El mar y el sonido del oleaje, como una metáfora de la libertad; el acto de sumergirse en su abismo, como una postura política o ética en busca de la individualidad, de la libertad plena y del dominio completo de la vida. Esta imagen del mar es el núcleo de "El silencio que abrasa", una pieza de teatro testimonial/documental escrita por Ariadna Medina, Juan de Dios Rath y Noé Morales Muñoz, y dirigida por Ariadna Medina y Juan de Dios Rath. La obra se presenta en corta temporada en el (Jardín Santa Catarina 10, Coyoacán).

Medina, codirectora y coautora de la obra, también es la protagonista de este unipersonal que se inspira en ciertos elementos de su propia historia. La obra explora la sombra de sus padres entrelazada con relatos históricos y mitológicos en torno a dos conceptos fundamentales: la decisión del bien morir, el suicidio asistido, como un acto final de autonomía, y el proceso de duelo para quienes quedan en este mundo. Estos conceptos fueron pilares en la construcción de la trama.

Foto: Teatro UNAM / Murmurante Teatro
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Medina comparte: "Cuando uno tiene un ser querido que enfrenta una enfermedad terminal y la familia debe decidir si prolongar su vida, surgen múltiples dolores, frustraciones, preguntas y resentimientos. Cuando esa persona finalmente fallece, quienes cuidaron de ella aún deben lidiar con las obligaciones sociales y los procesos pendientes. De repente, el duelo también se arraiga y el dolor se convierte en una presencia palpable y física". Para representar esta compleja turbulencia emocional, el equipo creativo buscó una traducción artística de lo emotivo mediante la presentación de recuerdos familiares y flashes de la memoria, combinados con elementos musicales y mitológicos.

La actriz agrega: "En un punto de la trama, entra en escena el pueblo yaqui, cuyos miembros eran llevados a la zona de contacto entre el norte y el sur del país. Mi padre era de Yucatán, mi madre de Sinaloa. Durante el Porfiriato, los yaquis deportados a Yucatán para trabajar en las haciendas henequeneras optaban por un final digno y lanzaban a sus hijos al mar para evitar la explotación. Era su manera de tomar decisiones". Esta imagen del salto al abismo se entrelaza con la historia mítica de Butes, quien, navegando con los argonautas, elige seguir el canto de las sirenas, mientras que Ulises se ata al mástil para no caer bajo su influjo. "De una forma u otra, cada individuo podía tomar su propia decisión, lo que a veces no ocurre cuando la familia se aferra a quienes desean poner fin a su sufrimiento".

Foto: Teatro UNAM / Murmurante Teatro
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Así, el salto al vacío de los yaquis y el salto al vacío de Butes se convierten en metáforas de la eutanasia. La obra posee varias capas, según Medina, y más allá de explorar las nociones del bien morir y el duelo, también cuestiona cómo el dolor de la pérdida se coloca en la memoria. "Engloba el proceso de reconciliación con esos recuerdos, la liberación, la ruptura del silencio y, de alguna manera, la continuación del ciclo de la vida".

En cuanto al dispositivo escénico, Medina destaca que "El silencio que abrasa" utiliza un lenguaje similar al del cine documental, especialmente en la proyección de paisajes sobre el escenario, su uso de circuitos cerrados y la mesa luminosa que permite llevar lo micro a lo macro durante la representación. Además, Medina crea paisajes objetuales, acompañados de música y sonidos, como el del mar, que funcionan como un nuevo canto de las sirenas, envolviendo al espectador.

La obra estará en cartelera del 23 de septiembre al 1 de octubre, con funciones los jueves y viernes a las 20:00 horas, los sábados a las 19:00 horas y los domingos a las 18:00 horas.

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