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Hay un poco de todo en "No contiene armonías", el nuevo libro de la poeta y ensayista Tedi López Mills, que escribió antes de la pandemia, pero en el que ya habla de encierro, un tiempo que es más bien político y amistoso, pero también retórico y literario, “siempre está la pregunta de cómo escribir el texto que estoy escribiendo, cómo aprender cosas que he desaprendido, también hay una relación irónica con las clases, las reglas, con lo que uno sabe hacer, pero ya no lo sabe hacer porque dejó de hacerlo, también una forma como de melancolía, porque yo estoy abandonando esas especulaciones o esas maneras o esos modos. Nunca imaginé que las estaría abandonando porque algo me iba a abandonar a mí”.
Y lo hace a propósito, porque guardó el libro en 2019 y lo mandó a Almadía —que lo publica—, a principios de 2022, ya en medio de la enfermedad de su marido, el escritor Álvaro Uribe, quien el pasado 2 de febrero cumplió dos años de fallecido. “Cuando ocurrió lo que ocurrió, preferí no publicarlo en ese momento porque yo no estaba preparada para promover un libro, hablar de un libro”, dice Tedi en entrevista.
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El año pasado lo retomó y acaso quitó una palabra que se repetía y cuidó otras que le gustaba que se repitieran, lo que sí hizo fue agregarle una nota: “Escribí este libro a lo largo de 2018 y 2019, en mi vida anterior, todavía con Álvaro como mi primer lector absoluto y predilecto. El poema inicial es el más reciente: del 15 de abril de 2019. No he escrito poesía desde entonces y confieso, sin dramatismo, que no sé si podré volver a hacerlo. Quizá de tanto jugar a que las puertas se cierran, se acabaron por cerrar de veras. Quizá la ironía tuvo un efecto corrosivo. En todo caso, este libro es obra del amor: por Álvaro y para Álvaro”.
Casi cinco años que Tedi no escribe poesía. Siempre tuvo la tentación de hacerlo. “Me siento como una especie de ocupa de la poesía, como una paracaidista, nunca me he sentido del todo cómoda, aunque es un poco paradójico y contradictorio y absurdo decirlo porque he escrito muchos libros de poesía, pero nunca me he sentido completamente en casa, como muchos colegas míos, que se sienten absolutamente convencidos de que son poetas, yo siento como que estoy ocupando un territorio que no es del todo mío”, asegura.
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El que haya dejado de escribir poesía no significa que ha dejado de escribir, pero, “creo que es la vez más definitiva y más contundente, además no me preocupa demasiado, hay tantos poetas y tantos buenos poetas que si la poesía pierde uno que ni siquiera sabes si es buena o que está como en la vaguedad, qué puede importar un poema menos o una poeta menos”.
Ahora sólo escribe una columna en Milenio, que son proyectos literarios: “La comedia apócrifa”, elegías para Álvaro “que me ayudaron a sobrevivir”, que publicó durante 2022; y ahora escribe “La novela inconclusa”, también para sobrevivir.