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El confinamiento por la pandemia ha generado un incremento de lectura en pantalla, impulsado la compra legal de libros electrónicos y, sobre todo, generado la descarga ilegal de materiales. Quetzalli de la Concha, presidenta del Centro Mexicano de Protección y Fomento de los Derechos de Autor (CeMPro), dice que el consumo de contenidos piratas digitales alcanza casi 48%.
“El problema es que la facturación por venta de ejemplares digitales aumentó de forma absolutamente desproporcionada y fue entre 2% y 3%, lo que nos dice que una gran parte de lo que se lee en pantalla es ilegal, y ese es un gravísimo problema porque las últimas encuestas del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, el IMPI, en 2019 y 2020, indican que el consumo de contenidos ilegales, de contenidos piratas digitales, alcanza casi 48% de todo lo que se consume de libros digitales a través de Internet”, asegura De la Concha.
48% Alcanza, aproximadamente, el consumo de contenidos piratas
La especialista en Propiedad Intelectual dice que es un gravísimo problema, pues el autor y el editor viven de su trabajo.
“Y su capital laboral y social es precisamente la remuneración que obtienen por el consumo de sus contenidos, y cuando crece de forma tan abrumadora en 48% el consumo ilegal es como si nos metiéramos a casa del autor y le robáramos la mitad sus cosas”, señala la especialista que dictará la conferencia Piratería editorial, en el marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, el 19 de febrero (20 horas).
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De la Concha analizará ahí los efectos del consumo que ha tenido la piratería durante la pandemia y de los peligros para los lectores que consumen libros de manera ilegal, pues dice que al visibilizar y descargar contenidos ilegales es como poner su información y datos personales en manos de la delincuencia organizada. “Ha sido difícil para todos, económicamente estamos atravesando una situación muy difícil, y los autores y los editores no son la excepción; no hay una venta normal libro, y además este tipo de consumo de contenidos ilegales también representa un riesgo muy importante para los usuarios en Internet, nada es gratis... hay muchos riesgos no conscientes para quien accede a este tipo de sitios aparentemente gratuitos”, señala.
“Una gran parte de lo que se lee en pantalla es ilegal, y ese es un gravísimo problema”. Quetzalli de la Concha, Presidenta de CeMPro.
Asegura que en realidad estos consumos conllevan un costo muy alto, por lo que destaca el tema de la ciberseguridad para los usuarios.
Entre los peligros que cita De la Concha está sumar números de tránsito de usuarios en la página ilegal que va a redituarle al pirata digital que vende el espacio; además, al suscribirse, el lector da datos personales que son recabados y vendidos de manera ilegal, “por supuesto que al pirata digital le tiene sin cuidado la Ley de Protección de Datos Personales”; luego, al visualizar y descargar contenidos digitales, el usuario le abre su dispositivo a un desconocido; y lo más grave es que puede ser hackeado y ser objeto de suplantación de identidad y fraudes cibernéticos.
Quetzalli de la Concha señala que durante esta pandemia aumentó mucho la literatura en pantalla, pues como no se pueden ir a comprar las novedades a las librerías, entonces se busca el formato digital, y ahí es donde empiezan los problemas.
80% Es la cifra que se calcula de reducciones de planes editoriales en el sector
Dice que en varias encuestas del 2020 se dimensionó que la lectura en pantalla, que era más o menos de 15% entre los lectores, con el confinamiento aumentó a un 39%, casi un 40%, lo cual es muchísimo.
“Aumentaron las horas de lectura en pantalla, sí antes sólo leíamos en su mayoría artículos de publicaciones periódicas, ahora ya se lee novela, ficción y libros en general, pues esa lectura aumentó casi un 40%, pero casi en su totalidad es de consumo ilegal”, afirma la abogada.
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Agrega que la situación económica de la industria editorial es grave, y que incluso se ven reducciones de planes editoriales, en algunos casos, hasta de 80%, “eso está teniendo también un efecto que creo que lo vamos a resentir mucho en este 2021, porque toda esta adaptación viene desde el 2020, en cuanto nos cerraron librerías, nos cerraron espacios, todos empezamos a restringir nuestros gastos y a actuar con lo básico y con las apuestas más importantes. La oferta de libros durante este año será menor”.