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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
Leila Guerriero (Argentina, 1967) se asume, ante todo, periodista, una que ha publicado decenas de crónicas sobre los más diversos temas y perfiles sobre los más distintos personajes. Para cada trabajo hace una investigación profunda, por meses sostiene encuentros con los protagonistas de sus historias, conversaciones, y hace mucha observación; su meta es atrapar todos los matices, llegar a la verdad, a lo profundo de cada ser.
La autora de libros como "Frutos extraños", "Los suicidas del fin del mundo" y "Opus Gelber. Retrato de un pianista", recién aparecido en España, será la encargada de inaugurar, el 3 de mayo, la Fiesta del Libro y la Rosa UNAM 2019, con la charla “La crónica como forma de vida”, que sostendrá con la escritora mexicana Rosa Beltrán.
Le interesan varios temas, las problemáticas sociales y políticas de Argentina y de toda América Latina; pero no se considera una periodista de investigación, más bien se sabe una periodista a secas y una cronista que asume el género como una obra de arte. Le apasiona leer ficción, escuchar música e ir al cine.
También le gusta reflexionar sobre la manera de ejercer el periodismo, sobre el por qué, para qué y cómo escribe un periodista; le interesa indagar para saber de qué está hecha la vocación y qué es lo que le da sentido al periodismo actualmente; todos son ejes sobre los que se sustenta su libro Zona de obras (Anagrama, 2015).
De ahí que ante la pregunta de cuál es la función del periodismo y por qué hay linchamientos en las redes sociales, Guerriero asegura que en América Latina los periodistas pasaron de héroes a ser vistos como canallas; y recordó las dictaduras latinoamericanas de los 70 y 80, donde, de alguna forma los periodistas eran uno de tantos colectivos que denunciaban y que incluso algunos (como Rodolfo Walsh, el más grande periodista argentino, dieron la vida por la lucha), fueron secuestrados y asesinados por la dictadura militar. “Absurdamente de ser los héroes pasamos a ser vistos hoy en día como unos canallas”.
La maestra de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano y única columnista latinoamericana de la contraportada del diario español El País dice que haríamos bien en revisar por qué cambió todo y darnos cuenta de que hay responsabilidades de todas partes.
“De un lado hubo el discurso de muchos gobiernos populistas que empezaron a acusar a los periodistas de todos los males, pero los periodistas, en vez de responder con periodismo bien hecho, con información chequeada, reaccionamos histéricamente; y ahí empezó todo el tiroteo entre las fake news y la manipulación de la información para que encaje en el molde que yo como periodista quiero y me conviene para poder pegarle al poderoso”, asegura.
A ello abona que los medios se pusieron “a bailar la conga de los clics”, como llama el conteo de visualizaciones de una nota. “Muchas veces los diarios, en vez de marcar, se han dejado marcar por la conga de los clics; a ver ¿qué quiere la gente?; videos de gatos; pues démosle muchos videos de gatos, mientras tanto Trump y Kim Jong Un quieren hacer la tercera guerra mundial. Eso es un disparate”.
Leila reflexiona siempre sobre la situación del periodismo y sus responsabilidades, “sobre los periodistas que lo hacemos mal y sobre los periodistas que lo hacen bien”, ese es uno de los temas que aborda en sus columnas de los miércoles en El País.
“Hay una voluntad de escribir en un diario español acerca de cuestiones latinoamericanas, siento que es una gran responsabilidad; hay columnas que tienen que ver con cuestiones de la miseria humana, de la existencia, pero cuando pasa algo como que el ejército de Bolsonaro mata a un músico de 80 tiros sin resistirse a la policía... yo como latinoamericana tengo que escribir sobre eso, no puedo hacer oídos sordos”, señala.
Obsesiva. Ella asume un alto sentido de responsabilidad social, “no estoy construyendo heladeras, estoy contando el mundo”, dice la periodista que se describe como obsesiva.
“Soy muy entregada al trabajo, muy laboriosa y obsesiva; no me parece una virtud ni un demérito, es que me gusta lo que hago, tengo el privilegio maravilloso de vivir de eso, lo cual a veces me provoca culpa porque veo alrededor y digo ‘¡cuernos!’, la gente no puede comer, la gente tiene trabajos espantosos, mucha gente que conozco está sin trabajo”, afirma.
En entrevista desde Argentina, Leila dice que las historias pueden venir de diversos sitios, a veces se le ocurren leyendo un periódico, mirando la tele, o leyendo una revista de avión. Es famosa su pila de recortes de periódicos, casi una maleta, en la que guarda todas esas notas que la impactaron.
Cuenta que una vez leyó que el escritor español Javier Cercas decía que uno escribe, sea ficción o no ficción, en tercera o quinta persona, porque quiere decir algo de sí mismo, y ella está un poco de acuerdo con eso.
“En mi caso podría haber detrás una idea, decir: le voy a echar una mirada a esto que ya ha sido contado varias veces antes y voy a tratar de contarlo como si no se hubiera contado nunca. Creo que hay un poco de eso en mí, porque me doy cuenta que los temas que toco no es que sean únicos ni reveladores, no hago periodismo de investigación, no hablo de cosas de las que nadie habla; yo tomo un tema que ha sido publicado 40 veces en los diarios porque creo que tengo algo más para decir”, afirma.
Esa es la manera de Guerriero de hacer periodismo, crónicas y perfiles. En mayo, la revista Rolling Stone publicará un perfil de la actriz argentina Marilú Marini; además trabaja ya en una crónica sobre la dictadura argentina y empezará otra sobre el aborto.
“Me interesan mucho los creadores, los artistas, músicos, fotógrafos, cantantes, escritores; es un mundo que me resulta afín; yo ni canto ni hago cine, pero consumo todo eso con gusto; me interesa incluso gente cuyo trabajo no me interesa tanto, pero reconozco que hay una cabeza y un universo en ellos”, asegura.