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La cerveza como origen de experiencias, de unión y convivencia social es la premisa del libro Relatos de malta (Museo Citadino, 2018), que compila 10 relatos en los que se construyen anécdotas e historias en torno a esta bebida tan popular.
El libro, realizado por Grupo Modelo y editado por Museo Citadino, es un espacio de diálogo entre escritores emergentes y consolidados que comparten un gusto común por la cerveza, algunos son Julián Herbert, Armando Vega-Gil, Wenceslao Bruciaga y Carlota Rangel.
Carlos Verástegui, miembro del Consejo Editorial de Museo Citadino, dijo que el libro busca acercar a los fanáticos de esta bebida con la literatura y viceversa, para acortar la brecha entre ellos. “Queríamos hacer un proyecto sustentable alrededor de la literatura, porque encontramos que había una gran brecha entre la cantidad de gente que toma cerveza y la gente que lee. Tratamos de que a la gente que le encanta la cerveza encuentre una buena lectura”.
Las páginas del libro están hechas con residuos de cerveza, extraídos de las fábricas de Grupo Modelo. De ahí el título. “Nos estamos enfocando más en el tema de la sustentabilidad, porque se hizo a partir de los residuos de la cerveza, lo que lo hace un proyecto circular, pues las historias son relativas a esa bebida. Más que un tema etílico, es de sustentabilidad”.
Para la compilación se eligió a escritores mexicanos emergentes o consolidados que fueran afines por su gusto a la cerveza. Entonces plasmaron anécdotas, experiencias, recuerdos o ficciones en torno a la convivencia que produce esta bebida.
“Invitamos a algunos de los escritores más destacados de México a relatar cuentos e historias alrededor de esta gran bebida. Les explicamos la idea y aceptaron. Así que creamos un espacio para que pudieran escribir sin que tuvieran experiencia previa en el tema, sino por su gusto a esta bebida”, contó Verástegui.
Tanto un adolescente como un adulto pueden leer este libro, pues no va dirigido a ningún público específico, aseguró Verástegui, porque los relatos son breves, sencillos y no abordan temas sensibles, lo que resulta en una lectura rápida.
“Hoy los adolescentes tienen experiencias mucho más fuertes, no sólo en libros sino en videojuegos y programas de televisión; más bien creo que esta es una lectura adecuada para el mundo en el que vivimos”.
Aunque todos los textos se centran en la cerveza, las historias están más enfocadas en las experiencias que propicia, en las anécdotas que derivan de beber con amigos y familiares. Hay situaciones optimistas o cómicas, pero también hay nostálgicas.
“Hablan de la cerveza desde diferentes ángulos. En sí la cerveza no tiene aspectos negativos; es la gente que se excede al tomarla o que la usa para algo malo. Los cuentos narran exactamente eso, que depende del uso que la gente le dé”. El libro no es una invitación a beber, pero “se puede acompañar de una cerveza; y si no, la lectura es amena por sí misma”.