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Quisqueya Henríquez, artista dominicana, de origen cubano, falleció el 30 de marzo a los 58 años de edad por un cáncer de estómago que padecía desde 2022. La noticia la dio su esposo, Pedro Catrain, senador de República Dominicana:
"Con mucho dolor quiero informar que mi querida esposa Quisqueya Henríquez ha fallecido a las 4:00 de la tarde de este sábado en el lecho de su hogar dejando un gran vacío en mi corazón, en su familia, en sus amigos y en el arte visual al que le dedicó toda su vida" , se lee en su mensaje. El tratamiento de la artista fue llevado en el hospital Memorial Sloan Kettering de Nueva York. La información del deceso fue dada a conocer a través de un comunicado de prensa.
Henríquez nació en 1966 en La Habana, Cuba, y se formó en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y el Instituto Superior de Arte (ISA) de La Habana. En 1997 ganó el Premio del South Florida Consortium y sus piezas conforman el acervo de varios museos a lo largo del continente americano.
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En su cuenta de X, Milagros Germán, ministra de Cultura de República Dominicana, escribió: "Hoy perdemos a una estrella. Quisqueya Henríquez, una maestra fortuita, una mujer singular. Su obra rompió esquemas tradicionales creando una revolución digna de admiración, para la posteridad". "Una dura batalla al final de su vida. Le sobrevivirán por siempre sus aportes a las artes plásticas, lograr colocar con tanta belleza y profundidad el alma de la cultura latinoamericana en las salas y museos más importantes del mundo. EPD", continúa en su mensaje.
También, desde sus redes sociales, el curador mexicano Cuauhtémoc Medina lamentó la muerte de Henríquez: "Ha sido un golpe para muchos de quienes hemos habitado la región hipotética del arte latinoamericano contemporáneo saber de la partida de Quisqueya: la maravillosa artista cubano-dominicana que es recordada sobre todo por su serie Bromas que a partir de la exportación de helado de mar dominicano en 2002, trazó una serie de ironías utópicas a la identidad del caribe. Fue una parte esencial a la vez que excéntrica de la efímera emigración cubana a México de inicios de los años 1990 en la que aparecía como una artista excéntrica por su fenomenal ligereza estética, que tendía a ensamblar objetos simples y en gran medida banales, para conseguir objetos-instalaciones que apuntaban ya hacia arrojar una suave ironía a las exigencias de precisión política que se hacían a quienes provenían de la experiencia de la vanguardia de la Habana. Pienso en ella en la figura de una de sus esculturas: un arco de tensiones con espigas y plumas. Un enorme abrazo a su familia en República Dominicana y a todos los que ahora sentimos su distancia".
