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Josef Mengele
, el "Ángel de la Muerte" del régimen nazi, pasó a la historia por sus sádicos crímenes y experimentos, aunque para el escritor francés Olivier Guez, quien estudió su vida durante años, lo que más sorprende es la "pequeñez y egocentrismo" del médico, contó a Efe este martes.
"Me sorprende su pequeñez, su mediocridad, y su egocentrismo. Toda su vida gira en torno a él mismo, es como una historia maravillosa para ilustrar la historia del nazismo y ver cómo nace y cómo funciona el totalitarismo", destacó.
El escritor nacido en Estrasburgo (Francia) en 1974, autor del libro "La desaparición de Josef Mengele", llegó a la figura del médico nazi tras encontrarse con él múltiples veces en los libros de historia.
"Tenía ganas de contar esa historia (la posguerra) desde el punto de vista de un criminal . Investigué un montón sobre la política de los años 50 y ahí me di cuenta de que siempre volvía a ese nombre, ya tenía el criminal sobre el que iba a escribir porque la historia era increíble y bastante desconocida. Así llegamos a Mengele", declaró a Efe durante una visita a Buenos Aires, donde participa de varias actividades culturales.
Tras diez años recopilando información, Guez comenzó la siguiente fase en su proceso de investigación: desplazarse a los lugares en los que vivió el "Ángel de la Muerte" desde que en 1949 comenzó su exilio suramericano en la capital de Argentina bajo la identidad de Helmunt Gregor.
A punto de entrar en la década de los 50, el país suramericano era un destino amigable para los integrantes del bando nazi que huían de las represalias europeas, apoyados en la falta de información y en un Juan Domingo Perón que, desde que asumiera el poder en 1946, veía a los alemanes como potenciales "aliados" para beneficiarse de la incipiente Guerra Fría.
"Cuando Mengele llega a Argentina las autoridades no saben qué es lo que él hizo, no tienen información para saber (...) Toda esta gente es percibida como combatientes del comunismo y eso era lo más importante, la Argentina de Perón acoge y habilita redes de distracción para que la gente (nazis) puedan llegar acá", manifestó el escritor.
Con el paso de los años, la posición de privilegio de la que gozaba Mengele y su círculo fue decreciendo, mientras la presión internacional para juzgar a los responsables de la matanza europea aumentaba a medida que se iban conociendo los detalles de lo sucedido, lo que provocó que el médico de Auschwitz tuviera que vivir cada vez más escondido y trasladarse a Paraguay y Brasil.
Finalmente, el responsable de ordenar la muerte de "unos 400 mil judíos" en el campo de concentración acabó sus días recluido en una granja hasta su muerte ahogado en una playa de Sao Paulo (Brasil) en 1979, rodeado de un ambiente que le era completamente ajeno y del que Guez conoció hasta el más mínimo detalle.
"Empecé a tomar muchas notas, páginas y páginas, para crear la fotografía del lugar, árboles, insectos... me quedé arriba del mirador (el mismo que Mengele construyó en su última casa) para poder impregnarme de lo que él veía y escuchaba, dentro de la perspectiva de Mengele, quien era un gran burgués europeo perdido en el medio de la jungla de Sudamérica", relató.
Los últimos años del "Ángel de la Muerte", quien por aquellos días se hacía llamar Pedro Gherard, carecieron por completo de los privilegios que durante un tiempo llenaron su vida, lo que para el escritor francés supuso una "especie de castigo" que lo llevó a "convivir durante 20 años con el miedo constante y cotidiano de ser arrestado".
"Se trata de una agonía que dura 20 años y me encantó redactar, es como diseccionar la agonía del médico. Es una manera de castigo, creo que ha sido mucho más duro que si hubiese estado en Alemania, porque en Alemania dado la atención y el dinero que tenía su familia hubiese tenido un abogado excelente", afirmó.
Tras los procesos de documentación y escritura de la novela, Olivier Guez se ha convertido en una de las persona que conoce más de cerca la figura de un hombre que llamó la atención internacional por lo macabro de su figura, por la impasividad y neutralidad con la que, además de ejecutar a miles de personas, las utilizaba como cobayas para sus experimentos.
Con todos los datos de los que dispone, Guez destacó que la figura de Mengele está llena de contradicciones.
"Proviene de una buena familia, con dinero, tiene dos doctorados y le encanta la música y la literatura clásica. En los años 30 estamos frente a un prototipo europeo de la época, y sin embargo ese europeo unos años más tarde envía a las cámaras de gas a más de 400.000 judíos silbando opera", concluyó.
Guez asegura que siempre estudió al doctor nazi "desde la distancia" y sin intentar entender sus motivaciones, ya que "si el autor empieza a pensar en eso está muerto porque uno se vuelve loco, hay como una frontera que no hay que pasar".
akc