El historiador Alfredo López Austin (Ciudad Juárez, Chihuahua,1936) ríe con franqueza. El Premio Nacional de Artes y Literatura 2020 , en el Campo de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, le llega en un momento “de plenitud de achaques”. Se sonroja al escuchar que la obtención del máximo reconocimiento que otorga el gobierno a quienes han contribuido a enriquecer la cultura, ha causado una gran alegría en la comunidad. No ha hecho discípulos, aclara, sino compañeros.
En entrevista con EL UNIVERSAL dice que tras un complejo 2020, los historiadores no deben aspirar a la profecía; pero advierte: “El mundo parece aproximarse peligrosamente a una gran catástrofe”. Y señala que los efectos económicos de la pandemia “serán lacerantes para la población mundial más desfavorecida”.
El investigador emérito del Instituto de Investigaciones Antropológicas y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, ambas de la UNAM, quien ha dedicado gran parte de su vida al estudio de la cosmovisión mesoamericana, así como a su iconografía y a la mitología de la tradición religiosa , habla además sobre uno de sus intereses de estudio: los mitos indígenas , y es que, dice, el mito es una “de las creaciones más maravillosas de la humanidad”.
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¿Por qué lo atrae el estudio de los mitos indígenas?
El mito es una de las creaciones más maravillosas de la humanidad. Aparentemente los mitos son relatos fantasiosos , muy distantes de la realidad social y de la lógica. Sin embargo, tanto la persistencia de la creencia mítica como la creación de sus relatos subsisten hasta nuestros días.
¿Qué podemos entender por los mitos en la tradición mesoamericana ? Son al mismo tiempo creencias y relatos. Son las historias de los personajes divinos antes de la existencia del mundo. Los relatos se refieren a procesos de creación. Llevan a sus personajes hacia el momento de la creación. En otras palabras, el mito describe el origen de los seres mundanos. Sin embargo, los relatos no enuncian simplemente una secuencia. Se cubren con la belleza de la aventura. Los personajes divinos actúan como si fueran seres humanos, con sus acciones, su pensamiento, sus amores y sus odios. El creyente puede entender, en el fondo de su pensamiento, el proceso cósmico ; pero también goza de la aventura, de la fantasía que le expresa, en imágenes vivas, las verdades profundas del movimiento cósmico.
Pongo un ejemplo simplificado: tras un diluvio, una pareja de sobrevivientes se encontró en un suelo lodoso cubierto de peces muertos. Recogieron los despojos y los asaron. El humo ascendió al cielo y molestó a los dioses . La pareja fue decapitada, las cabezas les fueron puestas en el trasero y fueron convertidos en perros. En el relato, el proceso cósmico es muy complejo; pero se cuenta con una narración humanizada .
Por esta razón el creyente puede aceptar por verdades las diferentes versiones de un mito: el relato es la cubierta de una verdad tácita.
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Con su hijo, el arqueólogo Leonardo López Luján.
Afirma que el mito subsiste hasta nuestros días.
Sí, y en forma importante. Muchos seres humanos creemos hoy que las especies vegetales y animales se han ido transformando a través del tiempo. Muchos otros, en cambio, creen que los seres vivos actuales son iguales a como fueron creados en el principio del mundo. Quienes aceptamos la evolución reconocemos propuestas científicas. Quienes aceptan el creacionismo siguen la tradición mítica. Pensemos en números con un ejemplo. En los Estados Unidos, según la encuesta Gallup de 2019, 22% de la población cree en la evolución de las especies, mientras que 40% cree que las especies vivas fueron creadas como ahora son.
En una entrevista dijo que, si bien no es profeta, percibía que el mundo está sentado sobre un barril de dinamita. ¿En el 2020 nos explotó o es el preámbulo del siglo de las revoluciones, como usted lo llamó?
Ratifico que los historiadores no debemos aspirar a la profecía ; pero el mundo parece aproximarse peligrosamente a una gran catástrofe. Tanto el devenir natural como el social forman un complejo que se avizora como terrible preludio de efectos impredecibles. Los efectos económicos de la pandemia serán lacerantes para la población mundial más desfavorecida. La injusticia abismal del sistema capitalista condena al mundo a la violencia social. Hoy estamos apenas en los inicios de un problema sanitario y económico que puede prolongarse por mucho tiempo, y que se irá agravando y diversificando sus contradicciones sociales.
