Una de las tradiciones más arraigadas en Japón, el teatro Kabuki, también tiene que transformarse con los tiempos para no perder audiencia y recurrir a diversas estratagemas para conseguir el apoyo de los jóvenes y que su arte no muera.

"El valor de la gente hoy en día está cambiando y no podemos seguir sólo apegados a los clásicos", sostiene Ebizo Ichikawa XI, una de las figuras más conocidas del Kabuki japones.

Ichikawa compareció hoy ante corresponsales extranjeros para hacer un repaso de la situación de una de las expresiones artísticas más longevas de Japón, que combina música, danza e interpretación, así como los retos a los que se enfrenta ese arte.

Entre los temas que abordó figura el envejecimiento de su audiencia, sencillamente porque la población japonesa está envejeciendo cada días más.

El actor, de 41 años, anunció el pasado enero que iba a asumir en mayo de 2020 una nueva identidad artística, Danjuro Ichikawa XIII, el nombre de más prestigio que puede tener la dinastía Ichikawa, cuya historia comenzó hace más de tres siglos.

Ichikawa habló de su trabajo y de los recursos que hay que buscar a fin de acercar a los jóvenes a las salas de Kabuki para ver un espectáculo tradicional en vivo.

"Las obras clásicas de Kabuki son lo más importante", explicó Ichikawa, que trabaja con su compañía para difundir esa cultura tradicional y hacerla más accesible a los jóvenes.

Pero conservando la esencia, para "que los aficionados de siempre disfruten todavía más".

La estrategia incluye organizar actuaciones con técnicas de Kakuki para reunir a artistas de la televisión y organizar por todo Japón espectáculos de ese tipo, en los que, incluso, llegan a actuar mujeres para papeles femeninos.

Porque en el Kabuki tradicional, como ocurría con las obras teatrales en tiempos de Shakespeare , son hombres los que se encargan de los papeles femeninos. Las mujeres ni siquiera pueden pisar el escenario, según marca una tradición tan antigua como este arte.

Ichikawa quiere que el Kabuki se conozca dentro y fuera del país y para ello incluye en el elenco a figuras populares como la actriz Shinobu Terajima, que ganó el Oso de Plata a mejor actriz en la Berlinale de 2010 por su trabajo en "Caterpillar", de Koji Wakamatsu.

Nuevos elementos para un teatro que nació en el siglo XVII y se caracteriza por cambios frecuentes de escenario, una particular estética de maquillaje y un elaborado vestuario con el que se disfrazan los actores.

"La actuación es un trabajo duro. A veces, además de actuar durante 25 días seguidos sin descanso, debo llevar trajes de 40 o 50 kilos y sujetar los aparatajes que los sostienen", agregó Ichikawa, cuyo nombre real es Takatoshi Horikoshi.

Para cumplir con ese ritmo, explicó, debe recurrir a una dieta, el ejercicio y el entrenamiento diario.

El actor debutó en los escenarios en 1983, cuando tenía 5 años en el emblemático teatro Kabuki del barrio tokiota de Ginza, muy conocido por los turistas que llegan a Japón.

Pero su trabajo como actor no se limita al Kabuki. También ha participado en telenovelas y ha realizado incursiones en el mundo del cine con películas como "Rikyu ni tazuneyo" ("Pregunta a Rikyu", 2013), de Mitsutoshi Tanaka, premiada en el Festival de cine de Montreal (Canadá).

Padre de dos hijos, aún está reponiéndose del fallecimiento de su esposa en 2016 y lo que más le ayuda es involucrar a sus vástagos en su pasión por el Kabuki.

Su hijo Kangen Horikoshi, de 5 años, va a asumir el nombre artístico de Shinnosuke Ichikawa VIII cuando su padre pase a llamarse Danjuro Ichikawa XIII, y así seguir la tradición familiar y, algún día, convertirse en jefe de ese clan artístico.

akc

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