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Plantear para Chaputepec un proyecto lineal, desde la Puerta de Los Leones, en la Primera Sección, hasta la Ermita de Vasco de Quiroga, en la Cuarta Sección, resulta inviable, intransitable y excluyente en opinión del arquitecto Felipe Leal.
El exdirector de la Facultad de Arquitectura de la UNAM y actual presidente del Seminario de Cultura Mexicana considera que un proyecto para Chapultepec no debe apostar por la longitud sino por la transversalidad, es decir, por la inclusión al Bosque de las colonias que están del otro lado de Constituyentes, en las secciones Segunda y Tercera.
El de Chapultepec es uno de los proyectos prioritarios del gobierno de Andrés Manuel López Obrador; lo encabeza el artista Gabriel Orozco y se ejecuta a través de la Secretaría de Cultura y el gobierno de la Ciudad de México.
“El plan no es específico, es un plan maestro ambiguo, de circulitos, que no define mucho”, dice en entrevista Leal. Propone que el proyecto identifique, fortalezca y ofrezca al público el énfasis de cada una de las secciones; que se rescaten infraestructuras existentes —las fuentes de la Primera Sección, que examina de manera puntual, por ejemplo—. Hace un recuento de más de 20 espacios para el arte contemporáneo en la Ciudad de México y con base en ello concluye que un pabellón para el arte contemporáneo es absurdo, innecesario y lo menos importante en este momento.
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Fuente de Nezahualcóyotol, histórica y emblemática. FOTOS: BERENICE FREGOSO. EL UNIVERSAL
¿Qué opinión tiene usted sobre el proyecto desde el punto de vista urbano?
En principio es un proyecto sumamente ambicioso que no se puede realizar en una sola administración. La distancia entre la Puerta de Los Leones —la entrada principal—hasta la Ermita de Vasco de Quiroga, en Santa Fe, que es prácticamente la punta de la Cuarta Sección, es una distancia inabarcable.
Desde el punto de vista urbano me parece que es imposible conectarlos, por varias razones, como la topografía: varias partes —sobre todo en la Primera Sección— son fundamentalmente planas; luego hay un ascenso complejo desde El Molino del Rey, en la Segunda Sección tiene una pendiente marcada que no imposibilita la realización de un parque, pero no es lo óptimo. En la Tercera Sección, donde está el Panteón de Dolores, aún se agudiza más la pendiente, y en la Cuarta Sección está una zona de barrancas y cañadas.
De antemano, un parque en esta pendiente, es muy accidentado. A nivel de un usuario se vuelve inaccesible. Entonces, plantear la integración y el que una persona pueda recorrer las cuatro secciones, en un día, es absurdo.
¿Para qué integrar cuatro secciones de forma lineal como si fuese un hilo, una idea vertebradora? Lo que debe hacerse es que cada una de las secciones, en su individualidad, se integre con la conexión urbana inmediata: la Cuarta sección con el pueblo de Santa Fe; la Tercera y la Segunda con las colonias de frente de Constituyentes.
En lugar de hacer esos puentes que, seguramente estarán muy bien diseñados porque Benjamín Romano es un gran arquitecto, el esfuerzo tendría que ser transversal no longitudinal.
Fuente del Quijote, está seca. FOTOS: BERENICE FREGOSO. EL UNIVERSAL
¿Cuáles opciones podrían ser?
Varios puentes sobre Constituyentes, desde San Miguel Chapultepec —donde hay una barrera y no se puede cruzar—. Tener un puente para vincular la Condesa y San Miguel Chapultepec con el propio Chapultepec. Podría haber otros ocho puentes más, unos conectados con la Primera, otros con la Segunda y la Tercera secciones; todas las colonias populares así podrían tener acceso al Parque porque no lo tienen.
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La Cuarta Sección la veo más compleja; la propuesta del túnel me parece innecesaria en este momento; es una zona muy precipitada, todavía hay instalaciones del Ejército y el Ejército no se mueve tan fácil. En ese lugar debería hacerse una reserva natural para así vincular el bosque con el pueblo de Santa Fe.
Desde el punto de vista cultural, ¿cuáles son sus observaciones al proyecto?
No sé cómo se quiere hacer en la Primera Sección un foro de arte contemporáneo cuando ahí hay serios problemas, como el ambulantaje; no se ha enfrentado ese problema que causa deterioro ambiental y sonoro; hay contaminación sonora desde el entorno del Museo de Arte Moderno hasta el Lago, personas con perifoneo invitando a comer a la gente. Chapultepec no es un parque cuyo destino sea comer o vender bolsas; los objetos que se venden ahí son ajenos a un parque. Hay muchos temas que no veo que estén resueltos.
¿Cuáles otros problemas?
La Primera Sección tiene actualmente serios problemas como el de sus fuentes que están, todas, secas y, algunas, abandonadas: la que está en el acceso al Museo de Arte Moderno, junto al Monumento de Niños Héroes, por el Altar a la Patria, está seca, sucia, y el acceso está lleno de vendedores ambulantes; otra abandonada, en desuso, es la fuente de Nezahualcóyotl, que es enorme, histórica, de los años 60; está totalmente seca; la de la Templanza, está seca (esa está cerca del árbol del Sargento, que es el más longevo del Bosque, al pie de Castillo de Chapultepec); la fuente del Quijote está seca.
