Guanajuato. A penas dura unos 20 minutos pero es una orquestación fascinante, una pieza barroca y abigarrada en que en 20 segundos puede haber un abanico de ritmos, una pieza que en dos páginas puede cambiar siete veces de velocidad. Así describe Roberto Beltrán-Zavala, director de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG), la obra In memoriam, del mexicano Víctor Ibarra, que ayer tuvo su estreno en México en el Teatro Juárez.

La obra que está inspirada en Figura, paisaje en gris, obra plástica de Antoni Tàpies, fue estrenada ayer por la OSUG en el marco del Festival Internacional Cervantino.

Es una obra, intensa, veloz y abigarrada que viene precedida del éxito europeo y de un premio.

“La obra de Víctor es una obra que tiene un movimiento temporal muy radical, qué quiero decir, en dos páginas la obra puede cambiar siete veces de velocidad”, señaló Beltrán-Zavala, quien ayer en conferencia de prensa mostró su satisfacción por haber logrado conseguir la pieza.

“Me parece una pieza extremadamente audaz y aventurada, nos da orgullo tener este estreno en México, en el Cervantino, porque la obra en 2016 se estrenó en Suiza, donde ganó el concurso de composición de Basilea, que es uno de los concursos, probablemente hoy en día, el concurso más importante de composición; tuvimos la suerte de contactar a Víctor a tiempo para que nos otorgará a nosotros la obra y la responsabilidad de hacerlo aquí en México”, dijo el director de orquesta.

Roberto Beltrán-Zavala aseguró que es una obra con una batería de percusiones muy grande.

“El In memorian es un homenaje a Tàpies y está inspirado en un cuadro en específico, no tengo yo la impresión de que él haga una relación como tan inmediatamente directa en términos técnicos, no siento yo que la obra se relacione, haga una especie de paralelismo o como le llaman, isomorfismo, que esté traduciendo algo del cuadro a la música”.

El director de la orquesta supone que la inspiración de Tàpies en In memoriam tiene que ver sobre todo con esa sensación que uno tiene con algunos cuadros que parecen estar extremadamente exactos, pero que si uno se fija parece que en realidad adentro hubiera un movimiento extraordinario.

“Yo tengo la impresión de que eso pasa un poco porque la obra de Víctor es así, es muchísimo movimiento y de repente pueden ser tres minutos de una nota larguísima. Lo que yo le diría al público es que me parece que es una obra fascinante como objeto sonoro, me parece que es una obra de mucha tensión y de mucho movimiento y a mí se me hace una obra particularmente expresiva. Yo le diría al público que no tenga expectativa alguna, que la escuche y vea si la obra resuena o no resuena. Y si no resuena es culpa nuestra, del intérprete”, señaló Beltrán-Zavala. Yanet Aguilar

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