En el libro "" (Talamontes Editores), el investigador aborda la evolución que han tenido los exvotos, que iniciaron como una ofrenda a santos a quienes se les pedían favores, un arte popular que años después ganó reconocimiento por el coleccionismo de Frida Kahlo y Diego Rivera. En el arte contemporáneo, los exvotos se separaron de su objetivo original y ahora se tratan de piezas irreverentes y humorísticas.

Sin embargo, antes de ese punto, los exvotos pasaron por un largo periodo en el que fueron subestimados por la comunidad artística.

Cano Monroy, quien ha investigado el tema durante 14 años, explica que el primer exvoto registrado data del siglo XVII y estaba pintado sobre tela. El investigador señala que los exvotos son una fuente valiosa para conocer de la historia del país, pues a través de las escenas pintadas se puede conocer más sobre cómo era la vida.

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Fue hasta los siglos XIX y XX que comenzaron a considerarse como un arte popular y a realizarse en láminas de metal.

“Desde sus inicios, como eran ofrendas, las iglesias no los veían con valor. Se tenían amontonados en las basílicas. A partir de 1920 un sacerdote, El hermano Gabriel, escribió un artículo en el que señalaba que los exvotos tenían una valía por sus cuestiones artísticas y que ojalá los folclóricos (los estudiosos en el área de antropología) voltearan a ver la riqueza plástica de las obras”, dice el especialista. El texto del Hermano Gabriel fue publicado en EL UNIVERSAL ILUSTRADO, antiguo semanario de esta casa editorial.

En 1921, Dr. Atl publicó el libro Las artes populares de México, donde incluyó a los exvotos. Años después alcanzaron popularidad incluso internacional por el coleccionismo de estas piezas y la difusión que hicieron Frida Kahlo y Diego Rivera. Aunque esto llevó a una serie de saqueos de exvotos en iglesias que no fueron propiamente atendidos en su momento, señala el experto.

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De la ofrenda al chiste

En las exposiciones de arte actuales es posible ver exvotos que hacen referencia a infidelidades, temas de la comunidad LGBT+ e incluso homenajes a héroes locales, como la perrita rescatista Frida y las hazañas que hizo en el terremoto de 2017.

Pero ¿ cómo fue que el exvoto pasó a ser una ofrenda religiosa a un chiste? Al respecto, el investigador Raúl Cano Monroy explica que esta tendencia inició en los años 60, cuando el pintor Jaime Saldívar empezó a hacer pinturas imitando las características de los exvotos, pero con sucesos tragicómicos. “Sí buscan el chiste, pero más que eso, los exvotos contemporáneos buscan mostrar la evolución de la sociedad mexicana. En el siglo XIX y XX la religión no se tocaba, había un respeto, la fe era muy fuerte y ahora eso se rompió, la gente cuestiona estos dogmas, en específico de la religión católica, y se representan temáticas que nunca antes se habrían permitido”, indica Cano Monroy.

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