El 30 de julio de 1987 , espectadores del juego entre “Diablos Rojos” de México y los “Bravos” de León, que se llevaba a cabo en el parque de beisbol del Seguro Social , vivieron “el mayor susto de sus vidas” al ver cómo un avión de Belice Air Lines International estaba cayendo del cielo.
El vuelo, que salió del aeropuerto Benito Juárez y tenía como destino la ciudad de Miami, apenas duró cuatro minutos en el aire. Incluso un pasajero declaró a EL UNIVERSAL que desde su ventanilla pudo observar el hotel de México.
El avión se estrelló con la zona boscosa de la salida a Toluca , una fábrica de mosaicos lo detuvo, sin embargo, a su paso arrasó con 26 autos y un restaurante. El combustible causó un incendio y posteriormente una explosión.
Foto: Hemeroteca El Universal
El accidente en general causó, en un inicio, 50 muertes, entre automovilistas, comensales y personas que al intentar huir fueron arrolladas por otros autos. Además, 18 caballos que viajaban hacia una competencia ecuestre perdieron la vida.
Lee también:
Fue un accidente tan trágico que sólo pudo haber sido descrito como una “escena dantesca”, como el infierno en la “Divina Comedia”.
Así fue como EL UNIVERSAL cubrió el avionazo de la México-Toluca en 1987.
50 muertos al caer un avión en la México-Toluca
31 de julio de 1987
- Calcinados en sus automóviles, la mayoría; sobrevivieron los 12 ocupantes del aparato.
- Duró escasos 4 minutos el vuelo del turbomotor de Belice Air Lines International; había despegado del aeropuerto “Benito Juárez” con destino a Miami, Florida.
- Transportaba 18 caballos de salto que iban a participar en diferentes competencias ecuestres en Estados Unidos.
- Dantescas escenas en la carretera, al ser arrollados por el tetramotor decenas de vehículos.
-Nunca pudo ganar altura la nave, que estuvo a punto de chocar con los edificios altos de las colonias Nápoles y Del Valle.
-Hay 40 heridos, muchos de ellos graves
Por Guillermo Valencia, Saúl López, Javier Rodríguez Lozano, José Carlos Aviña y Marco Antonio Galicia, reporteros de EL UNIVERSAL.
Foto: Hemeroteca El Universal
Por lo menos 50 muertos, 40 heridos y millonarias pérdidas materiales arrojó el desplome de un avión de carga ocurrido la tarde de ayer en la carretera México-Toluca, que, luego de librar los edificios del Hotel de México, donde destruyó a su paso 26 vehículos, un restaurante y finalmente, envuelto en llamas, chocó con una fábrica de mosaicos. En forma milagrosa, la tripulación y pasajeros salvaron la vida.
El accidente, en el que perecieron 18 caballos de salto que eran trasladados a Miami para una competencia ecuestre, bloqueó la carretera a Toluca por más de 10 horas, ocasionando enormes complicaciones en el tránsito en diferentes arterias de uno de los principales accesos a la capital del país.
A las 17:01 la aeronave de la empresa Belice Air Lines International LTD partió del aeropuerto capitalino, con destino a Miami, Florida. Uno de los sobrevivientes, Rubén Rodríguez Monterde, señaló que segundos después del despegue se produjo un cortocircuito que originó fuego en el interior de la nave, lo que aunado a la vieja estructura de la misma pudo ser el origen de la precipitación.
Rodríguez Monterde indicó que en ese momento vieron las torres del hotel de México. Antes habían librado la torre de alumbrado del parque de beisbol del Seguro Social, donde los espectadores del juego entre “Diablos Rojos” de México y los “Bravos” de León reportan haber sufrido el mayor susto de su vida al ver que la enorme aeronave casi caía en el estadio. En su vuelo, el avión evitó chocar también con el edificio de Mexicana de Aviación.
Foto: Hemeroteca El Universal
Ante la inminencia de la caída, la tripulación enfiló la vetusta nave, construida como bombardero en 1944, a la zona boscosa de la salida a Toluca. A las 17:05 se estrelló.
El estruendo que causó la nave al pegar contra unos árboles, paralizó a muchos manejadores (sic.) que conducían por ambos sentidos en la carretera. Segundos después, 26 vehículos fueron arrollados por la nave que al impacto con los automóviles y la combustión de la gasolina de éstos se terminó de incendiar. Los ocupantes de las unidades que circulaban en la carretera perecieron instantáneamente.
Sobrevinieron alcances de vehículos e incluso muchos de los conductores que quedaron en las cercanías de la tragedia abandonaron sus vehículos. Algunos de los tripulantes fueron atropellados, en tanto que el estupor fue generalizado.
En el interior del restaurante “Traslomita” , un número no estimado de personas comía tranquilamente, cuando de pronto la estructura del local fue estremecida por el impacto de la mole de acero y fuego que seguía cobrando víctimas.
Foto: Hemeroteca El Universal
Los gritos aumentaban la confusión, la gente corría entre el humo y la nube de polvo que se alzó al quedar derruida una gran parte del inmueble. Los comensales brincaban sobre quienes habían perecido y corrían sin rumbo fijo, con la angustia en sus rostros.
