Houston.— “Vicent Van Gogh ha perdurado en nuestra imaginación y lo seguirá haciendo debido a su autenticidad y sinceridad, porque sus obras revelan a un artista apasionado y casi desesperado por el deseo de comunicar algo a la humanidad”, dijo ayer Gary Tinterow, director del MFAH, el Museo de Bellas Artes de Houston (Texas), al abrir una exposición que muestra la tumultuosa búsqueda de Van Gogh por convertirse en un artista. Son más de 50 obras, desde bocetos de sus inicios a los paisajes que lo hicieron famoso tras su muerte.

El MFAH, uno de los diez museos de arte más grandes de Estados Unidos, exhibirá hasta el 27 de junio Vincent van Gogh: su vida en el arte, que recoge obras prestadas por el Museo Van Gogh de Amsterdam y el Kröller-Müller de Otterlo (Holanda), que poseen la mayor colección de Van Goghs del mundo.

La exhibición consta de pinturas y dibujos y revela la “corta y asombrosa carrera de Van Gogh, desde sus inicios cuando no tenía experiencia para luego tener un desenlace apoteósico y por último un fin trágico”, explicó David Bromfold, curador de la exposición y jefe del Departamento de Arte Europeo del MFAH. “Van Gogh logró resultados increíbles, fueron 850 cuadros y mil 300 dibujos, esto es un logro absolutamente fenomenal, cambió el arte por siempre”, añadió.

La muestra está dividida en las cuatro etapas claves de la trayectoria del pintor postimpresionista, desde los primeros bocetos hasta las últimas pinturas que realizó.

De esta forma se puede ver en la primera sala Los cavadores, copia de la obra de Jean-François Millet, realizada por Van Gogh como parte de su formación, en la que produjo copias y grabados de grandes pintores. Se refleja el enorme valor que tuvieron para Van Gogh las escenas y paisajes de la vida rural a través del gran número de dibujos y pinturas que hizo mientras vivió en el pueblo de Nuenen.

Una réplica de Campesinos comiendo patatas, su primer gran proyecto, va acompañada por una reproducción a gran escala sobre un mural de una carta que escribió a su hermano Theo, donde analiza la obra.

Las más de 800 cartas que escribió Van Gogh a familiares y amigos son un “testimonio diario de su evolución como artista, a través de ellas podemos ver con transparencia cuál era su búsqueda”, según explica Gary Tinterow, director del MFAH.

Luego se exhibe Agostina Segatori en Le Tambourin, obra influenciada por la vida urbana parisina en la que se aleja de lo rural, se concentra en el retrato, un momento en que conoce a otros artistas que influyen en su obra. La exposición también muestra la búsqueda de la luz y el color durante su estadía en Arles, donde pinta paisajes, campos de trigo y retratos.

Destaca Bodegón con plato de cebollas, que finalizó a su regreso del hospital luego de cortarse la oreja tras una discusión con Gauguin. En la última sala está Irises, una de sus obras más emblemáticas.

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