EK’BALAM, Yucatán.—Hubo un tiempo en el que Ek’Balam ( podría traducirse como “jaguar-oscuro-o negro”) fue la urbe de mayor auge entre las capitales del reino de Tlalol, localizado muy cerca de Valladolid, en la península de Yucatán ; hubo un tiempo en el que esa ciudad vivió bajo el reinado de Ukit Kan Lek Tok, su jerarca más conocido y quizás el más culto, quien impulsó el desarrollo de artistas, pintores, escultores arquitectos, talladores y diseñadores que edificaron una ciudad hermosa; pero también hubo un tiempo en el que esa ciudad sostuvo conflictos bélicos con otros reinos, como lo apuntan los recientes hallazgos arqueólogicos: tres captores que sostienen del cabello a un cautivo en cada mano.
Luego de 10 años sin recursos económicos para echar a andar algún proyecto de gran magnitud, el pasado 5 de diciembre la zona arqueológica de Ek’Balam inició un proyecto de excavación en uno de los costados de la Acropolis. Pronto los hallazgos comenzaron a surgir: encontraron nueve cuartos de la elite que conservan fachadas con decorados en estuco, en las que se pueden ver a guerreros que sostienen del cabellos a sus cautivos que tienen los brazos atados.
Un hallazgo que dieron a conocer el pasado 27 de febrero.
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“Se trata de una línea de cuartos muy importantes que pueden ser de uno de los reyes de la dinastía que fue una línea de cuatro, hay un quinto que todavía falta por precisar. Este hallazgo nos indica la importancia del personaje que vivió acá”, asegura el arqueólogo Víctor Castillo, del Centro INAH Yucatán y codirector del proyecto junto con la arqueóloga Leticia Vargas de la Peña, quienes son los responsables, desde 1994, de Ek’Balam y de los actuales proyectos que cuentan con recursos del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), a cargo de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México , a través del INAH, en acompañamiento al proyecto Tren Maya, en su Tramo 4, en este caso.
Los arqueólogos se inclinan a pensar que en esta sección de nueve cuartos vivió uno de los gobernantes posteriores a Ukit Kan Lek Tok, primer rey de Ek’Balam, porque a diferencia de la plaza oeste que tiene características similares, ésta plaza está mucho más decorada, tiene mucho más mensajes en la parte iconológica “y eso nos está mencionando precisamente que esta plaza se destacó por encima de la otra”, señala Castillo, quien reconoce que en la época de mayor auge de la ciudad, había escultores y pintores realmente increíbles.
“El primer rey tuvo tanto poder que pudo tener a su servicio a los artistas más importantes: talladores, escultores, arquitectos, los mejores diseñadores de joyas; el primer rey tuvo una gran cantidad de joyas preciosas, hechas de concha principalmente; un gobernante que tuvo un reinado de más de 40 años”.
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Para la arqueóloga Leticia Vargas, se trata de una plaza habitacional por los tipos de cuartos y porque han encontrado “chultunes”, que son depósitos subterráneos para agua; además, hemos encontrado metates y cerámica; pero es un conjunto que no estaba ocupado por cualquiera, sino por la elite, posiblemente pudo ser habitación de otro rey, estamos buscando datos”.
Cuando les fueron asignados los recursos, los arqueólogos optaron por excavar y consolidar esta plaza no sólo porque está muy bien conservada la decoración, sino porque incluso es un poco diferente, pues aunque es parecida a la que hay en otras áreas de la Acrópolis , esta decoración permite ver a personajes de estuco. Los que más han llamado la atención son los cautivos que están sostenidos por el pelo por sus captores, que tienen faldas con huesos cruzados.
“Ese elemento muy interesante y ha sido muy diferente a lo que habíamos encontrado anteriormente”, afirma Vargas de la Peña. El arqueólogo Castillo apunta que al parecer empieza a salir información de que Ek’Balam tuvo más conflictos bélicos de los que se había pensado. “Al ser capital de un reino amplio se tuvo que defender de sus enemigos, porque los tributarios no necesariamente son tus amigos, y quizás esa es una razón por la cual la parte central del sitio está rodeada de tres murallas”.
