El 10 y 11 de diciembre, la carencia de insumos básicos y servicios médicos, las fallas en la infraestructura y la desatención por varios años a ocho escuelas del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) fueron la razón de varias protestas estudiantiles. El descontento estalló ese fin de semana y desembocó el día 13 en una manifestación pacífica de alumnos y representantes de los planteles en la explanada de Bellas Artes, donde alrededor de 200 estudiantes pidieron a las autoridades de este gobierno atender y solucionar los puntos de sus pliegos petitorios que por mucho tiempo se han arrastrado y demostrar así la diferencia que prometió la actual administración.
Detrás de sus exigencias no hay nada inaudito. Sólo las necesidades básicas de todo estudiante al asistir a un plantel. Las escuelas que se unieron a la manifestación fueron la Academia de la Danza Mexicana, Escuela Superior de Música, Escuela de Laudería, Centro de Investigación Coreográfica, Escuela Nacional de Danza Nellie y Gloria Campobello, Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, Escuela Nacional de Artesanías y la Escuela de Diseño, además de algunas integrantes del colectivo Morras ENAT (Escuela Nacional de Arte Teatral), pieza clave en el paro de la comunidad estudiantil del 18 de marzo al 16 de junio de 2021; autoras también del primer pliego petitorio emanado de una escuela del INBAL en esta administración, que desde hace dos años han denunciado 90 casos de violencia de género.
Además de los puntos en los pliegos hubo una petición general. Desde hace 15 años, indicaron estudiantes que pidieron guardar el anonimato, es irregular la puntualidad en los pagos a los docentes y trabajadores de Seguridad y mantenimiento. A pesar de que el 11 de diciembre el INBAL informó que los pagos que se le debían a SEICSA, empresa encargada del servicio de Seguridad en los recintos del Instituto, se empezaron a solventar, los alumnos insisten en que si no hubieran alzado la voz, aún se adeudarían pagos a elementos de Seguridad.
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“Fue a partir de la asamblea del 5 de diciembre, convocada por la comunidad estudiantil del plantel Xocongo en las oficinas de la subdirección general del INBAL, que se hizo la petición de saldar los pagos. Ya se empezó a pagar, pero fue por la presión que ejercimos”, indicaron los estudiantes.
La falta de pagos a SEICSA empezó en agosto y, a la fecha, no hay explicación certera de los retrasos. Además de que, dijeron los estudiantes, “en 15 años nadie se había atrevido a alzar la voz” ante el vicio de pagos irregulares. Hay casos como el del Centro de Investigación Coreográfica (CICO), donde 11 trabajadores de Seguridad renunciaron por falta de pago. La reinstalación de esos elementos fue una de las peticiones del pliego petitorio de ese plantel. “Lo que exigimos es un cambio en la estructura de pagos que son subcontratados”, dijo Salvador Nacif Medina, representante de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea (ENDCC), quien precisó que los retrasos no son exclusivos del personal de Seguridad, sino que atañen a docentes y administrativos. Los estudiantes afirmaron que el cambio que exigen debe ser amplio e integral, puesto que las historias de falta de insumos no son nuevas.
En dos escuelas que se ubican en el Centro Nacional de las Artes (CENART), la ya citada ENAT y el Centro de Capacitación Cinematográfica, no había sanitarios funcionales, ya que se descompuso la bomba de agua de la que ambas instituciones dependen. Justo el problema denunciado por la comunidad de la ENDCC: el suministro de agua llega durante una hora cada dos días.
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Detrás de cada plantel hay una historia expuesta en los respectivos pliegos petitorios, pero la demanda es común: dotar a las escuelas de insumos básicos, en materia de higiene (suministros sanitarios) y papelería, en el caso de las áreas administrativas. En el pliego que leyeron los representantes de la Academia de la Danza se precisa, por ejemplo, la falta de agua, productos de limpieza, como papel de baño, o de fisioterapia. Tampoco cuentan con botiquín de primeros auxilios, servicio de fotocopiado, presupuesto interno para transporte y bebederos de agua. Todos, elementos básicos.
En el caso del CICO se habla de filtración de agua en los salones, de equipo de cómputo que no funciona, de “un hoyo en el piso del patio que da directamente a la tubería del drenaje” y de la necesidad de comedores comunitarios de calidad, entre muchas otras demandas.
En la Escuela Nellie y Gloria Campobello es el mantenimiento de los sanitarios, el cambio en el sistema de audio, el alumbrado y la necesidad de salones dignos con mobiliario adecuado y servicios médicos a la altura lo que piden los alumnos. Las autoridades no atendieron las necesidades de las escuelas, aseguraron los estudiantes.
El contingente de la ENAT, por ejemplo, entregó dos pliegos petitorios, uno en 2016 y otro en 2021, de los que ningún estatuto se ha cumplido. No hubo promesas, salvo en el caso del colectivo Morras ENAT, que hace más de un año lanzó su desplegado contra la violencia de género, que la Subdirección General de Educación e Investigación Artísticas (SGEIA) se comprometió a atender, lo que hasta la fecha no ha sucedido. “Del pliego petitorio que hizo Morras ENAT, el 95 % de las exigencias no se ha cumplido. Se prometió un protocolo para la atención, prevención, seguimiento y acompañamiento de las violencias dentro y fuera de las aulas. Ese protocolo subió a Jurídico y no ha salido; se prometió que este año estaría en regla y en normativa para ser ocupado por las instituciones. Pero pasó un año o más de su promesa de entrar en regla y no hay resultados”, abundaron los estudiantes.
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El caso de la ENAT sirve como un ejemplo preciso de los vicios arrastrados por esta administración: “En otras administraciones hubo una cafetería que fue cerrada por motivos de salubridad. Sigue cerrada y hace un par de semanas se decidió retirar los insumos que había allí”.
Un caso paralelo a la crisis es la huelga que el 7 de diciembre iniciaron los alumnos de la Orquesta Escuela Carlos Chávez (OECCh), perteneciente al Sistema Nacional de Fomento Musical. En redes sociales circuló una infografía que explicaba que desde noviembre los estudiantes no habían recibido el apoyo económico que les sirve como sustento, lo cual confirmaron directamente algunos alumnos.
Una semana después, el día 13, empezaron a caer pagos y los estudiantes entablaron una reunión después de la que decidieron no tocar el tema en los medios. La reticencia se debe, señaló uno de los estudiantes de las escuelas del INBAL, a que temen represalias. El día de la protesta una comitiva de funcionarios y directores de las escuelas, encabezada por Pedro Fuentes Burgos, subdirector de Administración del INBAL, firmó los pliegos petitorios. EL UNIVERSAL pidió al INBAL una postura sobre la desatención a las escuelas, pero no hubo respuesta.
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