

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