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El 2021 inicia con las más altas cifras de contagio y muertes desde que inició la pandemia de Covid-19 en México, en febrero del año pasado. Las fiestas decembrinas y la tradicional celebración del Día de los Reyes Magos han marcado los últimos días del 2020 y los inicios de la nueva década. Los fotógrafos de EL UNIVERSAL han registrado el júbilo de la temporada y el aumento de las ventas en ciertos sectores.
Sin embargo, tras la algarabía han comenzado a contarse por miles los contagios del coronavirus SARS-CoV-2 y la dura realidad se impone: el crecimiento de hospitalizaciones, la búsqueda de tanques de oxígeno para quienes enfermaron y la crisis de los negocios que debido al semáforo rojo han permanecido cerrados o con pocas ventas. Estas son algunas de las estampas de la crisis ocasionada por el Covid-19, que ha provocado la muerte de 1.9 millones de personas en el mundo.
En búsqueda de oxígeno, de Germán Espinosa. 1 de enero
Foto: Germán Espinosa/ EL UNIVERSAL
Fuimos a la explanada de la alcaldía Iztapalapa porque implementaron un programa de apoyo que consiste en cargas gratuitas de tanques de oxígeno para personas que llegaran con su receta y con diagnóstico de que padecen una enfermedad respiratoria. Las personas van con su tanque, les dan un turno y pasan a que se los llenen.
Hay 50 fichas que corresponden a 50 cargas para que la gente pueda llenar su tanque. En la fila tardan entre 20 y 30 minutos y atienden como de las 9:00 horas a las 17:00 horas. En el tercer día del programa, cuando fuimos, nos comentaron que el primer día llegaron a las 50 recargas, pero en el segundo solo a 36; ese día, a la hora que fuimos, al mediodía, iban también en la 36 y esperaban llegar a las 50. La gente se empezó a formar más o menos desde las 8:00 horas.
Jornada de vacunación contra Covid-19, de Carlos Mejía. 2 de enero
Foto: Carlos Mejía/ EL UNIVERSAL
En la fila, en primer lugar, resalta un hombre, es médico y me llamó la atención por su máscara, casi casi de anti gas; más que para el virus parecía contra un gas tóxico. Nos comentaban que él se protegía de más porque era médico de una clínica particular en Texcoco y ahí llegaban muchos pacientes posibles de Covid. Primero acuden a un particular porque creen que se trata de una gripa común.
Sin embargo, debido a que trabaja en un hospital particular no estaba en las listas de vacunación contra el SARS-CoV-2. Él y cerca de otros cuatro médicos de la misma clínica de Texcoco estuvieron formados por más de dos horas, pero personal del hospital de Chivatito les indicó que no había vacunas para ellos. No tienen garantizada la vacuna, tendrán que esperar a las indicaciones de las autoridades sanitarias, pero se exponen mucho al contagio, como todo el personal de salud de instituciones públicas.
Visita a la Guadalupana sin distancia social, de Berenice Fregoso. 3 de enero
Foto: Berenice Fregoso/ EL UNIVERSAL
Hicimos un recorrido para ver cómo estaba funcionando la Basílica de Guadalupe durante la contingencia con semáforo rojo. Fuimos a ver qué actividades había y encontramos que la única era ver a la Virgen sobre las bandas eléctricas. Ahí la gente no camina, prefiere hacer una foto o decir una breve oración en lo que pasa ese pequeño trayecto, aunque se hace una fila que no respeta la sana distancia y en la que la gente se junta bastante. Se hacen varios metros de fila para entrar a ese andador, pero los fieles tienen mucha fe, quieren pagar mandas y quieren encomendarse, entonces es casi inevitable que pase eso.
Se ha mantenido la afluencia de gente, pero no es tan masivo como en otros años. La gente sí obedece al llamado del episcopado de mejor tener el altar de la virgen en casa, aunque es inevitable que sigan asistiendo. Pese a ser menos personas se hacen las largas filas y se rompe la sana distancia; en la foto están a menos de metro y medio entre ellos. Van familias completas, desde adultos mayores de 90 años hasta recién nacidos.
Reyes Magos en Tepito, de Diego Simón Sánchez. 3 de enero
Foto: Diego Simón Sánchez/ EL UNIVERSAL
Esa foto la tomé el domingo pasado, fui a la zona de Tepito , en la Morelos, sobre el Eje 1 Norte, para hacer fotos de la venta de juguetes previo al Día de Reyes. Pedaleé por todas esas calles y fue un relajo, había demasiada gente y procuré no bajarme. Como es una zona muy peligrosa no saqué la cámara, todo el registro de la afluencia de gente lo hice con el teléfono. Había puestos no solo de juguetes, también de ropa y de todo lo demás que se comercializa en esa zona. En todas las calles que cruzan con el Eje estuve esperando.
A mucha gente no le importó el semáforo rojo y fue a buscar juguetes para sus hijos. Se alcanza a ver cómo la mayoría de gente porta cubrebocas, pero la sana distancia o el confinamiento no existió. Noté la misma cantidad de gente que en años anteriores, el día que más aglomeraciones hay es el cinco de enero. Los mismos comerciantes te lo dicen: 'esta es nuestra época y ya perdimos demasiado el año pasado'.
Juguetes en Tabasco, de Luma López. 4 de enero
Foto: Luma López/ EL UNIVERSAL
Para mí es una foto del consumismo irresponsable . Tabasco está en semáforo naranja, pero el gobernador advirtió que es probable se regrese a semáforo rojo. Hace unos días, por cuatro casos más, no le pegamos a los 400 contagios; hubo 11 muertos, casi las cifras de junio y julio del año pasado. Los juguetes no son productos esenciales, pero se mantuvo su venta por las fechas.
