Más Información
El arquitecto José Castillo , quien durante años ha investigado en torno de la movilidad y el espacio público en Chapultepec , y que fue parte del colectivo Ciudad Futura que fundó Alberto Kalach --donde también estuvo Teodoro González de León--, es crítico del proyecto Chapultepec.
Disiente del planteamiento, la conceptualización y el liderazgo. Define ese proyecto como “un disparate y un despropósito absurdo que no corresponde con la agenda que este gobierno se ha planteado de ‘primero los pobres’ y de equidad”.
Cofundador del despacho arq911 y uno de los impulsores de la recuperación del espacio del parque de la Hormiga que en 2002 se le ganó a Los Pinos, además de la apertura de áreas para peatones y ciclistas, Castillo (Ciudad de México, 1969) plantea en entrevista tres ejes desde los cuales argumenta por qué no cree en el proyecto de este gobierno para Chapultepec: los procesos, los presupuestos y la gobernanza.
De esto derivan preguntas y opiniones: ¿Cómo y por qué se entrega el proyecto a Gabriel Orozco?, ¿cuál es la competencia del artista para este proyecto?, ¿por qué la Secretaría de Cultura federal toma decisiones sobre un predio que es de competencia local?, ¿dónde están los estudios y diagnósticos que llevan a plantearse un proyecto de estas dimensiones?,¿se está cumpliendo con aspectos de Planeación y de Presupuesto a la hora de asignar recursos?
En entrevista telefónica, José Castillo se va al origen de este proyecto en el cual, se ha dicho así, el Presidente invitó a Gabriel Orozco, y en este punto plantea: “Es poco probable que López Obrador se haya acercado a Gabriel Orozco... Podría uno preguntarle al señor Presidente: ‘¿qué obra del artista Gabriel Orozco le pareció relevante para pensar que él pudiera liderar un proyecto ambiental y cultural como este?’”
El siguiente interrogante es cuál es la competencia de Gabriel Orozco para haber sido seleccionado para encabezar este proyecto. Competencia –acota— desde dos perspectivas: que hubiera habido un análisis serio sobre las mejores ideas acerca de Chapultepec para entonces hacer una selección de un equipo, y competencia en cuanto a que Gabriel Orozco posea las aptitudes técnicas, metodológicas y de comunicación para conceptualizar este proyecto: “Conozco y admiro el trabajo de Gabriel Orozco pero no sé si sus cualidades son suficientes para un proyecto de esta naturaleza. Hay gente que confunde el escepticismo sobre el proyecto con una animosidad con Orozco, pero eso no es relevante. Yo no tengo ninguna animosidad hacia él. Lo que sí puedo opinar es que un proyecto complejo, de esta naturaleza, no puede estar liderado por una persona sin experiencia en este tipo de trabajos y que no está capacitada para conceptualizar el proyecto”.
Esa situación –continúa Castillo-, explica la resistencia casi absoluta del sector cultural al proyecto. Ligado a esto, abunda, este gobierno ha demostrado desinterés, falta de compromiso y de institucionalidad frente a las artes y las ciencias: “Lo que vimos con los fideicomisos no es más que una disonancia cognitiva frente a lo que está pasando en Chapultepec. ¿Cómo se puede apelar a un proyecto de más de mil millones de pesos –sólo este año— al mismo tiempo que se está desmantelando la infraestructura financiera, organizacional y de gobernanza pública para la ciencia y la cultura en este país”.
Las autoridades que deciden en Chapultepec
Otro de los problemas que José Castillo señala en Chapultepec es el de las instituciones que encabezan las obras: “¿Quién tiene las facultades para decidir sobre el Bosque de Chapultepec?”, interroga, y detalla: “El territorio demarcado de Chapultepec forma parte de la jurisdicción de la Secretaría de Medio Ambiente del gobierno local. Al parecer no existen elementos jurídicos para que la Secretaría de Cultura decida sobre el futuro del bosque de Chapultepec.”
Castillo recuerda que los gobiernos y las instituciones sólo pueden hacer lo que está facultado en la ley por eso reclama: “¿Por qué Cultura tiene facultades en un territorio que no le corresponde?, ¿por qué la ciudad cede en su responsabilidad para con los ciudadanos en ese espacio?, ¿bajo qué marco legal?”
A lo anterior, Castillo añade que se ha desconocido o minimizado el lugar del organizaciones como el Consejo Rector Ciudadano del Bosque de Chapultepec y del Fideicomiso Probosque de Chapultepec: “En los últimos años se hizo un esfuerzo enorme para profesionalizar las acciones en Chapultepec con un Fideicomiso y un Consejo Rector, donde ciudadanos seleccionados opinaban sobre los proyectos; el Fideicomiso no es cosa menor, fue el mecanismo que permitió que hubiera aportación uno a uno, entre los recursos privados y los públicos. Esas estructuras de decisión se han ignorado, no les interesó mucho el trabajo del Fideicomiso ni del Consejo Rector; no se les ocurrió preguntarles cómo le habían hecho y por qué habían tomado decisiones de transformación e inversión, y si lo hicieron, pareciera que no lo han tomado en cuenta”.
