Los retratos de familia, las niñas con crinolina y enaguas, vestidos al puro estilo gatsby y escenas costumbristas de campesinos forman parte del trabajo poco conocido del fotógrafo mexicano Librado García Smarth, hasta ahora…
El Museo del Estanquillo presenta fotografías recién descubiertas de este misterioso personaje, que destacó en el campo fotográfico a inicios del siglo XX y cuya obra se publicó en numerosas ocasiones en EL UNIVERSAL ILUSTRADO, semanario artístico de esta casa editorial que se editó desde 1917 hasta 1939.
La exposición, que lleva por título Librado García Smarth. Eterno resplandor, es también la primera exhibición que el fotógrafo tiene en solitario en un museo. Si bien ya se habían hecho otras dos exposiciones sobre él, habían sido en la galería Patricia Conde, en 2016, y en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (Guadalajara), en 2021. Además de los hallazgos, la exposición también presenta retratos de personalidades como Jesús Reyes Ferreira, Roberto Montenegro, Carmen Tórtola Valencia y Rosa Rolanda, así como imágenes de las series “Las bellas tapatías” y de desnudos masculinos. En total se exhiben 160 piezas, entre documentos y fotografías, muchas de las cuales no habían sido expuestas al público, aunque sí se conocían en reproducciones.
Librado García Valdéz, como realmente se llamaba, inició su carrera en la fotografía comercial. En su estudio retrataba a familias y a personalidades de la sociedad jalisciense. Ya después fue cuando comenzó a experimentar y a dar un estilo vanguardista a sus fotografías.
Muchas de estas imágenes fueron coleccionadas por el escritor Carlos Monsiváis, quien a través de su libro Historia mínima de la cultura mexicana en el Siglo XX (El Colegio de México, 2010) revaloró la aportación de García Smarth.
A partir de ahí, David Torrez, estudioso del fotógrafo y curador, propuso hacer esta exposición con las fotografías de la colección del Estanquillo y con préstamos de colecciones privadas y públicas, como las del Patronato del Museo Nacional de Arte, Fundación Televisa, Casa Luis Barragán y Biblioteca Lerdo de Tejada, por mencionar algunas. Sin embargo, mientras se revisaba el archivo se descubrieron más fotografías de Smarth.
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“Cuando empezamos este proyecto hace poco más de un año, el museo tenía registradas 19 fotografías. Conforme fue avanzando este proyecto el número creció a 70. Lo que convierte a este museo en el mayor coleccionista de fotografías de Smarth hasta la fecha”, afirmó Torrez.
Un problema con la obra de Librado García Smarth es que no firmó todas sus fotografías. Por eso algunas se mantuvieron en el anonimato y otras fueron atribuidas erróneamente. Un ejemplo de las fotografías descubiertas es la de Ojito de agua, en la que Smarth retrató a dos hombres, uno portando un sombrero y el otro vestido de mujer y dando la espalda a la cámara. Esta imagen había sido atribuida a Agustín Jiménez, pero fue Ana Catalina Valenzuela, quien dirige el área de Investigación y Gestión de Exposiciones del museo, quien se dio cuenta que en realidad se trataba de un Smarth.
En la muestra también hay dos retratos de Luis Barragán. Las imágenes ya habían sido publicadas en 2010, pero sin firma. Hoy ya se puede decir que el autor fue Librado García.
Al preguntarle qué los llevó a confirmar la autoría de Smarth en estas fotografías sin firmar, Torrez dijo en entrevista que elementos como la escenografía, las poses, son algunas características que delatan al trabajo de Smarth. Otras imágenes descubiertas fueron fáciles de identificar porque son fotos que complementan la famosa serie del fotógrafo titulada Las bellas tapatías, que se habían publicado en medios como EL UNIVERSAL.
“Estamos ante un autor que estamos conociendo. Confirma que es un artista como tal. Lo que va a ocurrir con estos hallazgos es una reestructuración de la historia de la fotografía mexicana, porque fotos suyas habían sido atribuidas a otros fotógrafos, pero es algo que va a llevar tiempo”, indicó Torrez.
El mito del misterio
El historiador Carlos Córdova, otro de los estudiosos de la obra de Librado García Smarth, consideró que la idea de que Smarth fue una persona enigmática no es del todo cierta.
En una entrevista que Smarth dio a la revista CROM en 1927, declaró desconocer su edad, dijo que nació en una cueva, que sus padres eran perseguidos por el ejército porfiriano y que su nombre se lo había dado él mismo por decisión propia. También hay registros en que se definía como sinaloense y en otras ocasiones como jalisciense. De acuerdo a Córdova, Smarth “se toreó” al reportero Álvaro Tonio, que en realidad cubría corridas de toros y no tenía experiencia en el campo cultural y le vendió la historia de su personaje artístico.
El historiador indicó que Smarth nació en 1892 en la Hacienda de la Cuesta, en los límites de Nayarit y Jalisco. “Sabemos que no tuvo un pasado artístico, que trabajó en Correos antes de decidir convertirse en artista en Mazatlán. En 1911 montó su primer estudio en Guadalajara y después ambiciona cosas que no se ven en la práctica fotográfica, ¿qué lo llevó a experimentar de forma artística con la fotografía? Eso es lo que no sabemos”, comentó el investigador.
Además, Córdova explicó que Smarth no era un nombre artístico, sino un apodo que probablemente proviene por una revista de modas estadounidense.
“Mi hipótesis es que, entre todas las revistas femeninas de la época, hubo una que se llamó Smart. Esas revistas circularon en Guadalajara y tenían espléndidas fotografías de moda y yo creo que esa fue una de las primeras escuelas de Smarth”, argumentó Córdova, quien cree que seguro sus amigos de la infancia lo cabuleaban por leer una revista de mujeres.
Sin embargo el misterio prevalece, pues después de 1931 se borró la pista de Librado García Smarth. “Ni siquiera hay un obituario”, agregó Córdova.
Torrez tiene la teoría de que, tras dejar la fotografía, muchas posesiones de Smarth se las quedó su amigo, el artista Chucho Reyes, pues muchas fotos tienen como origen su colección.
Librado García Smarth estuvo olvidado por la crítica por más de 50 años. Pero para Torrez y para Córdova, Smarth fue “desconsiderado como artista, fotógrafo, escenógrafo e ilustrador” por discriminación, ya sea por su afroascendencia o su “evidente” homosexualidad. De hecho, Smarth es autor de una serie de desnudos masculinos, que fueron los primeros en su tipo en la fotografía mexicana y que también tuvieron lugar en las páginas de EL UNIVERSAL ILUSTRADO.
“¿Qué son estos desnudos? Creo que son pruebas de amistad, experimentales, reconciliaciones deportivas —pues se dieron en el contexto del regreso de los Juegos Olímpicos— y el retrato de una comunidad gay. Eso fue lo que le llamó la atención a Carlos Monsiváis”, declaró Córdova.
Esta serie fotográfica también se exhibe en El Estanquillo e incluso hay un desnudo con una dedicatoria a Chucho Reyes, que se la obsequió “el día que terminó nuestra amistad”.
Librado García Smarth. Eterno resplandor contará con un catálogo y estará abierta hasta mayo. La entrada es libre.
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