Querétaro. —Durante el segundo día de actividades del , que terminará mañana, hubo conferencias de figuras de talla internacional, entre las que se cuentan la activista Tawakkul Karman (Premio Nobel de la Paz 2011), dos ganadores del premio : el novelista vietnamita-estadounidense Viet Thanh Nguyen y el poeta irlandés Paul Muldoon, y el escritor salvadoreño Horacio Castellanos Moya, Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas (2014).

Entre los invitados de la jornada de hoy destaca el español Jesús Carrasco (English PEN Award, Prix Ulysse a la Mejor Primera Novela, Premio de Literatura de la Unión Europea 2016), quien presenta su libro más reciente, "Llévame a casa".

En entrevista, Jesús Carrasco lo describe como una exploración del cambio de paradigmas entre generaciones y una novela que contiene mucho material de su propia vida. “Necesitaba que fuera una historia intensa y cercana a mí. Sólo mis familiares saben cuánto es personal esta novela”, asegura.

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Carrasco también cuenta que "Llévame a casa" surgió de un tema ineludible para él: el envejecimiento, desde dos perspectivas: la de un hijo y la de alguien que ya es padre.

“Ahora la vida me ha puesto en un lugar donde el dedo apunta hacia mí”, afirma.

Un relevo generacional que implica el abandono y la segregación de los adultos mayores, de forma particular en Occidente, y que para el novelista es “fruto del capitalismo”.

“En el momento en que la máquina capitalista percibe una pieza que no le sirve, la desecha. El capitalismo se centra en la juventud y la máxima productividad. Yo lo miro desde un punto de vista que define nuestro tiempo. Si pensamos en la generación anterior, que no vivía en un sistema tan capitalista, y quizá era menos desarrollada, en los pueblos o comunidades no había casi nadie que padeciera esta gran soledad”, indica el novelista español.

El choque se vuelve inseparable del franquismo en la novela. “Hay dos generaciones retratadas: la de los padres que nacieron en la posguerra y la de los hijos que nacieron poco antes de la democracia y que no padecieron la dictadura”, afirma.

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Parte de la forma de ser de los padres se debe a la pobreza derivada del conflicto armado, cuenta. “Sus incapacidades emocionales nacen de esa guerra; la precariedad y la miseria se reflejan en su carácter. Hay quien dice que toda guerra dura 100 años, hasta que la tercera generación termine de solventar el conflicto. En España quizá deban pasar 150 o 200 años”.