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El circuito de la deliberación pública se está angostando en México por el impacto que tienen los dichos del Presidente de la República, afirmó el politólogo José Woldenberg durante la VIII Cátedra Interamericana Carlos Fuentes , donde dijo que el problema radica en que el Presidente de la República no está acostumbrado a debatir sino a descalificar con adjetivos.
“Cada vez que un periodista, que una ONG, que un partido político diferente al suyo pone sobre la mesa una idea que no comparte, el Presidente no responde a la idea con argumentos, responde con adjetivos, tratando de descalificar a la persona no al argumento; todos los hemos oído, si no coinciden con él pues son fifís, son conservadores, son la mafia en el poder; muy difícilmente se puede establecer un diálogo en esos términos, y yo creo que todos estamos perdiendo porque los problemas de México son muy profundos y las soluciones no son evidentes”, dijo Woldenberg.
El expresidente del IFE (hoy INE) dijo que debatir quiere decir escuchar argumentos, poner otros argumentos sobre la mesa, evaluar las evidencias, tener otras evidencias y estar dispuesto a asimilar las preocupaciones y las iniciativas de los otros. “Si uno no está dispuesto a eso, no hay dialogo, no hay comunicación posible”.
Dijo que cuando hay un punto de vista confrontado con el del titular del Ejecutivo “inmediatamente al Presidente lo que se le activa es el resorte autoritario de la descalificación, insisto descalificación con adjetivos, no con argumentos”; sin embargo Woldenberg coincidió con la politóloga Soledad Loaeza en que el Presidente “se va a encontrar con pared” porque en México hay una pluralidad y una diversidad muy grande.
“Lo que se quiere es reeditar un modelo en el cual las instituciones, las organizaciones y los individuos estén alineados acríticamente con una voluntad, la del Presidente, que como bien dijo Soledad, se va a topar con la pared, porque el México que palpita todos los días es un México diverso, y ni en mis peores pesadillas creo que puede hacerse realidad, salvo con el expediente del autoritarismo”.
El columnista de EL UNIVERSAL y autor de varios libros, entre ellos “México: la democracia difícil” dijo que lo que existe en México no puede ser alineado bajo un solo ideario. “Hoy, cuando lo mucho o poco que avanzamos en la democratización del país está en cuestión, y cuando desde la presidencia parece que se quiere reconstruir un poder unipersonal, y no en pocas ocasiones caprichoso, quizás la disyuntiva, vuelva a parecerse a la de hace 50 años: democracia o autoritarismo”.
Durante el encuentro a propósito de la conmemoración de los 50 años del libro “Tiempo mexicano” de Carlos Fuentes, Soledad Loaeza señaló que un liberal no nada más tiene una actitud positiva frente a la ciencia, el conocimiento y la educación, temas que citó Federico Reyes Heroles, sino también donde la separación entre la iglesia y el Estado es crucial.
“Un liberal es mucho más pluralista que lo que tenemos ahora en el poder. Es alguien que acepta la pluralidad social y la pluralidad política de la sociedad. Ese es uno de los grandes avances, el reconocimiento de la pluralidad política de los mexicanos. Lo que estamos viendo es que hay una división absolutamente artificial entre liberales y conservadores, que desconoce y condena ese pluralismo. Me parece que esa condena se topa con un muro porque el pluralismo político es un valor ahora para los mexicanos. Es una visión que nos quieren imponer desde el poder que no va a tener mucho éxito”, afirmó.
Por su parte Federico Reyes Heroles, quien señaló que el Presidente está “dirigiendo al país mirando desde el espejo retrovisor”, afirmó que estas arbitrariedades nos debería llevar a decir muchas cosas que se nos han quedado en el tintero y habló de la intención presidencial de aplastar a las voces disidentes, “aquí habemos varios que hemos sido tocados desde el púlpito. ‘Yo no aguanto la disidencia’, es la instrucción, y entonces le buscan a los disidentes”.