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De los piojos que venían en las ratas de los barcos, a los virus que hay en los aviones. Así se podría resumir la historia de las epidemias en lo que hoy es México. Aunque esa historia tiene antecedentes en el mundo prehispánico.
En más de cinco siglos de memorias de epidemias, los territorios de lo que hoy es la Ciudad de México, y México han enfrentado graves, prolongadas y mortíferas epidemias; la mayoría virales, otras bacterianas y algunas resultado del hambre. Casi todas llegaron con invasores.
En el segundo semestre de 2020 se cumplen 500 años de una de las más citadas y mortíferas: la viruela. Pero no fue la peor, sino la epidemia de 1576, llamada hueycocoliztli, que casi diezmó a la población.
El doctor Carlos Viesca Treviño, académico del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina de la Facultad de Medicina de la UNAM, quien ha estudiado las enfermedades y su historia, y que con la investigadora Elsa Malvido escribió sobre la epidemia de 1576, recupera en entrevista las características y memorias sobre estas epidemias.
En tiempos de la Conquista
“Había enfermedades en México, pero había un balance entre medio ambiente y las culturas existentes. Cuando llegaron los españoles —y esto es válido para todo el siglo XVI y para los descubrimientos en Asia y en las islas del Pacífico—, el mundo se volvió único, y entonces vinieron gérmenes del Viejo Mundo al Nuevo Mundo, y fueron otros del Nuevo Mundo al Viejo Mundo”, dice Viesca, autor de libros como Medicina prehispánica de México.
Una de las epidemias que hubo en México antes de la llegada de los españoles fue de tifo murino —años más tarde se padecería con el tifo europeo. En 1508, aproximadamente, hubo una epidemia por tifo; más atrás en la historia, hay fuentes que aseguran que las epidemias acabaron con Tula en el siglo XII, entre otros graves daños.
El nombre que designaba estas grandes enfermedades existía antes de la primera epidemia traída por los españoles. Era cocoliztli, que significa el mal que nos da a nosotros, (y luego se agregaba una segunda palabra que indicaba más detalles o características), explica.
En 1520 fue la viruela la primera gran epidemia: “No llegó a pandemia porque no cubrió otras partes del mundo, pero sí cubrió poco a poco todo América”.
Según los cronistas, Francisco de Eguía, que había sido esclavo de Pánfilo de Narváez, y que venía del norte de España, transmitió la enfermedad; hoy hablaríamos de él como el paciente cero.
“A los españoles no les hizo mayor daño, ya conocían la viruela, pero cuando llegó a Tenochtitlán se desencadenó una epidemia terrible en el segundo semestre de 1520. Murió mucha gente, Cuitláhuac, por ejemplo”. Esa epidemia atacó a muchos adultos jóvenes; se manejan distintas cifras, algunos hablan de 300 mil víctimas, otros de 40% de la población. El investigador dice que los historiadores coinciden en que fue la principal ayuda para que Hernán Cortés lograra la Conquista.
“Sabemos por el Cronista de Tlaxcala, Muñoz Camargo, que la gente cuando empezaba a tener la erupción y sentía las molestias se iba a bañar al río, y lógicamente todos los que se bañaban en el río se infectaban. Incluso al río que está cerca de Tlaxcala lo apodaron río Zahuatl: río de los granos; a la viruela la llaman hueyzahuatl cocoliztli (significa enfermedad que nos da todos, de granos grandes)”.
La viruela continuó por siglos, con brotes epidémicos, cada 25 años aproximadamente, hasta que entre los siglos XVIII y XIX se dio el proceso de inoculación y posteriormente el de la vacuna.
Tras la viruela, la siguiente epidemia fue en 1531: el sarampión, que también llegó con la Conquista, y que mató a niños, sobre todo, dice el doctor Viesca. “La llaman tepitonzahuatl, de granos chiquitos”.
Luego de 14 años, en 1545, el territorio sufrió una nueva epidemia. “Huey cocoliztli matlazahuatl, gran epidemia de granos o manchas azulosas en forma de red”.
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Viesca plante que fue tifo epidémico traído de Europa. “Relatan que corrían ratas negras de la costa hacia los altiplanos, en eso me baso para pensar que es tifo: la rata negra viene en barcos; el tifo lo transmite el piojo de la rata; la rata no se muere, sólo es su vehículo. Este matlazahuatl también mata a mucha gente; se expande de la costa al altiplano de México, y luego hacia las periferias”.
A partir de esta epidemia se introdujeron medidas como echar cal a los cadáveres. Uno de los contagiados aquí fue Fray Bernardino de Sahagun, quien sobrevivió.
