"Errantes-Viaje a la memoria", pieza escénica entre la danza y el teatro que dirige Gilberto González Guerra, cuenta la historia del Mago Blanco, creador de universos fantástico, quien, enfermo, en el límite entre la vida y la muerte, la alucinación y la realidad, crea a los Errantes, una serie de personajes que lo acompañan en ese proceso hacia el final.
Pero resumir así el argumento de la obra es quedarse en la superficie porque "Errantes-Viaje a la memoria" explora la fragilidad humana en ciertos procesos. Surgió a partir de dos experiencias cercanas a la muerte que tuvo González Guerra. Una de éstas fue el deceso de su madre. El director cuenta que, entonces, su papel no sólo fue el de un hijo amoroso, sino el de un cuidador, un acompañante y enfermero durante el tiempo que ella tuvo cáncer: "Prácticamente viví con ella todo ese proceso hasta el final de su vida".
El proceso, la búsqueda que derivó de él, lo llevó a escribir la obra; fue una forma, también, de acompañar a su madre: "Convertí mis miedos, la inquietud de cómo se presentaría la muerte, en un acto y acompañamiento amoroso", explica y no omite que hubo estados profundos de depresión y ansiedad que lo hicieron sentir como un visitante al inframundo, un turista en "los lugares más oscuros que uno puede imaginar".
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"La muerte en sí misma lleva, muchas veces, a un estado de dramatismo y tragedia; de algo fatal. El dolor es inevitable, pero lo que busco con esta obra es el exorcismo de mis propios demonios; es darles una vuelta, una salida luminosa con lo poético y el trabajo lúdico que, por momentos, creamos. Y creo que sí lo logramos. Creo que sí les damos vuelta y transformamos ese estado de miedo en algo luminoso y esperanzador. Es el anuncio de que quizá vendrán cosas mejores que lo que no ha tocado experimentar. Nosotros solamente somos este cuerpo que vestimos, pero somos los que han venido a sembrar en otros, lo cual nos hace mucho más grandes", abunda.
Además, la intención ha sido, explica, compartir esta historia escénica con un grupo de amigos que está dentro de la obra: Juan Ramírez, como uno de los Errantes; Manuel Fragoso, otro errante también. "Nosotros damos la cara en escena, pero hay un grupo vasto e importante que nos apoya en todo este proyecto".
"Nos interesa tocar realidades humanas como la muerte o el amor. Todo lo que somos. El lado esperanzador que buscamos más allá de las situaciones que no quisiéramos que existieran. Buscamos generar algo, decir: nos despedimos en este momento, pero nos quedamos con mucho más de lo que deja la despedida. Quedarnos con todo lo que construimos juntos para darle un mayor valor, un mayor peso a estas experiencias. Mi intención es que se siga viendo esa pequeña luz, esa esperanza, en el momento complejo de la separación y la ruptura".
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Como coreografía, "Errantes-Viaje a la memoria" es una de las más teatrales que ha hecho González Guerra desde la compañía Onírico: "Tiene diferentes influencias que vienen del teatro, la danza contemporánea, las artes urbanas y el uso del color. La obra tuvo diversas herramientas para su creación".
La pieza se estrenará el 2 de julio en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo. Las siguientes funciones serán los días 9, 16 y 23, a las 20:00 horas, en el Teatro de la Danza. En agosto se presentará en la Sala Miguel Covarrubias de la UNAM; en septiembre será en el Teatro Raúl Flores Canelo del Centro Nacional de las Artes (Cenart).
melc