Venecia, Italia.—“Stranieri ovunque” (extranjeros por doquier, en español) es el tema de la 60° , que reflexiona sobre la figura del otro, del extraño, del extranjero. Esta premisa abre una ventana de oportunidad a Qatar para combatir que hay sobre la región árabe y sus alrededores con la exposición de cine y videoarte Your Ghosts Are Mine. Expanded Cinemas, Amplified Voices, que en español podría traducirse como “Tus fantasmas son míos. Cines expandidos, voces amplificadas”.

En el distrito de San Marco, cerca de la Fundación Guggenheim y la Galleria dell’Accademia, se encuentra el Palacio Franchetti. Este edificio fue construido en el siglo XV y en algún momento de su historia fue propiedad de la dinastía banquera Rothschild. Hoy alberga esta exhibición, organizada por Qatar Museums, la institución nacional a cargo de museos, galerías y colecciones de arte del país árabe, en colaboración con Doha Film Institute, quien coprodujo las cintas.

Entre los estereotipos a combatir de esta exposición se encuentra la equivocada idea de que hay una escasa producción de cine árabe. Tan sólo en sus 15 años de existencia, el Doha Film Institute ha producido más de 700 películas. De esta cifra se pueden observar más de 40 fragmentos de películas, cortos y obras de videoarte en el recorrido de la muestra Your Ghosts Are Mine. Estas cintas en exhibición buscan amplificar la visión sobre la vida en la región, a través de temas como la identidad, el lugar de la mujer en la sociedad,decepciones históricas, aspiraciones, tensiones políticas y geopolíticas y más. Los cineastas y artistas participantes son originarios de Qatar, Palestina, Siria, Líbano, Yemen, Marruecos, Irán, Etiopía, Senegal y otros países.

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In the Future They Ate from the Finest Porcelain , de la cineasta palestina Larissa Sansour muestra una visión futurista sobre cómo serían vistos su país y sus restos. Foto: de Qatar Museums-extras
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“La idea era hacer una cartografía de cineastas y explorar las nuevas formas que trabajan para expresar su relación con el mundo. Se trata de la noción de expandir el cine, expandir la cartografía. Ha sido un gran descubrimiento para los espectadores ver películas del Sur global, de Medio Oriente, del este de África, del sudeste de Asia y países que usualmente tienen dificultades para producir cine”, dice Matthieu Orléan, especialista en cine que curó esta exposición y ha curado retrospectivas de cineastas como Pedro Almodóvar y Jacques Demy.

El título de la exposición está lejos de hacer referencia a un fantasma que causa terror, sino tiene que ver con conceptos como la naturaleza, el subconsciente, la imaginación, los traumas, la memoria, o el futuro, explica el curador.

Por ejemplo, Bab Sebta (Ceuta’s Gate) es una obra del artista marroquí Randa Maroufi, quien ante la imposibilidad de grabar en la frontera de Ceuta, donde se unen España y Marruecos, recrea en un estudio la zona para mostrar las tensiones que ahí se viven. En el suelo se marcaron las delimitaciones del terreno y en el video se observa cómo la gente es tratada con violencia y se le confiscan sus pertenencias. Otro ejemplo es Ghost Hunting, un documental del cineasta palestino Raed Andoni, quien trata de recrear junto a otros exconvictos la oscura prisión israelí donde fueron encerrados, a través de sus confusas descripciones —tenían los ojos vendados—, como un método para conciliar el trauma. Estos son algunos de los fantasmas que se abordan en la exposición, temas que rara vez encuentran las vías de salida para ser conversados en público.

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El Palacio Franchetti se construyó en el siglo XV y está junto al Gran Canal. Foto: de Frida Juárez. El Universal
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“El cine no sólo es espejo de cambios políticos, participa en ellos, los anticipa, acompaña, apoya y los transforma desde un acercamiento estético retador”, dice Orléan.

Uno de los estereotipos principales a trabajar es el tema del desierto, espacio estrechamente relacionado a la cultura árabe. Orléan quería mostrar que hay varias formas de aproximarse a él: desde un espacio que ha protegido a la cultura árabe de ser apropiada por el mundo, a un espacio de confusión y locura, y un lugar de conflicto, como se puede ver en la cinta Timbuktu, del cineasta Abderrahmane Sissako (Mauritania, 1961) y que ganó dos premios en el Festival de Cannes de 2014.

Otro estereotipo a combatir es la ausencia de la ciencia ficción en el cine de la región. Este tema destaca en la muestra bajo el concepto “Futurismo del Golfo” (“Gulf Futurism, en inglés), que fue acuñado por la artista árabe Sophia Al Maria, y que plantea un fenómeno cultural que percibe el curador en la región:

“Es un término que se puede aplicar a una forma de pensar que está viniendo desde el Golfo Árabe (Golfo Pérsico, para Occidente), que puede entenderse como una región, pero también puede ser una zona de tiempo. Se trata de un experimento de cómo sería el futuro para la sociedad a partir de problemáticas contemporáneas, como la relación con el espacio, problemas ecológicos. La ciencia ficción desde el inicio se creó para hablar de la sociedad, lo político, la colonización, y reflexionar sobre el lugar del humano, pero con el tiempo se convirtió sólo en entretenimiento y perdió significado. Ahora el género está reconectando con sus raíces a través del cine árabe, que creo no lo abordaron antes por cuestiones de presupuesto y por el tema de la religión. Quizás no es la gran ola, pero es sorprendente que se esté abordando y creo que es importante destacarlo en la exposición”, declara Orléan.

En la muestra, bajo este concepto de Gulf Futurism podría encajar el corto In the Future They Ate From the Finest Porcelain, de la artista palestina Larissa Sansour, quien a través de la ciencia ficción plantea una visión futurista de una excavación arqueológica donde se encontrarán porcelana con estampado de keffiyeh (prenda tradicional de Palestina), como evidencia de los restos de una nación que fue enterrada.

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En The Lebanese Rocket Society, cineastas abordan en un corto animado cómo sería el Líbano, si no hubiera fracasado su proyecto espacial. Foto Especial
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Otro ejemplo es The Lebanese Rocket Society, un corto de los cineastas libaneses Joana Hadjithomas y Khalil Joreige donde a través de la animación retoman el fallido proyecto de exploración espacial de Líbano en los 60 y se imaginan cómo habría sido el país y su desarrollo de haber tenido éxito.

Un tema en constante discusión entre la cultura árabe y occidental es el rol de la mujer. En la sección Deliverance (Liberación, en español), se muestran historias de mujeres que se mueven contra la “rigidez del patriarcardo”. Por ejemplo, la travesía de una joven pareja en Teherán (Irán) para encontrar un médico que pueda realizar un aborto (Disappearance, de Ali Asgari), y el corto que sigue a una mujer en un día de protesta contra el presidente de Algeria (Nardjes A., de Karim Ainouz), por mencionar un par de ejemplos.

“Quizás la palabra ‘feminismo’ no es la mejor para describir esta área del mundo, pero creo que ahí está, está cambiando. Las instituciones culturales en Qatar están dirigidas por mujeres, así que están muy presentes y tienen altas responsabilidades. La gente no se da cuenta que el feminismo también está en esta parte del mundo, en el Sur global, porque lo piensa más como un concepto occidental”, dice Orléan.

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