Crear guarderías para los hijos de artistas; comprender que los padres también juegan un papel crucial en la crianza; modificar convocatorias y renovarlas, por ejemplo, con especificaciones para creadoras embarazadas; acondicionar áreas específicas para niños y adolescentes; analizar las jornadas extenuantes de trabajo y poner sobre la mesa el temor a perder el empleo tras el embarazo son algunos de los temas que inquietan a ciertas creadores escénicas que han encontrado caminos para darle equilibrio, el punto justo, a la maternidad y el propio oficio.
“Creo que con esta nueva administración se planteó darle prioridad a cierto sector vulnerable, como mujeres, madres, indígenas... Pero muchas veces no se abordan profundamente las necesidades. Cuando se firman contratos no viene especificado lo que sucede si una se embaraza o si habrá una licencia de maternidad. Eso se debe aclarar”, afirma Natali González, bailarina del 6° y 7° elenco del Centro de Producción de Danza Contemporánea (Ceprodac) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).
Es notorio que aunque es ilegal despedir a una mujer embarazada, una inquietud de este tipo siga en el aire. “Hay compañeras mías que siempre han querido tener hijos pero temen que les rescindan el contrato porque son bailarinas, viven del cuerpo”, continúa y recalca que en el ámbito independiente ha visto a directores, cuyos nombres se reserva, despedir artistas tras saber que están embarazadas.
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Para Edurne Goded, quien está en su segundo año del Sistema Nacional de Creadores en Dramaturgia y Dirección Escénica, con un proyecto sobre maternidad y tiene un hijo adolescente “vivir la vida de directora de teatro más la maternidad implicó muchas complejidades”. En pandemia, Goded hizo, junto a varias creadores, la Colectiva Mexicana de Mamás de Teatro, donde debatieron, por ejemplo, las problemáticas de las convocatorias. Una problemática, en la que posteriormente hubo cambios, fue la exigencia de una carrera ininterrumpida, lo cual, por razones lógicas es imposible para una madre creadora. Equivale a elegir, dice, “entre la carrera y la maternidad”. Lo que aún falta por trabajar en México es contrastado con la convocatoria de Iberescena, que permite tener un rubro de niñera o guardería. “Vamos por buen camino, pero no estamos donde deberíamos estar. La mayoría de los artistas no tenemos acceso a Seguro y guarderías”.
Hay mayor presión, afirma, por visibilizar estos temas, pero una vez que haya cambio en condiciones laborales se podrán dar los siguientes pasos: el tema del tiempo de ausencia, las guarderías y lo que conlleva la maternidad y la paternidad. Refiere la importancia de abarcar a los padres en el proceso de la crianza y en la comprensión de la maternidad. “Hablo mucho de coparentalidad. ¿Qué tipo de cultura queremos ser? A todos nos tendría que importar lo que sucede con las infancias”, se pregunta y destaca que, si bien, las madres no son dicriminadas por llevar a sus hijos a ensayos, por ejemplo, sería importante crear espacios acondicionados particularmente para ellos.
La productora, directora y actriz Yulleni Vertti, quien fue parte de la Compañía Nacional de Teatro entre 2008 y 2016, coincide en que nunca le han cerrado las puertas por llevar a su hija pequeña: “No puedo hablar de una diferencia en el presente porque antes no padecí problemas así con mi matenridad” y piensa, al igual que Goded que la equidad en puestos públicos, premios y becas beneficia el debate sobre la maternidad. “Entre nosotras entendemos perfectamente las necesidades de la crianza”. También coincide en que faltan espacios formales, determinados específicamente para las infancias en casos como estos, aunque el contacto con la cultura puede servir como una especie de estimulación artística temprana.
González retoma la palabra y recalca ciertos puntos anteriores: el hecho de que el Ceprodac sea dirigido por una mujer, Cecilia Lugo, ha generado mayor empatía y apertura respecto a la maternidad. Además, recuerda los apoyos gubernamentales para madres solteras; “son otra cosa. No hay un apoyo focalizado”. Ciertos horarios extenuantes deberían tratarse, complementa. “Hay mujeres, creadoras en puestos directivos, pero eso no significa que haya cambiado el asunto. No veo convenios o cláusulas que protejan a las mamás. Hay un planteamiento, está la idea, pero no es muy consciente”, concluye.
La ausencia, en los boletines y redes sociales de la Secretaría de Cultura, de acciones hacia las madres creadores es notoria. Salvo mensajes en los que la titular, Alejandra Frausto, felicita el 10 de mayo a las “madres (...) aguerridas, protectoras y amorosas”. Ante la pregunta por las acciones y políticas implementadas para madres artistas se respondió con la enumeración de oficios (antropólogos, historiadores...) en la dependencia y que 697 mil mujeres son madres, sin responder a las acciones concretas.