Una gasolinera con 100,000 litros de combustible en sus tanques de almacenamiento y un edificio de departamentos de cuatro pisos, por escasos metros no fueron alcanzados por lo que quedaba de la aeronave. Trabajadores de la estación de servicio y los ocupantes del inmueble, abandonaron apresuradamente los lugares.
Instantes más tarde, una explosión acompañada de una onda de fuego y humo, marcaron el término del recorrido fatídico del avión: se había estrellado, finalmente en una fábrica de mosaico.
Foto: Hemeroteca El Universal
A los pocos minutos de la tragedia, voluntarios, socorristas de diversas agrupaciones de rescate, miembros de las policías Preventiva y Judicial de esta capital, de la Federal de Caminos y 200 soldados del Ejército Mexicano , se volcaron a ayudar a quien lo necesitaba.
El acceso a la zona del desastre, en el kilómetro 14.5 de la carretera México-Toluca , se tornó difícil. Ambulancias, vehículos de bomberos y de socorristas en general, a ratos quedaban varados ante el caos vial que generó el inmediato cierre al tránsito en la zona.
Los restos del avión y de las víctimas que dejó a su paso, quedaron esparcidos en kilómetro y medio aproximadamente, en donde la gente se arremolinó. El rescate era penoso, puesto que los muertos quedaron totalmente calcinados.
[[nid:2448689]]
De los vehículos destrozados y totalmente quemados, los bomberos sacaban pequeños bultos negros de lo que fueron personas. Colocaban los restos en bolsas de polietileno de color gris, para después trasladarlas a ambulancias que, a su vez, las llevaban hacia el anfiteatro de la vigésima sexta delegación, localizada en Cuajimalpa .
En las cercanías del restaurante “Traslomita”, donde se recogieron varios cadáveres, dos niños se hallaban dentro de un vehículo. Sus edades eran de cinco y siete años aproximadamente. No se sabe que sucedió con la persona mayor que los acompañaba, ellos lloraban y se hallaba en crisis nerviosa que los imposibilitó de decir sus nombres.
Los gritos de los bomberos, socorristas, personal del Ejército y de la Policía, se confundían. Todos ordenaban. Nadie obedecía, casi todos estaban perplejos ante la magnitud de la tragedia: “los heridos primero, luego los muertos… Allá, señalaba un vecino hacia el restaurante, hay muchos heridos”. De inmediato, se enviaban cuadrillas de socorristas.
Foto: Hemeroteca El Universal
Aunado a la confusión se dieron actos de rapiña. Gente sin escrúpulos, que nada tenía que hacer en la zona de desastre, se dedicó a recoger todo lo que encontraba a su paso. Otros saquearon vehículos que fueron abandonados por sus conductores y mucho más sólo miraban, incrédulos.
Entre los hierros retorcidos de las partes en que se desintegró el avión, matrícula HL-481, cuatro motores, sobrevivieron los ocho pasajeros y cuatro tripulantes que viajaban. De los 18 caballos de competencia, con un costo aproximado de 80,000 dólares cada uno, que iban en el avión, 17 murieron; uno sobrevivió, pero debido a las quemaduras que sufrió, tuvo que ser sacrificado.
Foto: Hemeroteca El Universal
El general de brigada Delfino Mario Palmerín Cordero, quien mandaba a (...) elementos del Ejército, fue quien se hizo cargo de la coordinación general del rescate de víctimas y heridos, aunque el ir y venir de ambulancias para llevar a personas heridas a nosocomios del Distrito Federal del Estado de México, tanto particulares como oficiales, era imposible de controlar.
La insuficiencia de la vigésima sexta delegación para dar cabida a los cadáveres provocó que el velatorio “Palo Alto”, localizado en Cuajimalpa, se improvisara como morgue. A ella, contados uno tras otro, ingresaron 39 cuerpos, en tanto que, en forma oficial, a las 22:30 horas, la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, señaló que el número de fallecidos era de 44, puesto que ya se habían localizado otros cinco cuerpos, pero faltaba rescatarlos.
Una ligera llovizna, que por fortuna no duró mucho, aunada a la oscuridad que sobrevino en la zona al caer la noche, provocó que aquello fuera dantesco. Los trabajos de rescate se paralizaron por momentos, aunque posteriormente continuaron cuando la Comisión Federal de Electricidad envió varias plantas móviles de luz.
Se levantó el número de acta 26/559/987, la cual no se cerrará hasta en tanto no se conozca el número total de víctimas y las causas que provocaron la tragedia.
Foto: Hemeroteca El Universal
Lista de lesionados
Nadie lo creía. Sobre la carretera y en una área de más de un kilómetro estaban los restos del avión de Belice Air Lines International y de 26 vehículos sobre los que cayó. A pesar del mal tiempo el fuego lo consumía todo; las llamas crecían y quienes habían resultado ilesos habían quedado petrificados hasta que segundos más tarde, tal vez minutos, lograron reaccionar.
Desde el lugar se empezó a llamar a los hospitales de urgencias, a la Policía e incluso al Ejército. Todo era caos.
