Detrás de la ambición de construir una nueva sede del Archivo General Agrario (AGA) se perfila un revés: sus cuestionables criterios de conservación de documentos.
La relevancia del AGA, según el jefe de Gobierno, Martí Batres, tiene que ver con la memoria histórica, a la que “se le ha dado un gran relieve en este sexenio”. La obra se realiza en el Centro (Avenida Juárez 92) y la ejecuta la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano del Gobierno de México (Sedatu). En la página web del Registro Agrario Nacional (RAN; ran.gob.mx), del cual depende el AGA, y en el portal www.gob.mx se señala que este es el segundo archivo más importante del Gobierno de la República, “después del Archivo General de la Nación (AGN)”: “En sus instalaciones existen más de 45 mil metros lineales de documentación agraria”.
El proyecto arquitectónico, cuyos trabajos avanzan a gran velocidad, contempla la creación de una plaza pública, oficinas del RAN, librería del Fondo de Cultura Económica (FCE) y un jardín botánico, “a manera de museo abierto al público”.
Lee también: Eligen proyecto más caro para el Archivo Agrario
En esos portales se explica que el AGA surgió por “decreto de la Ley agraria del 6 de enero de 1915 con la creación de la Comisión Nacional Agraria de la Secretaría de Fomento y, a partir de 1917, lo resguardó la Secretaría de Agricultura y Fomento”. Su acervo se conforma por documentos “vinculados con la tenencia de la tierra y la lucha agraria” que datan del siglo XVI al XX. Las funciones esenciales del AGA son la consulta de expedientes para usuarios y público en general, y la expedición de copias certificadas de documentos.
En su nueva sede el AGA tendrá un gran jardín botánico cuyas implicaciones deben valorase con ciertos datos. El inmueble tendrá 10 niveles y una terraza; tres de ellos, bajo el nivel del suelo: un estacionamiento hasta el tope subterráneo y, sobre éste, los sótanos 01 y 02 que albergarán un acervo de 171 millones de documentos, cifra confirmada por Román Meyer, titular de Sedatu: “El proyecto contempla las condiciones necesarias para la óptima preservación”.
En la página del Programa de Mejoramiento Urbano (PMU; mimexicolate.gob.mx) es posible ver la disposición del inmueble: en el Piso 01, a nivel del suelo y techo del archivo, habrá una plaza central con oficinas, cafetería y tienda. En el piso 02, la sala de consulta y oficinas; piso 03, biblioteca y oficinas; piso 04, el Centro de Atención y oficinas; piso 05, oficinas; piso 06, sala interactiva y oficinas; piso 07, sala de usos múltiples y oficinas; y finalmente la terraza.
En el documento “Construcción de arquitectura para el jardín botánico del edificio de servicios federales con atención ciudadana. Alcaldía Cuauhtémoc, memoria descriptiva” del proyecto ejecutivo otorgado a los concursantes de la licitación LO-15-412-015000999-N-1525-2023, disponible en la plataforma de Compranet, se explica que se “contempla un ecosistema diferente para cada uno de los niveles del edificio” y que, por ejemplo, en el Sótano 01, junto al archivo, habrá especies del Bosque Mesófilo bajo —representativos de Puebla, Veracruz y Oaxaca— con tres Helechos Arborescentes; cuatro Palmas de la virgen; tres Palmas bola; cinco Palmas cícada; un Oyamel; cuatro Palmillas; cuatro Helechos pecluma y tres Zamias. Como plantas cubresuelo, 254 Echeverrías, 410 Hechtias y 90 ejemplares de Sedum morelenses o prealtum.
Lee también: Eligen el diseño más costoso para sede del Archivo General Agrario
En el documento “Taxonomía AGA 2023” se especifica que el mantenimiento estimado requiere nebulizar diariamente la vegetación y regar con seis litros de agua cada metro cuadrado en el Sótano 01 (el jardín abarca, en ese nivel, dos áreas de 54 m² cada una; lo cual equivale a 648 litros de agua por día para ambas). Estas especificaciones corresponden a la zona donde se resguardarán documentos. Bajo ese piso se encuentra el Sótano 2, en el que estará depositado el archivo histórico.
Arriba de los sótanos, en el Nivel 1 y acceso principal, se contempla recrear un Bosque Tropical seco en 110 m² de jardín que implicará nebulizaciones y seis litros por m²; es decir, consumirá 660 litros de agua por día. En el nivel 2 tendrán un Bosque Tropical; en el nivel 3, una Selva Baja;en el 4, una Selva Alta y vegetación colgante (decenas de ejemplares de Helechos, Pteris y Licopodios); en el nivel 5, un Bosque Mesófilo Montañoso y vegetación colgante; en el 6, orquidiario; en el 7, Matorral Xerófilo; y en la Terraza, un desierto con miles de cubresuelos (varias especies de Biznagas y Nopal rastrero).
