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Las salas 4 y 5 del Museo Nacional de Antropología ahora son el hogar de mil 200 piezas etnográficas como textiles, objetos, instrumentos musicales y fotografías, que muestran la diversidad de las culturas indígenas mexicanas y buscan ser una “memoria viva” de la diversidad de las comunidades originarias.
Ambos espacios, ubicados en la planta alta del recinto a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se renovaron como parte del proyecto prioritario Chapultepec, Naturaleza y Cultura, y fueron inaugurados ayer en una ceremonia encabezada por la secretaria de Cultura Alejandra Frausto Guerrero.
La funcionaria afirmó que, “el sueño detrás de esta renovación era poder mostrar cómo las raíces mayas, olmecas o mexicas, que se exhiben en el primer nivel del MNA, dan frutos y vida a pueblos que, ahora, dejan de ser objetos de estudio y pasan a tener voces propias”.
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La ceremonia de apertura contó con la participación de artistas textiles y activistas indígenas, como Teresa Lino Bello, oriunda de Hueyapan, Puebla; Victorina López Hilario, de Xochistlahuaca, Guerrero; y Filogonio Naxin, de Mazatlán Villa de Flores, Oaxaca.
A nombre del director general del INAH, Diego Prieto Hernández, el secretario técnico de la institución, José Luis Perea González, calificó esta apertura como “un suceso histórico, el cual se hilvana con la inauguración, ocurrida también este 28 de febrero de 2024, del Gran Museo de Chichén Itzá, en Yucatán”, expresó en su participación.
“Salas como estas demuestran la plenitud de nuestro museo, lograda por quienes lo visitan y quienes trabajan en él, ya sea en la custodia, en la museografía o en la instalación de, por ejemplo, las 512 piezas de la Sala Textiles y las 869 obras de la Sala Fiestas”, dijo.
Por su parte, el Arturo Gómez Martínez y Johannes Neurath Kugler, curadores de las salas de Textiles y Fiestas dieron detalles del guion curatorial, y expresaron que en la primera se analiza el modo en el que las prendas de vestir, “inicialmente surgidas por la necesidad de cubrir al cuerpo ante las inclemencias climáticas, han adquirido relevancia en las relaciones sociales, políticas, religiosas y económicas de los pueblos indígenas y afromexicanos”.
“Se busca comunicar cómo en cada una de las urdimbres de un textil subyace un conocimiento profundo de los ecosistemas; de los instrumentos que, desde hace milenios, se usan para crear hilados; y de los códigos estéticos, de poder o de estratificación social, entre otros, detrás de cada motivo plasmado artesanalmente en las prendas”.
En la Sala Fiestas, el guión curatorial se enfoca en mostrar cómo se viven estos eventos en las comunidades, qué relaciones se tejen entre las y los actores que participan en ellas, y cómo, mediante estas, se establecen y fortalecen relaciones con los muertos, los animales, el maíz, los espíritus o los dioses.
jgt
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