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Las esculturas de pensadores, compositores, fundadores de la nación o artistas que copan las calles de Kiev eran antaño uno de los principales atractivos turísticos y motivos de orgullo de la capital ucraniana, pero la guerra obligó a los kievitas a proteger su preciado patrimonio con sacos de arena y muros que, ahora, impiden incluso intuir la forma de estos monumentos .
En el centro de Kiev, la estatua del polímata y venerado Taras Shevchenko se esconde detrás de unos gruesos muros de hormigón para protegerla de posibles incursiones aéreas, en un momento en el que se han registrado ataques contra las afueras de la capital en los últimos días.
“Este es el monumento de Shevchenko, el padre de la nación. Se nos hace muy raro no ver la estatua, pero teniendo en cuenta la situación, lo entendemos”, dice Marina, de 67 años, que hoy ha salido a dar una vuelta con su marido Oleg por el centro de Kiev.
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Este matrimonio solía acudir a ver la estatua de este ilustrado, el padre del idioma ucraniano moderno, y a dar una vuelta por el parque homónimo. Pero al empezar la guerra, autoridades y voluntarios sepultaron el patrimonio más preciado de la ciudad bajo muros y sacos de arena, con el objetivo de proteger las estatuas de un eventual ataque.
Foto: EFE/ Miguel Gutiérrez, archivo
“Nuestra independencia no se puede preservar si nos quitan la cultura y nuestro patrimonio”, asegura Oleg, que desea poder ver “pronto” la estatua de este héroe nacional.
Según la Unesco, casi un centenar de sitios culturales han sido dañados o destruidos en toda Ucrania por la guerra.
Identidad ucraniana
En la plaza del Monasterio de San Miguel, la estatua de Santa Olga de Kiev también se esconde debajo de decenas de sacos de arena, una tendencia que empezó nada más empezar la guerra.
“Es importante preservar nuestro patrimonio cultural porque Rusia está intentando reescribir nuestra historia destruyendo monumentos en toda Ucrania, aquí en Kiev intentaremos que estén a salvo”, asegura a Efe Yevgenia mientras se paraba a echarle una foto a la obra.
Para ella es “doloroso ver cubiertos” estos monumentos porque “millones de turistas venían a disfrutar de la cultura ucraniana y en Kiev hay muchos monumentos espectaculares”.
Una necesidad
Cerca del monasterio se encuentra uno de los iconos de la capital ucraniana: la estatua de Vladimir el Grande, considerada la más antigua de Kiev, y que data de 1853.
Su altura de unos 20 metros ha dificultado que fuera protegida debidamente, por lo que el pedestal ha sido reforzado también con muros de hormigón y, la estatua de bronce que reposa en la cima tan solo con una tela.
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“Es muy triste, no hay alegría en ver nuestro patrimonio cubierto… Pero es necesario protegerlo”, lamenta Viktor, un empresario de 59 años que tuvo que cerrar su negocio por culpa de la guerra.
Ahora, cada día se pasea cerca del monumento de Vladimir I de Kiev, el responsable de la cristianización de Ucrania.
“Creo que se va a quedar cubierto durante un largo tiempo”, asegura con la mirada clavada en la estatua.
melc