El conteo de las especies vegetales arroja un total de 28 mil 739 ejemplares distribuidos en nueve de los 11 niveles. El riego de todos los ecosistemas (ya sea diario o cada tercer día) requerirá aproximadamente 2 millones 556 mil 357 litros de agua por año. Cifra que muestra lo que un proyecto tan ambicioso exigirá.
Para la historiadora Patricia Galeana, quien fue directora del Acervo Histórico Diplomático Genaro Estrada (1988-1991) y del AGN (1994-1999), el mayor riesgo de que el proyecto tenga un jardín botánico es la presencia de plagas. “Los sótanos, lugares inhóspitos, llenos de roedores y arañas, siempre son los lugares de los archivos. Es peligroso que haya inundaciones o plagas, lo cual sería dañino para los documentos”. La idea le parece, a grandes rasgos, “exótica para meter un archivo. Jamás se me hubiera ocurrido ponerlo en un espacio con estas características”.
La Norma Mexicana NMX-R-100-SCFI-2018, “acervos documentales-lineamientos para su preservación”, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 22 de marzo de 2019 lo confirma. “Se debe evitar almacenar documentos en sótanos para protegerlos de inundaciones, y en el cerramiento superior, para evitar daños por filtraciones de humedad en las cubiertas”. Además, la misma Norma apunta: “No deben sembrarse árboles a menos de 5 m. del edificio, mientras que plantas y pastos deben estar al menos a 45 cm del inmueble, y recibir mantenimiento constante”.
La doctora en Historia del Arte, Calíope Martínez, quien ha desarrollado proyectos de rescate, conservación y restauración de acervos documentales, asegura que es complicado tener archivos en sótanos, en especial cuando hay zonas lacustres o mantos acuíferos o cuando es una zona con altos índices de lluvias, “el agua sigue su cauce, es un riesgo tener archivos en sótanos y lo digo por experiencia, porque yo saqué un archivo de un sótano y también pasó en otra institución que hicieron el archivo en un sótano y lo que tuvieron que hacer después fueron adecuaciones, porque el agua siempre busca su cauce”, y los niveles altísimos de humedad son justo lo que generan los sótanos, convirtiéndose en un riesgo para el acervo.
Lee también: Bronca en la mudanza del Archivo General Agrario
Aunque Galeana señala que debe haber un máximo de 15 grados de temperatura, el PMU establece que el sistema de aire acondicionado tiene “una temperatura de 18 °C”. “Por el uso de suelo, humedad, temperatura, sismicidad e inundaciones, el Centro Histórico no es propicio para albergar el AGA. Sería mejor sacarlo de la ciudad. La mayor parte de los archivos internacionales no están en las capitales. El AGA debería trasladarse a zonas señaladas antes por expertos, como el Estado de Hidalgo, que tiene una temperatura adecuada”.
Más allá de la diversidad de plantas y los inconvenientes de la ubicación —región lacustre, zona salitrosa de hundimiento acelerado a orillas del antiguo lago y último tramo del Perímetro B del Centro Histórico—, los hechos corroboran las palabras de Galeana. En julio de 1951, el Centro enfrentó una gran inundación —de varias que hubo esa década—, la cual llevó, entre otras cosas, al entubamiento del río Churubusco para que no se repitiera el siniestro.
Conforme a la Norma, además de evitarse sitios con problemas de inundación en tiempos de lluvias, no deberían considerarse zonas con probabilidad de desastres naturales (basta recordar los sismos del 19 de septiembre de 1985 y 2017). Entonces hubo derrumbes en el predio donde se edifica el AGA, así como en sus inmediaciones, lo cual provocó desalojos. Sumado a esto, la presencia de plantas implicaría revisiones periódicas y fumigaciones hechas por expertos para erradicar plagas.
Tanto en el documento “Construcción de arquitectura para el jardín botánico...", como en sus términos de referencia para la licitación pública nacional, se recapitulan diversas normativas para los trabajos, mas nada que refiera a la Ley de Archivos de la Ciudad de México o al Consejo Internacional de Archivos. “La memoria de México es parte de la memoria del mundo”, concluye Galeana. (Con información de Alejandra Crail y Yanet Aguilar).