“Con relativamente poco esfuerzo, los lagos del Bosque de Chapultepec, aunque son artificiales, podrían ser la memoria, el espejo del complejo lacustre de la cuenca del Valle de México”.
Así lo plantea el biólogo Carlos Galindo Leal, quien es director general de Comunicación de la Ciencia de la Conabio.
El maestro en Ciencia y doctor en Filosofía, por la Universidad de Columbia Británica, es uno de los autores del libro El Bosque de Chapultepec. Sitio sagrado y natural de México, que publicó el Fideicomiso Pro Bosque de Chapultepec. Hace unos días, durante la presentación del libro, Carlos Galindo planteó: “No es difícil aumentar las experiencias culturales y recreativas del bosque, el gran desafío es cómo podemos mantener las experiencias naturales y espirituales”. Galindo recordó que el bosque es hogar de cientos de especies nativas y exóticas o introducidas: “Es una gran comunidad de pequeños y de grandes seres vivos, que ha sobrevivido a pesar de nuestros mayores esfuerzos por deteriorarlo”.
El biólogo tiene una serie de propuestas para Chapultepec, como rehabilitar los lagos y el bosque, y generar jardines temáticos, todo con la participación de la sociedad, y desde la ciencia ciudadana.
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En entrevista, se refiere también al proyecto de la Presidencia para Chapultepec:
Carlos Galindo enfatiza que los lagos del Bosque, aun cuando no son naturales, tienen una sorprendente riqueza de especies acuáticas, pero que esos lagos podrían llegar a tener muchas más, y conseguir que así Chapultepec se parezca más a un ecosistema natural:
“Tenemos en México alrededor de 25 mil especies de plantas y, sin embargo, cuando recorres los jardines de Chapultepec lo que ves principalmente son plantas de África, Asia, el Mediterráneo… eso estuvo bien para la Edad Media o el siglo XIX. No para hoy.”
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El biólogo enumera que, además de las especies en el Zoológico y en el Jardín Botánico, el Bosque alberga más de mil especies de plantas y animales —nativas y exóticas—
“Los ecosistemas también existen en la ciudad. Tendríamos que pensar en rehabilitar el bosque y que fuera realmente funcional ”
CARLOS GALINDO LEAL, Director general de Comunicación de la Ciencia de la Conabio
Entre las especies exóticas o introducidas, en Chapultepec se encuentran la jacaranda sudamericana, el ombú de las pampas argentinas, el eucalipto australiano, las araucarias chilenas, la minúscula serpiente afroasiática, el gorrión inglés, algunas catarinas y la hiedra euroasiática.
En los lagos, junto a especies introducidas, están los que él llama “los cuatro fantásticos”, que son nativos también: el ajolote mexicano, el mexclapique de la cuenca, el charal de Lerma y el acocil de Moctezuma. Mientras que en la Cuenca del Valle de México existen alrededor de 80 especies nativas de aves acuáticas, en los lagos de Chapultepec son unas 30 –entre patos, gansos, garzas, zambullidores, gallaretas e incluso una especie de playera.
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El científico Carlos Galindo está convencido de que podría haber más especies nativas en los lagos a partir de un trabajo de integridad ecológica; propone generar orillas y playas, es decir, que los lagos, puedan naturalizarse.
“No sólo los lagos pueden rehabilitarse sino el Bosque entero. Aunque sea un parque urbano, Chapultepec es un ecosistema con relaciones complejas. Los ecosistemas también existen en la ciudad. Tendríamos que pensar en rehabilitar el bosque y que fuera realmente funcional”.
Una propuesta adicional es la de generar jardines temáticos y hace propuestas de varios, por ejemplo, de Nezahualcóyotl, de herbolaria del Códice de la Cruz-Badiano, que incluye alrededor de 230 especies de plantas, de patrimonio biocultural, de polinizadores, cactáceas, magueyes, y un arboretum con árboles representativos de México.
Acerca de las especies introducidas, como los eucaliptos, y qué hacer con ellos, dice: “El eucalipto es una especie muy popular porque crece muy rápido. A los políticos les encantaban porque crecían de rápido, y rápido tenían un bosque, pero eso es porque consumen mucha agua y afectan a las demás especies. Ahora que tenemos esa información, tenemos que tomar decisiones; no estoy a favor de que se erradiquen todos los eucaliptos de México, pero sí convendría que se removieran paulatinamente de algunos lugares, y promover especies nativas que requieren menos mantenimiento y están adaptadas al clima”.
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Parque o bosque
Los pocos oasis verdes de la Ciudad de México se han ido perdiendo, dice el científico Carlos Galindo; advierte que eso pasa en Chapultepec, los Viveros de Coyoacán, el Bosque de Tlalpan. “Un bosque tiene más beneficios para los seres humanos, pero van siendo invadidos por infraestructura, desde algo tan inocente como una tirolesa hasta infraestructura de museos, de bibliotecas. Se podría ayudar a tener ambientes mucho más naturales que proporcionan servicios del ecosistema, como la recreación desde de punto de vista de escuchar el canto de las aves, conocerlas plantas, ver las migraciones de aves”.
La participación social
Carlos Galindo recuerda que esta diversidad que hoy podemos conocer sobre Chapultepec ha sido documentada con la participación de la sociedad en los últimos seis años, a partir de aplicaciones como Naturalista, que es además una red social. “Naturalista permite que cualquier persona tome fotos de plantas y animales y las suba a Internet, y que esas fotografías sean identificadas por una red muy grande de personas. Con eso tenemos proyectos en todo México y en Chapultepec; es una información que cualquier persona puede confirmar
“La Conabio adoptó esa plataforma y creamos otra, Enciclovida, que guarda la información de Naturalista y de los registros científicos de las colecciones de las universidades y centros de investigación. Enciclovida es ahorita una plataforma única en el mundo porque estamos poniendo a disponibilidad de la sociedad la riqueza biológica de México, que es un país megadiverso; y también es gratis. Es desarrollada por la Conabio y está conectada a otras plataformas”.
En su propuesta final, Carlos Galindo reitera que se debe involucrar a la sociedad: “El monitoreo del sistema acuático y del parque debe incluir a voluntarios de la sociedad, jóvenes, adultos, gente de la tercera edad, voluntarios que pueden estar obteniendo información periódica y que nos permitirán conocer sobre la salud del bosque. Así estaremos involucrando a la sociedad en el cuidado del patrimonio natural. Esta pandemia nos está mostrando que si no nos involucramos todos, nos lleva el tren”.