Por las fuentes etnohistóricas se sabe que cuando llegaron los españoles lo que pronto supieron es que Ek’Balam había estado en conflicto con Yalcobá, pero siendo un reino tenía bajo sus dominios a otras ciudades de sus alrededores, a otros reinos y eso traía conflictos.
“Hay datos de Ek’Balam en Chichén Itzá, pero no hablan de un conflicto, mencionan a un rey”, dice la arqueóloga Vargas, mientras su colega indica: “Había una relación cordial, política. No hemos encontrado el dato, por ejemplo, de que el rey de Chichén Itzá estaba bajo el poder del rey de Ek’Balam, pero sí sabemos que hubo una relación social. Debió haber habido algún tipo de comercio, ya sabemos que hubo una escuela de escribas, de pintores de Ek’Balam que estuvieron ensañando a la gente de Chichén Itzá”.
Ambos arqueólogos reconocen que de hecho el espectro del reino de Tlalol, cuya capital era Ek’Balam, es bastante amplio y “realmente apenas lo estamos empezando a conocer con base en otros sitios de los alrededores”. Ek’Balam tenía una extensión de entre 12 y 15 kilómetros cuadrados; y el recinto central ocupa 1.25 kilómetros; que es la extensión que está tres veces amurallada.
“En cuanto a su temporalidad, casi todo es clásico tardío, tenemos fechas exactas, sabemos que el clásico tardío es del 770 al 896 d.C y lo sabemos porque otra característica de Ek’Balam es que hay muchos textos que los habitantes de la ciudad dejaron escritos. Hemos encontrado fechas exactas en los cuartos donde hemos excavado, por eso decimos que el primer rey es el responsable de la primera parte de las construcciones porque está su nombre y las fechas de construcción”, afirma Castillo. Ambos especialistas confían en que en el sector donde están ahora trabajando encontrarán algún dato de quién lo construyó.
El arqueólogo cita el mural con 96 glifos que cuenta una parte muy importante de la historia de un siglo, “es una información que es vital para nosotros, ya sea que nos cuente una historia anterior o una historia posterior, siempre va a ser importante la escritura”. Incluso saben con certeza que el 7 de abril del 770 fue cuando Ukit Kan Lek Tok comenzó a gobernar. “Tenemos bastantes textos, para ser Ek’Balam uno de los sitios arqueológicos con menos tiempo de estudio, hemos tenido una gran cantidad de información epigráfica, lo tenemos en murales, labrados en la piedra, en objetos, vasijas, hemos tenido muy buena información”, afirma.
Ek’Balam también es un imperio de la arquitectura. No sólo tiene elementos de estilo chenes y Río Bec, también esquinas redondeadas de basamentos que son de Petén y elementos Puuc, “lo importante de las características que tiene por ejemplo el Palacio Real es que es una mezcla de imágenes de otras partes del área maya, del Puuc, de Chenes, sin embargo, los constructores hicieron una mezcla muy interesante de todo este tipo de imágenes en unas propias, entonces se apropiaron de los rasgos de otros sitios importantes y aquí hacen su propia mezcla creando unas imágenes muy importantes que caracterizan a este sitio”, afirma Víctor Castillo.
La arqueóloga Vargas asegura que además de ser una ciudad con muchos cuartos —tienen identificados 86—, el estilo arquitectónico es central. “En Chichén Itzá vemos ese estilo que tienen y se repite en Uxmal y la ruta Puuc, que son esos labrados preciosos de la piedra, aquí tenemos más variedad y modificaciones, cosas nuevas que se crearon. Lo principal aquí es el estuco modelado, no la piedra labrada”.
Castillo asegura que van bien y que en julio deben terminar la excavación y dejar los cuartos y las figuras de estuco consolidadas, pero falta mucho por hacer: “Una ciudad que se construyó en mil años no la vamos a trabajar ni en 20, 30 o 50 años”.
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