A los pocos minutos se comenzó a escuchar el ulular de las sirenas de vehículos de emergencia. Bomberos de la Estación Central, Tacubaya y Tacuba , fueron los primeros en llegar, así como el personal de la Cruz Roja .
En las 20 ambulancias de la benemérita institución los socorristas iniciaron el traslado de los heridos, labor en la que fueron apoyados por el personal del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas que llegaron a bordo de 11 ambulancias y tres helicópteros.
Foto: Hemeroteca El Universal
Los más graves fueron llevados a bordo de los “Cóndores” de Protección y Vialidad al hospital de Ejército Nacional.
Para las 20 horas ya habían sido dados de alta dos de los heridos que fueron llevados a la clínica de la colonia Polanco; ellos fueron Francisco Martínez Arias, de 43 años de edad, y Gabino Aguirre, de 37 años, pues sus lesiones no ameritaban ser internados.
En dicho nosocomio para las 21 horas solamente quedaban tres de ellos: Guadalupe Piña Cárdenas, de 42 años de edad (caballerango que viajaba en el avión); Carmelo García Cruz, de 27 años, y Martha García Cruz de 19 años.
Los demás habían sido trasladados a la Cruz Roja de Tlalnepantla .
Foto: Hemeroteca El Universal
Con vida la tripulación
Según el reporte de las autoridades de Aeronáutica Civil, en el aparato viajaban cuatro miembros de la tripulación y ocho pasajeros, de los cuales salvaron milagrosamente la vida 11 y uno se halla desaparecido.
Los tripulantes de la nave que fueron rescatados por socorristas del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas y trasladado al Hospital Inglés, son: el piloto, Frederick Morr, de 49 años de edad; el copiloto, Robert Banty, de 61, y el ingeniero de vuelo Bryan Stewart, de 23. De este grupo falta una persona.
En la Cruz Roja de Polanco, sin embargo, se reporta una persona lesionada que no pudo ser identificada, de alrededor de 50 años de edad, que podría se el otro de la tripulación.
Foto: Hemeroteca El Universal
Hablan los sobrevivientes
Salimos normalmente. Todo era comentarios entre los que íbamos a bordo, pero después comenzó a cundir la alarma. Un corto circuito en la parte delantera provocó fuego y humo en el interior de la aeronave.
Rubén Rodríguez Monterde, jefe del equipo panamericano de salto ecuestre, con ligeras quemaduras y golpes en todo el cuerpo añadió:
“El humo y el fuego hicieron que yo me quitara la ropa, puesto que varios de mis compañeros estaban envueltos en llamas, en mi desesperación vi hacia el exterior de avión y a pocos metros observé la torre del Hotel de México. Hubo un grito… ‘agárrense…’ y luego chocamos contra árboles, yo salí disparado por una ventanilla del aparato. Al recobrar la conciencia, ya me encontraba en el hospital (Inglés)”.
Dentro de la impresión, “volví a nacer… volví a nacer”, repitió en varias ocasiones, Rodríguez Monterde señaló que el piloto, al sentir que el avión no se elevaba, trató de aterrizar en la carretera, pero los árboles hicieron que se perdiera la escasa estabilidad que llevaba la nave, hasta que se estrelló en los vehículos.
Foto: Hemeroteca El Universal
El exceso de peso fue lo que provocó que el avión nunca alcanzara la altura y velocidad para el vuelo a Miami, donde íbamos a competir, terminó diciendo el entrenador.
“...Los caballos se pusieron nerviosos, puesto que un corto provocó una línea de fuego que se extendía a lo largo del avión, de adelante hacia atrás. Yo me apuré a agarrar al mío, “Gentleman Gene” luego… se hizo un silencio instantáneo que fue roto por un grito y una explosión”, dijo Guadalupe Piña Cárdenas.
Antes del estruendo, señaló, alcancé a escuchar: “¡Sálvense los que puedan! Al instante vi salir corriendo a los pilotos”.
“Vino el estallido y ya no supe nada, sólo que… aquí estoy”, dijo Piña Cárdenas, de 62 años de edad quien, para casos de peligro cuenta con un seguro de vida por 500,000 pesos y ha realizado diversos viajes por el mundo.
Foto: Hemeroteca El Universal
Problemas viales
El accidente aéreo aparte de la tragedia que causó al enlutar un gran número de familias, provocó además un colapso en el tránsito entre las ciudades de México y Toluca, quedando cortada la circulación por espacio de cuando menos cinco horas, aunque después de intensos trabajos se fue restableciendo paulatinamente a la circulación esa importante vía, primero por los acotamientos, hasta que por fin en la madrugada y después de que se retiraron todos los escombros se logró transitar libremente.
Luego de dos horas de la aeronave, la Secretaría General de Protección y Vialidad destacó personal especial para reforzar a los del sector de Cuajimalpa para iniciar la labor tendiente a controlar y agilizar el tránsito vehicular.
Foto: Hemeroteca El Universal
El accidente ocurrió en un momento crítico, pues a esa hora es cuando se inicia la corriente de vehículos en ambos sentidos luego de la salida de los trabajadores quienes ocupan esa importante vía para regresar a sus hogares.
fjb