Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) estudian modificaciones en esculturas marianas (arte cristiano), para comprender el vínculo entre el devoto y la imagen venerada.

Aunque algunas piezas marianas del Templo de San Diego Churubusco , en la Ciudad de México, fueron modificadas con el paso de los años, se señala en un comunicado, los feligreses mantienen su uso devocional.

Expertos estudian esculturas para ubicar vínculo entre lo devoto y lo venerado
Expertos estudian esculturas para ubicar vínculo entre lo devoto y lo venerado

Foto: Cortesía INAH

Katia Perdigón Castañeda y Bernardo Robles Aguirre, encargados del proyecto, explicaron que los encargados de las iglesias, mayordomías y catequistas, entre otros, son los que realizan esos cambios en los objetos de culto.

Pese a que tales modificaciones alteran la estructura y estética de las obras, éstas son consecuencia de la búsqueda de un vínculo, espiritual y físico, de reconocimiento, entre el devoto y la imagen motivo de veneración.

La investigación se realizó desde el punto de vista de la conservación-restauración y la antropología, que pretende comprender qué inspiran esos objetos religiosos en los fieles más allá de las “Cartas de Restauro” (acuerdos establecidos entre técnicos restauradores).

Se centra en las transformaciones de las esculturas de vírgenes como una búsqueda al acercamiento de lo femenino y partió de las tareas de conservación-restauración efectuadas en dos esculturas marianas de la Virgen de la Inmaculada Concepción y a la que se le denomina Virgen sedente.

Gracias a las facilidades prestadas por el Hospital General “Dr. Manuel Gea González” a través de su División de Radiodiagnóstico, se obtuvieron tomografías de ambas esculturas que demostraron que ambos objetos fueron modificados estructuralmente debido al daño físico que presentaban.

Expertos estudian esculturas para ubicar vínculo entre lo devoto y lo venerado
Expertos estudian esculturas para ubicar vínculo entre lo devoto y lo venerado

Foto: Cortesía INAH

Con apoyo de la restauradora Liliana Alcántar Carreola se empezó el proceso de conservación-restauración de las piezas, que consistió en una serie de limpiezas, resanes, molduras y retiro de intervenciones anteriores, entre otras.

Las modificaciones se llevaron a cabo en colaboración con los feligreses , quienes decidieron qué tipo de pestañas o peluca artificial se apegara al aspecto original de la escultura.

Los trabajos de conservación-restauración brindaron de nuevo estabilidad estructural a la pieza y desde el aspecto estético se logró una lectura completa.

La primera etapa de la iniciativa contó con el apoyo del Hospital General “Dr. Manuel Gea González”, del Templo de San Diego Churubusco, de la fototeca y archivo de las coordinaciones nacionales de Museos y Exposiciones, y de Conservación del Patrimonio Cultural, ambas del INAH.

akc

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