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“Es un mito que la ópera está muerta, lo que se podría repensar es el acceso musical en la escuela para que los jóvenes tengan su primer contacto con la música clásica”, dijo Elina Garanča (16 de septiembre de 1976- Riga, Letonia).
La mezzosoprano estuvo en México para ofrecer ayer una Master Class a 16 estudiantes de ópera, entre sopranos, mezzosopranos, bajos, barítonos y tenores mexicanos que están becados por el estudio OperaStudio Beckmann.
Reunidos en el Centro Cultural Mexiquense Anáhuac, de la Universidad Anáhuac, Campus Norte, los jóvenes recibieron lecciones de respiración y colocación de voz por parte de la artista catalogada como de una de las más importantes en el mundo de la ópera.
“Debes de aprender a respirar de esta forma”, “cuando hay notas agudas, se canta desde atrás’”, “debes de aprender a cantar lentamente” o “debes de estar relajado” fueron comentarios de Garanča a los estudiantes, quienes anotaban o grababan sus consejos.
Luego de repasar con un par de estudiantes, la artista que estuvo en 2017 por primera vez en México hizo una pausa para hablar sobre su carrera, sobre la situación de la ópera y de algunas problemáticas en el género.
Constante búsqueda de retos
Con más de 20 años de trayectoria, Elina Garanča ha dado vida a personajes como Dalila, de la Sansón y Dalila; Carmen, de la ópera homónina; Princesa Eboli, de Don Carlos; y Marguerite, de "La condenación de Fausto".
“Siempre tengo la necesidad de algo nuevo. Me gusta demostrarme y demostrarle al público que después de 20 años como cantante puedo ofrecer algo nuevo”, dijo.
Sin embargo, destacó, “antes de correr”, lo primero que todo cantante debe hacer es aprender la técnica, de lo contrario será difícil transmitir las emociones correspondientes al libreto, y se podría causar daño a la voz.
“Lo primero es tener a la voz en su sitio para que después puedas añadir todo sin perjudicarla. La musicalidad crece con el tiempo. Si no sabes caminar, cómo llegarás del punto A al B. Lo que me interesa enseñarles es un cambio vocal y una vez que lo tengan, trabajaremos en las emociones”.
Cuando habló de las emociones, Elina no pudo evitar mencionar sus temores. En su caso, dijo, es no tener control del sonido, porque es diferente el sonido de la voz cuando sólo la escucha el artista desde adentro; agregó que se deben tomar en cuenta cambios como la sala, el repertorio y cambios de la acústica.
Elina Garanča realizó varias producciones de la ópera "Carmen" en el Metropolitan Opera House, hasta que descubrió nuevas cosas en ese personaje.
“Cada cantante necesita poner su Monte Everest y decir qué es lo máximo a lo que quiero llegar. Una vez que tienes ese objetivo a la vista hay que mirarse honestamente al espejo y preguntarse quién soy, cómo es mi voz, qué puedo ofrecer y si debo sacrificar algo. Hay que pensar en todo lo que podemos hacer y también buscar nuevas ideas. Nunca he creído que la relación entre cantante y maestro es para siempre, porque con el tiempo ambos se convierten en ciegos y sordos por la costumbre”.
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Al ser cuestionada sobre cuál es su “Everest”, la mezzosoprano afirmó que a sus 43 años está por llegar a su punto más alto con la interpretación de Amneris, en "Aida", en marzo, y luego con una producción de Wagner en 2021.
“Después de eso, lo que llegue a mi vida será un bonus, porque he llegado a lo que quería, he sacado lo que quise de mi voz y de mi persona como cantante”.
El haber logrado su punto más alto no significa que Garanča dejará los escenarios, pues planea cantar hasta los 70 años, y no descarta la idea de dar clases e, incluso, ser conductora.
Su alma latina
Desde septiembre de 2005, Elina Garanča graba discos con Deutsche Grammophon (DG). Su última producción fue "Sol y vida", donde hay varias canciones en español, como “La Llorona” o “Granada”.
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“Creo en la reencarnación y creo que en una vida pasada viví en algún país latinoamericano porque aquí me siento como en casa. Para mí es un sueño que algún día Lila Downs y yo podamos hacer una canción como ‘La Llorona’”.