El escritor y periodista Mario Casasús comparte los más de 700 documentos de la caja fuerte del Museo Casa Zapata que la investigadora Elvira Pruneda restauró y digitalizó y sobre los que la Secretaría de Cultura a través del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México volvieron a trabajar (INEHRM) hizo un doble trabajo.
En entrevista, Casasús dijo que entre sus objetivos está el evidenciar cómo hay inconsistencias en el proyecto que inició el INEHRM el año pasado, porque no coinciden la cantidad de documentos ni sus fechas.
En 2002, Elvira Pruneda , investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) , explica el periodista, solamente pudo trabajar los documentos de la caja fuerte del Museo Casa Zapata que le permitió Lucino Luna, entonces director del recinto.
“Lucino Luna impidió el acceso a dos lotes de documentos: los títulos primordiales de Anenecuilco , fechados en 1906, escrituras de Anenecuilco que hacen el registro de época colonial hasta 1906 y que suman 134 páginas. El segundo lote corresponde a una carpeta empastada en piel con el nombre del expresidente Carlos Salinas de Gortari quien donó al museo y que tendría 309 documentos”, señala.
La urgencia de liberal es poder hacer una auditoría ciudadana, agrega el periodista, pues explica que los documentos trabajados por Pruneda fueron en total 742; sin embargo, si se sumaran los 134 de los títulos primordiales de Anenecuilco y los 309 de la carpeta del expresidente, daría un total de mil 185 documentos. Sin embargo, el INEHRM indicó que trabajaba en mil 245.
“Faltarían 60 documentos. No es mi intención hacer con esto un lucro económico ni político. Necesitamos una auditoría para contrastar las fechas y el número de documentos de la digitalización de 2002 y el trabajo que hizo por ignorancia Felipe Ávila , director del INEHRM . Me parece inconcebible que Ávila, supuesto experto en el Zapatismo , no tenía idea en que consistía el contenido de la caja fuerte ni la implicación política. Es decir, todo está planteado desde la ignorancia”, declara.
El periodista profundiza en el aspecto de las fechas de los archivos, pues por un lado el INEHRM “informó en un comunicado -de forma irresponsable- que era un archivo de 1853 a 1915, cuando en realidad el archivo inicia en 1829 y termina en 1943”.
El dato del inicio y término del archivo, sostiene, es el que establece el Inventario General del Archivo Histórico del Archivo General de la Nación, en su página 23. Sin embargo, el AGN estipula que Guillermo Sotelo Inclán fue el compilador.
“El nombre del archivo también es una batalla pero académica, esto lo hago para que el fondo recupere el nombre de Fondo Francisco “Chico” Franco, porque él fue quien lo resguardó durante la Revolución y eso le costó la vida”, declara el escritor.
El sitio desde donde pueden consultarse los 742 documentos es: http://mariocasasus.blogspot.com/2020/01/archivo-chico-franco-salazar.html
maf