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La galería Quetzalli , en Oaxaca, exhibe una de las últimas series de grabados que creó el artista Francisco Toledo , "Fábulas de Esopo" , un proyecto que abarcó la traducción y difusión de estas historias en varias lenguas: variantes del zapoteco, mixteco, mixe, ombeayiüts e ixcateco, y en cada caso con la traducción al español.
La exposición incluye 49 obras gráficas que realizó el artista en 2013, las placas de los grabados, libros y la carpeta que se hizo sobre ese tema. Hasta el 17 de octubre, Quetzalli exhibirá está muestra, la décima que presenta del artista, estará abierta de lunes a sábado, de 10 a 18 horas. Constitución 104 int 1, Centro de la ciudad de Oaxaca.
En una entrevista con EL UNIVERSAL, en 2013, Francisco Toledo (Juchitán, Oaxaca, 1940 - 2019) relató cómo se dio el proceso de creación de esta serie. Por muchos años, Esopo vivió en sus dibujos; contó que historias que creía originarias de la tradición zapoteca, en realidad venían de esas fábulas escritas hace más de 2 mil 500 años.
El hallazgo de una edición de las fábulas, “para el uso de los jóvenes que cursan la cátedra de Latinidad en el Colegio Seminario”, que fue impreso en Oaxaca en 1849, llevó a Francisco Toledo a comprender que Esopo, sus animales y sus moralejas , siempre habían estado ahí. Tras el hallazgo, Toledo y María Isabel Grañén, de la Fundación Harp, se plantearon desarrollar el proyecto artístico y editorial.
Entonces contó: “Esopo me lleva a mi infancia. Tuve oportunidad de tener las fábulas cuando niño, y se me habían olvidado a mis… Ahora, releyéndolas, encuentro que dejaron una huella muy fuerte en mi mente. Me divertí mucho”.
Relató que de niño tuvo una enfermedad por lo cual lo llevaron a la Ciudad de México y que ahí entró en contacto con muchos libros: “Conocí las librerías mientras me preparaba para la operación, y ya convaleciendo me llevaban también por el Zócalo. Y veía las librerías y hacía mis berrinches para que me compraran los libros, creo que uno de esos libros era el de Esopo. Claro, no sabía yo leer, pero me leía una tía que me cuidaba, y posteriormente ya las releí, las releí…”.
El proyecto Esopo integró literatura e imagen; incluyó 78 grabados, y la exhibición recorrió diversos museos del país. Su propósito fue artístico, editorial, cultural y social.
Las fábulas ilustradas fueron, entre otras, “El asno en la piel del león”, “El buey y la rana”, “El calvo y la mosca”, “El perro y el reflejo en el río”, “El león y el mosquito luchador”, “El león y el ratón”…
En el texto de sala de “De Fábula”, Guillermo Santos escribió que Francisco Toledo, que suele ser también un fabricante o un fabulador de objetos inusuales, ha sentido la necesidad de reconstruir algunas de las fábulas de Esopo y colaborar así con su mítica figura: “A Francisco Toledo le interesa una lectura de Esopo sin que necesariamente suscriban una moral determinada. Para Toledo es más acertado decir que con cada pieza que concibe es capaz de inventar una naturaleza, un modo propio de ser. Algo que hemos visto continuamente en su trabajo es no sólo el representar ciertos especímenes sino el de inventar otros: insectos, animales e incluso plantas que jamás hemos divisado aparecen en su obra como si fuera ese su escenario natural. En esta serie algunas imágenes funcionan en sentido contrario. El artista propone una escena y es el lector quien debe completar la narración. Sus grabados corren paralelos a los relatos, dialogan con ellos y proponen caminos alternativos”.
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