Donde hay que invertir dinero es en consolidar lo que ya está, lo que le falta, lo que es histórico, que viene además de Nezahualcóyotl. Hay que acabar de conservar eso, ¿cuál va a ser el mantenimiento y el recurso para eso? Y si no hay recursos para mantener la Primera Sección —que es la que mejor está, entre comillas— ¿que implicaciones tendrá a futuro mantener esas otras zonas que están más accidentadas, que son barrancas y cañadas?
Se está pasando por alto a un Consejo Rector y a un Fideicomiso que, paradójicamente, fueron creados cuando el jefe de gobierno era Andrés Manuel López Obrador, que tuvo una muy buena administración de la ciudad.
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Fuente de las Ranas. FOTOS: BERENICE FREGOSO. EL UNIVERSAL
¿Hacen falta espacios para arte contemporáneo en Chapultepec?
Podemos enumerar los espacios para arte contemporáneo en la Ciudad: el Museo Tamayo, el de Arte Moderno (que sí tiene exposiciones de arte contemporáneo, diseño, fotografía y arquitectura), la Sala de Arte Público Siqueiros —todo a no más de 500 metros—. Y más allá El Eco, el del Chopo, el Laboratorio Arte Alameda, el ExTeresa, el MUAC de la UNAM, el Jumex —que es privado—, el Franz Mayer —que expone diseño—; Bellas Artes ha expuesto arte contemporáneo; al igual que los museos de San Carlos, de la Ciudad, San Ildefonso, y luego hay ferias: Zona Maco, Acme, Material… Son más de 20 espacios en la Ciudad de México donde hay arte contemporáneo, diseño, arquitectura. Está sobrada la oferta. Hacer un pabellón contemporáneo, por pequeño que sea, me parece innecesario, absurdo y lo menos importante.
Hablemos de las características y énfasis de cada sección...
¿Por qué tiene más éxito la Primera Sección?, bueno por su historia, por su ubicación, porosidad, y en términos generales por su planicie. La Segunda ya tiene una pendiente considerable, no se vincula tanto con el exterior; la Tercera Sección no se diga, tiene precipitaciones, barrancas, y la Cuarta es peor.
Creo que hay un problema de concepción de la especificidad de cada una de las secciones; un plan maestro no es así no más una maquetita, es de cómo se vincula con la ciudad, y qué le vas a ofrecer a cada sector. Porque el de Santa Fe no va a bajar a la Primera, y el de la Primera no va a subir a Santa Fe. Hay que generar los públicos para ver quién utilizará cada una de las cuatro secciones. No se ha considerado el usuario, cómo va a ser su accesibilidad.
Que se conserve como naturaleza es extraordinario, que haya menos infraestructura, y que todo sea permeable y poroso hacia los alrededores de la ciudad.
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¿Cómo ve lo que ha pasado con Los Pinos?
El proyecto original era rescatar Los Pinos, y ya era un tema complejo por las dimensiones y las construcciones —muchas innecesarias—; siempre se habló de demoler la mayor cantidad de rejas y obstáculos para que fuera transparente, pero Los Pinos sigue siendo encerrado, impenetrable, como un enclave.
Usted enfatiza que se confunde lo que es un parque con un bosque…
Lo primero es definir si es un bosque o es un parque, y entonces va el saneamiento ecológico. Debe enfocarse en retirar construcciones en esas zonas, y permitir que el agua permee los suelos y se mantengan los árboles.
Sí tomar estas medidas, en principio, como rescate de una zona para la ciudad, como un pulmón, está bien; pero no como un parque porque un parque tiene muchas connotaciones, y lo de arriba –las otras secciones— son bosques urbanos. Hay que darle ahí un énfasis a la naturaleza, hacer una limpieza fitosanitaria, hay muchas especies en riesgo.
Preferiríamos un Chapultepec limpio, digno, con sus árboles en buen estado. Sin contaminación auditiva, de elementos exógenos, sin ambulantes. Es una estrangulación que hace que mucha gente que llega se regrese. En otros parques hay módulos de vendedores, pero aquí es un corredor, un bazar.
Yo me quedaría con la integración de la primera y la segunda secciones, y lo que es más importante es el vínculo, la porosidad, la especificidad de cada zona: cada sección debe tener claro a qué parte de la ciudad va a servir, con cuál va a conectar, y cómo van a llegar esas personas.
Tendría que hacerse un transporte interno, que se ha planteado, el chapulín bus. Eso es más importante que un pabellón, cuando tenemos recintos en la ciudad sin recursos ni público.
Hay aquí contradicciones en concentrar de nuevo en el parque central de la Ciudad de México esa carga. Y contraviene, porque hay otros parques en la ciudad qué mejorar; por ejemplo, le está faltando a Iztapalapa, a Azcapotzalco, en la zona de Barrancas en Álvaro Obregón. Sería importantísimo recuperar las alamedas del Oriente y del Poniente.
Esto contraviene otras políticas a nivel federal, como lo que está haciendo Sedatu, a nivel de mejoramiento urbano. El programa de Sedatu es muy exitoso, está llegando a las ciudades conflictivas, con más carencias y marginación, para recuperar espacios púbicos dignos y son centros que están generando comunidad.