No sé por qué la sociedad no puede esperar o sacrificar un poco. Hablé con mucha gente y me respondían que no les importaba, que para ellos era más importante ver reír a sus hijos y bien valía el riesgo.
Contagiarse y llevar el virus, ¿vale la pena para ver reír a tu pequeño? Es una total falta de respeto. Traían cubrebocas y gel, pero dentro de la tienda, incluso para entrar, no había sana distancia, lo cual es primordial en cualquier lugar.
Cartas para los Reyes Magos, de Diego Simón Sánchez. 4 de enero
Foto: Diego Simón Sánchez/ EL UNIVERSAL
Esta foto es en el Palacio Postal . Fuimos a ver cómo estaba la afluencia de niños, pues en ese lugar la gente instala buzones para que los pequeños depositen sus cartas para los Reyes Magos; también suelen instalar mesas para que los niños se sienten a escribir sus cartas y van Reyes para que se puedan tomar fotos. Este año fue distinto debido a la pandemia.
Hubo una menor cantidad de gente, se notó demasiado. La nueva dinámica fue que se le pidió que compraran su carta y se fueran a su casa a escribirla con calma y regresaran a depositarla. La mayoría de la gente atendió la orden, pero había una que otra familia que no sabía y ahí mismo la escribían. En la entrada estaban las instrucciones, pero como mucha gente no podía volver después, optaban por escribirlas ahí mismo. Había muy poca gente y pudieron mantener la sana distancia.
Trasforman centro cultural en hospital, de Jorge Alvarado. 4 de enero
Foto: Jorge Alvarado/ EL UNIVERSAL
El Centro Cultural Toluca es un auditorio muy grande que el gobierno acondicionó a mediados de año para pacientes Covid. Ante el aumento de contagios, opera para que los pacientes que no son de Covid puedan recuperase allí. Por ejemplo, las mujeres que acaban de tener bebés tienen ahí su recuperación de 1 o 2 días, también es para personas con cirugías menores. Había tres mujeres que llegaron del hospital Mónica Pretelini, las trasladaron para que no tengan riesgo de contagio de Covid y para despresurizar los hospitales Covid.
Se acondicionó desde el año pasado y no se había usado, ahora con el repunte de casos se decidió usar. La implementaron como algo preventivo y llegó el momento de usarlo. A las tres mujeres que llegaron, todas por maternidad, les hicieron la prueba rápida para checar que no estuvieran contagiadas de Covid-19.
Las roscas de Don Beto, de Edwin Hernández. 5 de enero
Foto: Edwin Hernández/ EL UNIVERSAL
Él es el señor Alberto Carmelo González, de 89 años, mejor conocido como “Don Beto”. Vive en Santa Lucía del Camino, en Oaxaca. Desde hace más de 30 años se dedica a la panadería. Anteriormente cocinaba sus roscas de reyes en estas fechas para sobrevivir con su pareja, quien murió hace más de un año. Tiene una gran demanda porque todos lo conocen, con las ganancias que obtiene de las roscas puede sobrevivir todo el año. Vende panes durante todo el año, pero su ganancia más importante la obtiene de las roscas de reyes.
Lo bonito del señor es que sus roscas son tradicionales, todo lo hace a mano, desde la amasada, los adornos; uno de sus sobrinos lo ayuda a seguir horneando. Es muy detallista en su labor, todo lo pesa, las porciones. Es un señor muy alegre.
Pero este año nos dijo que sus ventas bajaron casi en un 50% debido a la pandemia, muchos no compraron, pero esperaba que no lo fuera tan mal porque es lo que le quedaba para sobrevivir. Sus roscas fueron bajo pedido, todo lo tenía ya apartado.
Nariz de corazón reparte juguetes, de Carlos Mejía. 6 de enero
Foto: Carlos Mejía/ EL UNIVERSAL
La fundación Nariz de corazón, encabezada por una licenciada que estudió administración de empresas, organizó una recolecta de juguetes y ropa para repartirlos en zonas marginadas. Por ejemplo, a niños y jóvenes que viven en Garibaldi, entre Eje Central y Reforma. Los acompañamos y vimos cómo además de los juguetes, fueron con payasos y también les dieron ropa a los adultos.
Está padre que recolecten juguetes nuevos y usados que aún se pueden ocupar. La encargada tomó un curso de risoterapia y desde ahí surgió esta iniciativa, es algo muy padre. Para el ser humano es importante reír. Tanto niños como adultos se pudieron reír y estar muy agradecidos con este acto.
El último adiós, de Diego Simón Sánchez. 7 de enero
Foto: Diego Simón Sánchez/ EL UNIVERSAL
Esta foto es de afuera del Panteón San Isidro, en Azcapotzalco. Buscábamos testimonios de personas que fallecieron por Covid y de gente que trabajaba en las funerarias. En la espera me tocó ver cómo esta señora salió con las cenizas de su familiar y cómo iba con su pistola, de la que salía un humo sanitizante para tratar de no contagiarse del coronavirus.
Salió apresurada, pues esta situación de ir a cremar a tu familiar se volvió más dinámica. Esta señora iba con dos integrantes de su familia, pero solo ella podía entrar. Salió muy decaída, es difícil tener la posibilidad de poder acercarte para preguntarle algo, entendemos que es un momento demasiado tenso y triste, eso se refleja en su rostro. No sólo lidia con su pena, también con el miedo de no contagiarse.
fjb