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¿Cuál es la responsabilidad del fabricante de armas en la muerte de miles de personas en el mundo?, ¿por qué se criminaliza o se procesa distinto a una persona que mató con un arma, según su color de piel? En torno de esas y otras preguntas, el artista Pedro Reyes creó las obras para la exposición “Return to sender” (Devuelto al remitente), que exhibe el Museo Tinguely, en Basilea, Suiza, hasta noviembre.
Reyes creó una serie instrumentos musicales, en una línea de transformar en arte o esculturas sonoras armas de fuego , que desarrolla desde hace 13 años. En este caso, le dio una “denominación de origen” a las armas; eligió tres países -- Italia, Austria y Suiza-- que llevan muchos años siendo fabricantes armas, y tomó tres fábricas de armas de allí; luego creó con los cañones las esculturas, tres cajas de música, cada una de las cuales ofrece música de compositores nacidos en esos países.
“Lo que hago es que con armas de una marca hago una caja de música que tiene una pieza de ese compositor de ese país. Estas compañías han tenido un proceso paralelo a la colonización, la colonización siempre ha sido a punta de pistola. El objetivo era señalar la responsabilidad que tiene ese sector de la industria del armamento, porque normalmente hay una retórica según la cual ‘las armas no matan, son las personas que las usan quienes matan’. Y digo que no, las personas no matan a menos que alguien tenga una pistola en sus manos. Falta un sector del activismo que señale a las constructoras de armas como responsables de esas muertas”.
Foto: Cortesía Pedro Reyes
Con sus obras, Pedro Reyes hace un señalamiento específico a tres compañías: “Disarm Music Box Vivaldi / Beretta” usa cañones de rifle de la marca italiana Beretta, que desde 1526 fabrica armas, y que toca un fragmento de “Las cuatro estaciones” de Antonio Vivaldi; “Disarm Music Box / Glock Mozart” fue fabricada con cañones de la fábrica austriaca de pistolas Glock y reproduce parte de la “Sinfonía No. 40 en G Menor”, de Mozart. La última obra se creó con carabinas de la fábrica suiza Karabiner y va con una pieza del compositor Mani Matter.
La exposición de Reyes fue de las primeras en abrir en Suiza y en Europa, al término del confinamiento: “Es una exposición que –dice el artista en entrevista--continúa lo que había empezado hace 13 años trabajando con armas de fuego, después de haber hecho el proyecto de ‘Palas por pistolas’ (2007), de haber hecho el proyecto ‘Disarm’ (2013), vi que había una interpretación sobre mi trabajo, casi, casi de que ‘como viene de México por eso hace arte con ese tema’. Me di cuenta de que todas las armas están fabricadas en países fuera de México, pero también muchas son de países que uno identifica como pacíficos… Yo quería mostrar que esos países que están muy metidos en la fabricación de armas son también responsables de la violencia que estas armas causan alrededor del mundo. Identifiqué un tema racial, un sesgo, una decisión deliberada de no hablar de que el problema de las armas empieza en la fábrica donde se fabrican. Este año el tema del conflicto racial, y la colonización continúan”.
Reyes trabajó con las obras con apoyo del músico Edi Kistler, que también estuvo con él en la fabricación de instrumentos de la serie “Disarm”. “Extrajimos la escala musical, y estábamos terminando las piezas cuando empezó la pandemia. Son tres cajas de música hechas en latón y se fabricaron en su totalidad en el taller, con excepción de las armas. Para terminarlas, varios de los trabajadores del taller se quedaron a vivir aquí en mi casa”.
“Return to sender” es una comisión que Pedro Reyes desarrolló luego de una invitación del Museo Tinguely para producir una obra de arte mecánico kinésica. Jean Tinguely hacía escultura kinestésico y sonoro. Pedro Reyes explica que precisamente, en la sala del museo, una obra de Jean Tinguely, “La danza de la muerte” -que describe como una especie de versión de “El Triunfo de la muerte”, de Brueghel, pero en escultura-, dialoga con una obra suya, “Disarm (Mechanized)”.
La música es un arte que Pedro Reyes ha explorado también al hacer instrumentos con piedra: “Me interesa el sonido. Ésta es una pieza más política y social. Lo que me gusta mucho de hacer esculturas sonoras o instrumentos es que me permite colaborar con músicos, yo no soy intérprete ni compositor, pero hacer un instrumento es una invitación a que alguien más haga una obra de arte. Cuando hago instrumentos, varios músicos han sacado piezas, entonces es una obra de arte que da pie a otras obras de arte”.
Foto: Cortesía Pedro Reyes
Acerca cómo han evolucionado estas obras con armas, Pedro Reyes dice en la entrevista:
“Para mí es como una trasmutación alquímica, lo que hace un escultor es cambiarle la forma a la materia. Pero la intención es que la transformación no sólo sea física, sino psicológica, por ejemplo a un rifle le hago perforaciones y se convierte en una flauta. Es una subversión de las funciones originales del objeto. Me gusta la idea de triunfar sobre algo tan ominoso, y ante lo que sentimos tanta impotencia, porque las armas tienen dos objetivos: matar y dar miedo. La música es exactamente lo opuesto. Me interesa que la transformación escultórica cambie la función que ese pedazo de metal tiene en el mundo; exploro ese poder transformador del arte. Me gustaría que esto se hiciera casi que una política pública con más campañas de despistolización y que estas armas se volvieran otras cosas”.
Entre los proyectos que Reyes prepara están exposiciones de escultura, que estarán en Nueva York y Sao Paulo, en 2021. Trabaja temas de desarme con organizaciones internacionales, en particular desarme nuclear; además curará para el Museo de Arte Moderno una exposición que brinda una revisión de la escultura moderna en México.
Acerca de esta tiempo de encierro, Reyes dice que lo que muestra es que “sin arte nuestra vida sería miserable”. Sobre lo que viene opina que es probable que los museos reactiven más pronto su actividad porque en ellos se controla la distancia con otras personas, y la relación con las artes plásticas es más individual que con respecto a las escénicas.
“Creo que se reducirá un mundo que se había dirigido a hacer muchos eventos, de repente había muchos eventos que no eran necesariamente de calidad. Había mucho ‘arte’ que era moda y marketing, y es posible que haya un mejor arte producto de este encierro. Puede que haya el surgimiento de una producción cultural de alta calidad. Pero sí creo que el consumo del arte puede pasar que sea más de artistas locales, porque mandar las obras al extranjero o traer, habrá dificultad de hacer movimientos de obras. Se podrán recuperar otras formas que estuvieron vigentes como el arte correo, o que haya más video, y no necesariamente que los artistas tengan que ir, hay que revisar esas formas de presentar arte. Hay que ver cómo se reconstruye la escena cultural en cada uno de sus géneros, y tratar de tener una economía más sustentable”.