En Louis Riel , el líder social canadiense a quien el historiador mexicano de origen francés, Jean Meyer , ha estudiado desde hace más de 50 años, habitan varias etiquetas que le ha endilgado la historia: héroe, traidor, asesino, rebelde, hereje, mártir, loco, noble, salvaje, humanista, defensor de los derechos de los mestizos y de los indios, padre de la provincia de Manitoba y agente del imperialismo yanqui; un personaje que permite mostrar que la historia siempre está en marcha y que las revisiones de los historiadores también cambian.
“Louis Riel es el hombre más estudiado, del cual más se ha publicado en Canadá, donde incluso se han hecho series radiofónicas, obras de arte, de teatro, óperas... y es el único canadiense que ha tenido el honor de que se publiquen sus obras completas, todo lo que Riel ha escrito, hasta un recadito en un papelito suelto, se ha publicado en cinco tomos y en edición bilingüe, francés e inglés. Ni el primer ministro John Mcdonald, que fue el fundador de Canadá, ha tenido ese honor, y esto demuestra cómo la opinión está evolucionando”, asegura Meyer.
El historiador nacido en Niza, Francia, en 1942, que llegó a México en 1962 y se naturalizó mexicano en 1977, acaba de publicar la primera biografía en español titulada El profeta del nuevo mundo. Louis Riel (Taurus, 2022), y asegura que Riel ha pasado de traidor, asesino y loco, a héroe nacional en los últimos años.
Meyer dice en entrevista que Riel no generó una guerra, sino que fue el gobierno del primer ministro de la época y padre fundador de Canadá, John Mcdonald quien decidió acabar con Louis Riel, acabar con la nación mestiza y acabar con los indios que ahora en Canadá llaman las “naciones primeras” o las “naciones originarias”.
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“De la misma manera que ahora el presidente Putin decidió invadir y hacer una guerra a Ucrania e inventó que los ucranianos habían atacado a los rusos que estaban cometiendo un genocidio, pues de la misma manera se acusó a Luis Riel del alzamiento, rebelión y alta traición, y por eso después lo condenaron a muerte en un juicio espurio, incluso violando toda la normatividad canadiense e inglesa de la época”, señala.
Pero más allá de esas falsedades que llevaron a la horca a Riel, cuya ejecución se hizo aun en contra de la protesta de todos los habitantes de Quebec, de la parte francófona de Canadá y de muchas protestas internacionales, hoy en día resulta que Louis Riel es un héroe nacional en Canadá, y se le celebra el tercer lunes de cada febrero, definido como Día Nacional de Louis Riel.
“En el calendario de las fiestas nacionales que siempre tiene una carga política, como nuestras fiestas nacionales, hay un día de Louis Riel. El traidor Riel, condenado a muerte por el tribunal del gobierno canadiense y la decisión del Primer Ministro de colgarlo, el traidor Riel, el loco Riel, el que fue acusado de querer una guerra india para masacrar a todos los blancos... puras mentiras, puros cuentos fantasmas, hoy en día es un héroe nacional y hoy en día se está oficialmente arrepintiendo el gobierno de Canadá de lo que hicieron los gobiernos anteriores desde John Mcdonald”, afirma Meyer.
El profeta del nuevo mundo. Louis Riel, biografía publicada por Taurus.
Dice el historiador que hoy en día en Canadá reconocen la tragedia que sufrieron las naciones primeras y reconocen que los indios fueron recluidos en las reservas y los mestizos fueron despojados de sus tierras y se transformaron en pordioseros, “ni en ciudadanos de segunda, de tercera, ni de cuarta de Canadá”; reconocen que a los niños, tanto mestizos como indios, a los cuatro o cinco años los arrancaban de sus familias para encerrarlos en las llamadas escuelas agroindustriales que duraron hasta 1965.
Jean Meyer reconoce que la historia siempre está en marcha, tanto la historia de la humanidad como también la historia que escriben los historiadores. Responde a que cada generación ve el pasado con sus propios ojos y lo ve a la luz de sus propios problemas o de su propia experiencia.
Cita el caso de México, que a lo largo de los dos siglos sobre el México independiente se tenía la visión de Miguel Hidalgo o de José María Morelos o Emiliano Zapata o de los Cristeros, y esas visiones han cambiado, “menciono esos cuatro personajes, el cuarto como colectivo, porque todos pasaron por una etapa de purgatorio o de infierno, satanizados de locos, asesinos, ladrones, terroristas —de cuando los zapatistas descarrilaban trenes—, y la historia que escriben los historiadores está en proceso constante de revisión”.
Meyer agrega que eso no significa que la historia sea incapaz de un conocimiento positivo, sino sencillamente es un cambio de perspectiva y eso es normal; igual que un fotógrafo que cambia de lugar para fotografiar al mismo sujeto y nos presentan una foto diferente que nos permite descubrir otros aspectos de la persona o del paisaje o del objeto que está fotografiando, “esa es la labor de los historiadores”.
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Esta biografía de Riel nos permite ver más allá de un país como Canadá y de la región americana, nos deja ver incluso Latinoamérica y la relación que sostenemos con los indígenas. Meyer apunta que Canadá, durante un tiempo, creía que había tratado a los indios mucho mejor que como los trató Estados Unidos, pero hoy en día reconoce que hicieron exactamente lo que hizo Estados Unidos con las reservas.
“No se trata de que nosotros los mexicanos o franceses nos demos baños de pureza porque el gobierno colonial francés también hizo una serie de barbaridades y estupideces; y nuestra Revolución Mexicana, a fines de los años 20 y principios de los años 30, importó el modelo de internado indigenista para aculturar a los niños indígenas, para que dejarán de ser indios y se transformarán en ciudadanos mexicanos modernos hablando español y no huichol o cora. Felizmente ese modelo no duró mucho”, señala el también autor de La Cristiada y Rusia y sus imperios.
También cita los casos de Argentina y Chile y menciona la llamada Guerra de las tres naciones contra el pequeño Paraguay que, dice, fue un verdadero genocidio en la segunda mitad del siglo XIX contra una nación realmente india, guaraní, resultado de las misiones jesuitas
“El gigante Brasil, Argentina y Uruguay se aliaron en una larga, durísima y cruenta guerra que culminó en genocidio, al grado de que al final de la guerra quedaba en Paraguay un hombre para nueve mujeres y la Iglesia católica tuvo que cerrar los ojos ante la poligamia para asegurar que no desapareciera el pueblo guaraní. Eso lo menciono en mi libro para situar lo que pasa en Canadá y en el mundo entero, es la época de la gran expansión de los imperios coloniales, donde está el ruso, el inglés, el francés, el holandés, el belga y el portugués; o sea, intento meter mi pequeña nación mestiza en la historia mundial”, concluye el historiador.
Y dice que Louis Riel fue un defensor de la pequeña nación mestiza y defensor de la multiplicidad de las culturas de los idiomas, un hombre que hablaba francés e inglés y además tres idiomas indígenas, “Riel quería hacer de Canadá un refugio de todos los pobres del mundo”.