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El jueves 28 de marzo de 1935, Carlos Gardel, llamado Zorzal, El Mudo y El Mago, que sin duda es el más importante tanguero de la historia, inició la que sería la última gira de su vida, que lo llevaría a recorrer el Caribe y culminaría en México; pero el 24 de junio, el cantante de tango murió en un accidente aéreo; ese día se comenzó a gestar el mito y leyenda que forma parte de la biografía Gardel, de Felipe Pigna, considerada la más minuciosa y documentada obra que recupera la gloria y la tragedia de quien se convirtió en el primer argentino del siglo XX en alcanzar el éxito internacional.
Pero esta obra de 567 páginas publicada por Planeta va más allá del mito y reconstruye la historia de vida y de muerte de un hombre de carne y hueso con base en testimonios, recuperación hemerográfica y documental, cartas personales e investigaciones periciales, para hacer el retrato de un hombre que aún permanece vivo en las más de 800 canciones que grabó en poco más de 15 de sus 44 años de vida, y en las varias películas que protagonizó, sobre todo en Estados Unidos.
“Quise encarar la biografía como la de un personaje histórico, no sólo la de un ídolo popular latinoamericano, sino como la de un personaje que atravesó la historia y al que la historia lo atravesó a él”, asegura el historiador, escritor, guionista y documentalista argentino Felipe Pigna.
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¿Es el tiempo de Gardel y Gardel en el tiempo de un mundo de entre guerras?
-En el libro hay mucho contexto sobre qué pasaba en el mundo mientras Gardel nacía, crecía y componía, por eso me pareció interesante meterme con la vida de este personaje tan importante para nosotros, yo digo que es uno de los primeros ídolos populares de América Latina, con tanto alcance, tanta repercusión y tan querido que es lo que hoy llamaríamos un rockstar. Gardel era una persona que llegaba a un lugar y había miles esperándolo. Cuando llega a Puerto Rico a las 6 de la mañana hay 5 mil personas en el muelle; cuando llega a Colombia, prácticamente no podía aterrizar por la cantidad de gente en la pista; todas sus funciones agotadas en México, que era el último destino de la gira, igual que en La Habana
¿Recuperas la vida de un hombre único, singular?
-Es un personaje que se hacía querer, tenía un lindo vínculo con sus fans. Él mismo cuenta que había aprendido a firmar con las dos manos porque le llegaban de 15 mil a 16 mil cartas por mes en un momento en que no existía Instagram, que la fama se construye a pulso con notas radiales y de diarios, no existían otras formas de hacerse famoso o conocido y él manejó muy bien su carrera.
Hay centros de estudio de su obra y su vida, hay gardelianos que lo mantienen vivo
Y sin embargo parece un personaje de leyenda
-Es un personaje como de leyenda sobre el cual la gente se ha permitido tejer los más abundantes mitos, pero su vida misma sin agregarle nada que no sea cierto, es una vida de leyenda: es un chico pobre, de la calle, que termina siendo estrella internacional, el mejor pagado de la Paramount, que triunfó en París, en Barcelona, en todos lados, y a la vez una persona muy sencilla que nunca olvidaba sus orígenes, que nunca dejaba de volver a Abasto, el barrio del mercado más importante que tenía Buenos Aires, por lo tanto es una zona muy popular, donde se juntaban los inmigrantes. Buenos Aires siempre fue una ciudad de muchos inmigrantes y mucha gente que venía de las provincias y traían sus folklores, había una multiculturalidad impresionante y es ahí donde Gardel va escuchando música italiana, española, zamba, chacarera.
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¿Solo 44 años de vida intensa y una desaparición trágica?