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En marzo del año pasado El Colegio de Productores de Teatro , con 45 agremiados, se unió por primera vez con la Red de Espacios Independientes Organizados , para crear juntos propuestas para mitigar los efectos de la pandemia en el sector cultural escénico. Así, crearon el documento "25 medidas económicas para atender el impacto de la crisis del Covid-19 en el sector de las artes escénicas", dirigido a las Secretarías de Cultura federal y de la Ciudad de México. A un año de la crisis sanitaria, el nuevo presidente de la Mesa Directiva del Colegio, Samuel Sosa, hace un balance del impacto que ha tenido la pandemia en la industria: "Nadie se pudo imaginar que íbamos a estar así un año después: cerrados, con apoyo insuficiente y frente a un panorama apremiante", dice.
Los teatros fueron los primeros espacios en cerrar a mediados de marzo. Por ello, plantearon medidas que contemplaban, por ejemplo, la suspensión de multas y recargos en el pago de impuestos federales hasta por seis meses a partir de la fecha en que se retomaran las actividades, así como la suspensión temporal de los cortes de energía eléctrica a los teatros, centros culturales y espacios escénicos hasta por 12 meses a partir de la reapertura, y la creación de una modalidad Efiartes Espacios Culturales Independientes. Hoy, dice Sosa, pocas cosas se concretaron.
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"Esas medidas estaban dirigidas a los tres órdenes de gobierno y si las recapitulamos veremos que hay pocas palomeadas. Sí, han habido convocatorias de la Secretaría de Cultura, pero seguimos creyendo que son insuficientes para el tamaño del problema en el que nos encontramos, son becas de manutención que duran un mes, no son una solución real para una industria que está parada desde hace más de 10 meses. Hubo una ventana de 12 semanas, pero fueron un desastre económico, no fue la solución", lamenta.
Sosa reconoce que ese documento fue redactado sin tener la menor idea de que la pandemia iba a durar tanto tiempo. "El panorama no se ve bien, creemos, con realismo, que será hasta octubre cuando la actividad regrese, de aquí a octubre seguro habrá semáforos naranjas y amarillos en la que algunos valientes presentaremos cosas, pero falta mucho todavía para pensar en una actividad más parecida a lo normal. Lo que sabemos ahora es que hemos trabajado como nunca y hemos ganado menos dinero que nunca", dice.
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La autoridad, añade, ha insistido en que no hay presupuesto, que la prioridad es sanitaria. "Jamás nos opondríamos a poner a la salud como lo más importante. Sin embargo, seguimos sin comprender el capricho del Proyecto Chapultepec. Hemos ofrecido muchas opciones empáticas y realistas con lo que estamos viviendo y simplemente no nos han tomado en cuenta".
Humedad. Foto: Paulina Watty.
A esta situación se añade que El Colegio y 10 colectivos más rompieron diálogo con la Secretaría de Cultura federal, tras el incidente del chat "Desactivación de colectivos". "En su momento compartimos la indignación y formamos parte de la iniciativa que pedía la renuncia de la secretaria de Cultura y de los funcionarios. Desde entonces no hemos retomado la conversación. Los colectivos se han intentado reunir con la institución con la Secretaría de Gobernación como mediadora, para ver si es transitable el congreso que proponíamos. Estamos frente a una encrucijada porque el diálogo es inevitable, somos una industria que depende la institución para prevalecer. Hemos sido un país de subvención a las artes y de gratuidad hacia el espectador, en esta tónica se produce gran parte de las artes escénicas del país. De modo que no se trata de querer o no querer entablar un diálogo, seguimos creyendo que fue muy grave que lo que sucedió, seguimos creyendo que la renuncia de la secretaria era pertinente, la profunda herida que dejó ese chat sigue ahí y parece que ella no tiene ánimo de seguir conversando con nosotros. Es muy cansado todo esto, pero eventualmente tendremos que conversar porque hay cosas que ya son apremiantes".
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Entre esos temas apremiantes, dice, se encuentra el futuro de los proyectos que tienen Efiartes o cualquier otra subvención del estado y que no se han podido estrenar o se quedaron a la mitad de temporada y que no serán factibles de retomar por razones multifactoriales. "Hay cosas que seguimos sin saber qué pasará, ¿habrá sanciones?, ¿habrá comprensión? Estas discusiones ya no son postergables", advierte.
Respecto a la Secretaría de Cultura local, dice, ha sido muy empática y se avanzaron en cosas muy concretas como la subvención al Impuesto sobre Espectáculos Públicos, pero está pendiente el de 2021. "El tono con ellos ha sido otro, pero el tema económico los tiene atados de manos. Ha sido cansado entrar a mesas con una institución que parece no tener margen de acción presupuestalmente. Hay pláticas sobre la recuperación del espacio público, sobre un banco de boletos, sobre transitar a esquemas de teatro videado de la mano de Capital 21, el canal de la Ciudad de México, es decir, hay una agenda de trabajo, pero me gustaría más contar que se han concretado acciones puntuales que sirvan para amortiguar el problema económico en el que estamos metidos", ataja.
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Finalmente, destaca que este primer año pandémico ha sido de gran aprendizaje y resiliencia. "En términos colectivos, como industria, no hay un hilo negro por encontrar, hay una pausa asumida. Pero también hemos encontrado espacios escénicos que se han mudado a la virtualidad, hemos colaborado como nunca con artes cinematográficas, estamos haciendo un santo cuántico sobre el entendimiento de cómo funcionan los derechos de autor y las regalías, hemos sabido las diferencias sobre un evento perenne y efímero como lo es el teatro en vivo, con lo que es un producto audiovisual. Ha sido un año de grandes aprendizajes. Es admirable lo que mis compañeros han demostrado este año, pero el daño económico está ahí y estará por mucho tiempo".