Madrid. —El historiador mexicano Enrique Krauze abogó porque en América Latina y España prevalezcan siempre la democracia, el saber sobre el poder, la ley y la libertad sobre los fanatismos de la identidad.
“Hago votos para que siempre, por sobre los designios del poder, impere la vocación del saber. Que nunca más el odio impida el diálogo. Así la historia podrá cumplir su más alta misión, la de ser camino de comprensión y de concordia”, señaló Krauze tras recoger de manos del rey Felipe VI el III Premio de Historia Órdenes Españolas en una ceremonia celebrada en el Monasterio de El Escorial (Madrid).
El historiador abordó en su discurso de agradecimiento el conflictivo episodio de la conquista española y las no siempre apacibles relaciones entre España y México para remarcar que “la historia no es un tribunal”.
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“Nadie abraza ya la explicación providencialista de los vencedores o la fatalista que se atribuye a los vencidos (…) El deber del historiador, sobre todo ante un drama (la conquista) a tal grado remoto, no es juzgar sino ante todo documentar, explicar y comprender”, dijo.
La presencia de Felipe VI en la ceremonia otorgó un significado especial a las palabras de Krauze, teniendo en cuenta que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha pedido de forma reiterada al monarca y al Estado español que admitan su responsabilidad histórica por los abusos cometidos durante la conquista y ofrezcan disculpas o resarcimientos políticos, algo a lo que se han negado las autoridades ibéricas por considerar que no se puede observar aquellos hechos desde los parámetros actuales.
Al ahondar en el debate sobre la repercusión de la llegada de los españoles a México, el escritor dijo que la mejor forma de conmemorar aquel suceso es que ambos países hagan memoria juntos. En este contexto, reiteró su deseo de que nunca más el odio frustre el diálogo, como sucedió tras la guerra de independencia de México en 1821 y la discordia entre partidos, cuyo efecto sobre el conocimiento histórico fue desastroso.
“Toda la explicación del bando conservador consistía en culpar de los males de la nación a las modas de un siglo sin fe. Y toda la explicación del bando liberal (admirable, por otros motivos) se reducía a culpar a la Conquista y la era virreinal de los males de la nueva nación”, recordó, antes de señalar que ambos bandos tendieron a olvidar el pasado indígena.
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“Hago votos para que siempre, por sobre los designios del poder, impere la vocación del saber. Que nunca más el odio impida el diálogo”; Enrique Krauze, Historiador.
El editor subrayó que México no es un mosaico ni una tela desgarrada, sino un crisol, una mezcla de valores fruto de la construcción cultural.
Krauze también reivindicó la importancia del mestizaje que “algunos niegan, demeritan o relativizan”, pero que sirvió para forjar una nueva cultura por la vía de los sentidos y el amor, constituyendo el mejor legado de la Nueva España a México.
“En la dieta predominó la influencia indígena; en la medicina y la herbolaria, confluyeron ambas culturas; y en la lengua, a despecho del predominio del español (…) la babel de lenguas indígenas sobrevivió e impregnó al castellano con una variedad de mexicanismos, tonalidades, acentos”, concluyó.
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