En los años siguientes hubo brotes de viruela, ya no son epidemias sino endemias; pero la “tranquilidad” duró hasta 1576:
“La de 1576 fue la epidemia más grave del siglo XVI. La llamaron sólo hueycocoliztli, no le pusieron apellido porque no supieron qué era. Hace poco, investigadores alemanes dijeron que era tifoidea, porque encontraron genoma de tifoidea en unos restos en Oaxaca, de esos años; me parece que es una barbaridad, porque en tres meses mató a un millón 200 mil de personas en el altiplano central y no hay tifoidea que mate ese número de personas. Se había dicho que era paludismo, después hepatitis epidémica, pero tampoco. Elsa Malvido y yo pensábamos peste bubónica, porque en 1575 y 1576 hubo esa epidemia muy seria en China y llegó a Filipinas y hasta Venecia y Europa. Pero estudiando la geografía encontramos que los primeros lugares en que se dio no habían sido Acapulco, San Blas, Veracruz o Yucatán, y que no hubo en las Antillas, entonces tuvimos que echarnos para atrás. Hoy pienso que se trató de una fiebre hemorrágica, porque en esos años se empezaron a poblar áreas mineras de Durango y Zacatecas, y porque esa fiebre fue muy bien descrita por dos médicos: Francisco Hernández, médico de Felipe II y Alonso López de Hinojosos”.
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El doctor Viesca relata que esa epidemia fue terrible y se propagó por todo el territorio mexicano. “Entre agosto y fines de año de 1576 mató en el México, central, valle de Toluca y esta parte, a más de un millón de personas. Murieron en el centro cuatro de cada cinco personas”.
Otra epidemia en el XVI fue el paludismo, que llegó con los esclavos; la población que más sufrió fue la de las costas. Este siglo de la Conquista murieron por epidemias millones de personas. Se dice que de Durango hasta Guatemala, a la llegada de los españoles había entre 25 y 30 millones de personas, pero “para 1590 quedaba un millón”.
Pero en ese tiempo también se dio el efecto contrario, el de enfermedades que América exportó. Viesca cita en ese caso la sífilis, un tipo de sífilis. “Sí había sífilis en Europa antes del Descubrimiento de América. Pero los europeos se infectaron con otro tipo de sífilis, la americana, para la que no tenían defensas. Hubo una epidemia de sífilis brutal en 1493 en Europa llevada del continente americano, de las islas de las Antillas, no de México. El primero que murió fue uno de los pilotos de Colón”.
Colonia e Independencia
Si bien el hueycocoliztle de 1576 quedó atrás, de nuevo se produjo una matlalzahuatl, de tifo, muy fuerte, en 1736. Hubo epidemias de influenza fuertes en 1710 y en 1800. “Ahí podemos ver la influenza cada 100 años. Los muchos virus que hay de influenza mutan y aparecen sepas mucho más agresivas, como el H1N1; fue el mismo de la influenza española de 1918, que fue tipificado”. Viesca describe que también en medio de la lucha por la Independencia, hacia 1813, hubo una epidemia en Cuautla. “Hay varios libros al respecto, se ha hablado de que pudo ser tifo o influenza; que les pegó a los españoles pero que a las tropas de José María Morelos, que venían de la costa, no les hizo tanto daño”.
Una pandemia, no epidemia, se registró en el siglo XIX por cólera, en 1833. Comenzó en India en 1825, llegó a Europa en 1829, y a México en 1833. “Se calculan cerca de 30 mil muertos en el Valle de México”.
Carlos Viesca ha escrito también acerca de una epidemia que hubo en el país en 1914, que no fue por virus o bacteria, sino por hambre. Así lo explica: “Fue una epidemia muy curiosa, de hinchazones raras, por hambre, no por un germen; entonces no llegaba comida a la Ciudad de México. La gente pobre come cortezas de árboles, ramas tiradas, se llenan de liquido por falta de proteínas. Esa epidemia, y la del pelagra en África (por comer maíz sin nixtamalizar o pilar), no son contagiosas, aunque parecía que sí porque a toda una población le paso”.
Poco tiempo después, la epidemia que sufrió el país fue la de 1918, la de la fiebre española, que en el mundo causó la muerte de 50 millones de personas, y en México, se estima, entre 300 mil y 500 mil víctimas.
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La poliomelitis en los años 50 fue otra gran epidemia. Luego vendría el VIH en los 80, el cólera en los años 90, el dengue... pero en varios de estos casos ya no hablamos de epidemias y menos de pandemia.
La más reciente fue la influenza en 2009. “La H1N1, igual a la española, afortunadamente el germen no fue tan dañino, al menos en México, como se esperaba —se controló bastante bien. Una década después —dice el doctor Viesca— si bien hoy con el coronavirus no vamos a llegar a tener en la Ciudad de México lazaretos, probablemente sí habría algunos lazaretos chiquitos, toda la ciudad es muy difícil. Pasamos de una historia de piojos que viajaban en las ratas de los barco, a virus que hoy llegan en aviones”.