La Orquesta Sinfónica Nacional celebrará su aniversario 95 con un concierto de gala, cuyo programa gira alrededor de la identidad del ensamble. Se trata de compositores muy establecidos a nivel mundial — explica su director, Ludwig Carrasco— que fueron elegidos para mostrar la paleta que maneja la orquesta en el presente: "Obras distintas entre sí, pero que sirven para explorar las identidades, temática que adoptamos en nuestros conciertos enmarcados en el aniversario. En este año, hemos reflexionado sobre qué somos como orquesta, cómo nos ve el público y cómo pretendemos proyectarnos en un futuro cercano", dice Carrasco, quien en la década del 90 fue músico interino de la Sinfónica.
Al programa de la gala, que será mañana, 8 de septiembre (20:00 horas) y el domingo (12:15 horas) en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, lo conforman "Los maestros cantores de Núremberg", de Richard Wagner; el "Concierto para violín núm. 1", Op. 77 en La menor, de Dmitri Shostakóvich; "Zaztun", de Hilda Paredes, en el estreno mundial de una versión nueva, y "El mar", de Claude Debussy.
Obras indispensables, continúa el director artístico, en cualquier repertorio sinfónico y que le revelan al público el abanico manejado por la orquesta, su flexibilidad a la hora de abordar todo tipo de tipo de repertorio e integrarlo de forma brillante y sólida. Justo se empieza con Wagner, que es tanto distinto a Debussy; estéticas que rivalizaron en su tiempo. En cuanto a Shostakóvich, hay un invitado especial, el solista Roman Simovic: "Es una obra que en la programación de la sinfónica lleva, más o menos, una década sin presentarse. Buscamos recuperar algo que estuviera a la altura de la celebración".
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En un sentido de vínculo o conexión, la obra de la maestra Hilda Paredes complementa el programa. "Además de que es mexicana, es una compositora viva con un lenguaje contemporáneo distinto al de las otras tres obras que presentamos".
Después de la gala, la temporada arranca, el 22 y 24 de septiembre, con el "Angelus", de Miguel Bernal Jiménez; "Concierto para violonchelo", Op. 104 en Si menor, de Antonin Dvořák, interpretado por el violonchelista rumano, Andrei Ioniță —ganador del Concurso Internacional Chaikovski, uno de los más difíciles y prestigiosos que hay— y la suite, "Cuadros de una exposición", de Modest Mussorgsky, en la orquestación de Maurice Ravel, a quien carrasco considera coautor. La temporada recalca la inquietud de la Sinfónica por ahondar en sus capacidades y recuperar, en referencia a Mussorgsky, obras clave del repertorio sinfónico que llevan años sin programarse.
"Es necesario presentar estas obras cada dos o tres años para hacer una tradición interpretativa y generar continuidad". Esta temporada, enfatiza, también es una oportunidad para mirar hacia la música mexicana de primer nivel; en este caso, el "Ángelus", de Bernal Jiménez, quien fuera parte del nacionalismo, mas no el de Chávez o Moncayo, sino uno "religioso, cercano al pueblo y la vida cotidiana. Bernal Jiménez es un compositor que casi nunca aparece, más allá de la programación de dos o tres obras, aunque aún falta explorar su repertorio, no sólo sinfónico, sino la música de cámara, los instrumentos solistas y lo vocal. Su nombre es famoso, pero no se escucha como debería".
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Al respecto, adelanta, hay una semilla para presentar más adelante la música del ballet "El chueco", el cual lleva décadas sin programarse y es, para su gusto, una obra maestra.
Dvořák, paralelamente, fue el padre del nacionalismo de la República Checa, mientras que "Cuadros de una exposición" también sirve para reflexionar sobre la identidad musical: no es una obra compuesta para orquesta, sino para piano, que se ha vuelto popular y fundamental en los repertorios sinfónicos.
Para la segunda temporada, el plan es presentar obras de compositoras mexicanas como Alejandra Odgers, Pilar Jurado y la ya mencionada Hilda Paredes. Por último, Carrasco dice que la orquesta se encuentra en un momento musical positivo, en el que hay un relevo generacional; se va gente que cumplió un ciclo importante dentro de la Orquesta, llegan nuevos músicos, el nivel va subiendo. "Nos encontramos en un punto de adaptación, pero también de empezar a cosechar ciertos frutos que hemos sembrado en esta primera mitad del año y que, espero, el público pueda escuchar el fin de semana".
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