Los diagnósticos y los estudios
A pesar de que no hay un diagnóstico integral del Bosque, advierte el arquitecto, nos encontramos con una convocatoria para concursar por proyectos como es el caso del Centro de Cultura Ambiental. “Antes de una convocatoria de concurso de arquitectura, tendría que existir un documento público que determinara el análisis costo-beneficio de un proyecto así, y en el contexto de un bosque, como es Chapultepec, tendríamos que preguntarnos por qué un museo con ese nombre rimbombante de Centro de Cultura Ambiental. ¿Qué es un centro de cultura ambiental? No hay una conceptualización de lo que es…. En Chapultepec ya hay un Museo de Historia Natural, hay un Museo del Niño y un Museo de Energía y Tecnología que no se ha podido terminar. Adicionalmente, hay otros museos de ciencia en la ciudad como el MUCA en la UNAM, el Museo Universum y el Museo de Geología.
¿Realmente se quiere hacer otro museo más, canibalizando estos otros? Tampoco se ha presentado un trabajo de análisis y diagnóstico de la infraestructura museística en el Bosque y su estado, no hay un análisis de la vocación que podría tener la Segunda Sección. Nada ha sido ni público ni accesible. Y eso habla de un problema de falta de diligencia y de transparencia”.
Otro aspecto que Castillo encuentra problemático es el de los recursos. Se pregunta por qué lanzar un concurso para un centro de cultura ambiental o plantear un museo más –pabellón mexicano contemporáneo-- cuando hay museos a los que se les está metiendo el agua o no se puede pagar mantenimiento.
Y aquí pide aclarar por qué no se siguen mínimos criterios aceptados en Planeación Urbana: “Hay que preguntarse quién decide, quién paga y quién se beneficia. Eso tiene que estar claro para determinar qué modelo de planeación urbana estas generando".
El arquitecto cuestiona además el lugar al que se están destinando los recursos: "¿Realmente necesitamos meterle miles de millones de pesos a un parque en el poniente de la ciudad? No creo que debería ser prioritario… Es una irresponsabilidad de manejo de recursos: están utilizando recursos públicos para privilegiar fundamentalmente a gente que ya tiene espacios de esparcimiento, opciones recreativas y una calidad de vida enorme. ¿Por qué no está construyéndose en el Bosque de Aragón el parque más importante del oriente de la Ciudad? Creo que porque no le interesa a este gobierno. En una lógica de símbolos, están buscando ‘soluciones’ a los problemas, no donde están los problemas, sino donde están los ‘reflectores’. El origen de la marginación en este país está en la falta de acceso a oportunidades, incluyendo acceso a recreación; en el oriente de la Ciudad es donde hay mayor falta de oportunidades”.
Castillo coincide con varios arquitectos entrevistados de que el proyecto deja fuera a la comunidad y colonias del otro lado de Constituyentes: “Lo que se ve hasta ahora es que están más obsesionados por el sitio y los objetos… por lo que sucede del muro hacia adentro, que por el usuario y el ciudadano. Esa es una concepción de urbanismo que está en quiebra. En los documentos no mencionan las colonias América, Bondojito, San Miguel Chapultepec porque no existen para ellos. Las colonias del sur no están ni en la convocatoria del proyecto arquitectónico ni en la descripción del plan maestro. No lo mencionan como tampoco mencionan el acceso por estaciones del Metro. Cuando uno oculta al ciudadano en un plan maestro, y en este caso en particular a la gente desfavorecida, tanto local como la que viene de lejos, lo que en realidad está diciendo es que no les interesa.
“Los problemas de Chapultepec no son falta de museos, islas de fertilidad ni de ‘calzadas voladoras’; planearlo así, no sólo es una irresponsabilidad sino negligencia. Por eso creo que Gabriel Orozco, que no sabe conceptualizar un parque público, no puede estar a la cabeza de este proyecto. Pero este gobierno es un gobierno de símbolos, símbolos que van contrarios a los objetivos que pretende atender, a los problemas reales que tiene esta ciudad, este país, como son el medio ambiente, el cambio climático, la equidad, problemas que son centrales al siglo XXI”.
El arquitecto José Castillo concluye que le resulta preocupante que en un año y medio no hayan sido capaces de presentar un documento serio. Lo que hasta ahora se ha dado a conocer no es un plan maestro, que tendría que ser simultáneamente el proyecto y el proceso: “No lo es ni en procedimientos ni en formas ni en resultados… Lo primero que se esperaría es un diagnóstico… Pero no lo hay. Creo que lo que hay son anuncios que parecen recoger de anteriores proyectos, y nada que se vea que viene de un diagnóstico. Más bien parece que se busca mostrar resultados”.
“No creo que como arquitectos, urbanistas, paisajistas pero, sobretodo, como ciudadanos debamos avalar formas de transformación del parque que le pueden hacer daño no en los cuatro años que nos quedan de sexenio sino en los siguientes 40 años”.
1,116 Millones
de pesos es el presupuesto que en 2020 se ejerce en el proyecto, según la Secretaría de Cultura.
Frase
“Lo que hasta ahora se ha dado a conocer no es un plan maestro. No lo es ni en procedimientos ni en formas ni en resultados”, José Castillo . Arquitecto.