“El hombre cuenta con la razón como recurso máximo. Pero hoy se inclina cada vez más a la irracionalidad y al oscurantismo. Podemos ver claramente esto en el ámbito político”
Hay otros factores negativos. El hombre cuenta con la razón como recurso máximo. Pero hoy se inclina cada vez más a la irracionalidad y al oscurantismo . Podemos ver claramente esto en el ámbito político. En el mundo, el debate lógico se sustituye por lemas derivados de la mercadotecnia ; por meros enunciados de principios; por lemas y promesas de campaña; por descalificaciones e insultos a los adversarios. Los fines políticos del clientelismo no reparan en las consecuencias de su proceder y dividen de manera simplista a la población en dos sectores para lograr su enfrentamiento, para crear el odio, el fanatismo y la sujeción ciega de sus seguidores. El 6 de enero de 2021, los medios masivos transmiten en vivo la peligrosa violencia que se desata en los Estados Unidos como consecuencia de los mensajes clientelares de Trump , prototipo del s embrador de discordias. ¿Qué seguirá a estos acontecimientos? ¿Será el aumento progresivo de las agresiones indiscriminadas de fanáticos en escuelas, calles o centros comerciales, ataques que siembran la muerte entre inocentes? ¿Quién puede medir las consecuencias de la irracionalidad?
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¿Su designación como ganador del Premio Nacional le llega en un momento de plenitud?
84 años es una edad de plenitud: de plenitud de achaques. Sin embargo, creo que para mí es la edad más adecuada para recibir un reconocimiento. Aunque seguiré trabajando hasta el límite razonable de mi capacidad laboral, ya se me puede juzgar por lo que hice en la vida. La designación al Premio Nacional no sólo me ha llenado de gozo: ha alimentado la vanidad de un viejo.
¿Cómo explica la producción histórica?
La obra historiográfica es muy compleja: a) contiene los datos científicamente obtenidos a partir de los testimonios de una realidad social , y en esto radica la objetividad histórica; b) contiene además las respuestas a la problemática de una época, y c) está acompañada, por una opinión subjetiva, producto de la posición teórica y política del historiador. De esta manera, el historiador puede ser el mismo tiempo objetivo, al seguir estrictamente las exigencias del método científico ; motivado por las inquietudes propias de su época y parcial, sin que estas tres calidades se contrapongan.
¿Cuáles son las enseñanzas que usted asume que deja a sus discípulos?
No he hecho discípulos; he ayudado a formarse a muchos compañeros. Considero que crear discípulos es concebir anacrónicamente la formación científica . Cuando me enfrento como profesor a una nueva generación de estudiantes, sé que puedo enseñarles el manejo de las fuentes históricas; que ellos tienen la problemática propia de su época y no la de la mía, y que cada uno de ellos posee una posición teórica y política que puede ser muy distante de la mía. En consecuencia, el primer día de clases aclaro que la base de nuestra relación es el debate; que confrontaremos a lo largo del curso inquietudes y puntos de vista particulares y diferentes. En esta forma nos ejercitamos todos en el intercambio de información y métodos; en la argumentación científica y en el conocimiento respetuoso de los enfoques entre colegas.
“Aunque seguiré trabajando hasta el límite razonable de mi capacidad, ya se me puede juzgar por lo que hice. La designación al Premio Nacional no sólo me ha llenado de gozo: ha alimentado la vanidad de un viejo”
¿Cuáles serían, entonces, algunos de sus aportes obtenidos de los testimonios de las realidades sociales que ha estudiado?
Cito un ejemplo. Me inquietaba la naturaleza de un personaje supuestamente histórico: Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl. La inquietud me impulsó a investigar las contradicciones acerca de su vida según las diversas fuentes históricas . Tras prolongado estudio, concluí que en el fondo existía una razón político-religiosa que explicaba tales contradicciones. Los antiguos nahuas creían que algunos de sus dignatarios eran poseídos por el dios Quetzalcóatl, y que la posesión les permitía actuar bajo su inspiración y en su nombre.
La argumentación y las conclusiones se publicaron en 1973 con el título de Hombre-dios. La propuesta ha tenido éxito, pues la última reedición del libro la hizo la UNAM en 2017 y, pese a su antigüedad, su traducción al inglés fue publicada por la Universidad de Colorado en 2015.
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Lo dice usted como si las propuestas científicas fueran provisionales.
Lo son. Las propuestas científicas no son eternas. Son desplazadas por otras propuestas científicas que las superan. La ciencia está inscrita en la historia. Esto no quiere decir que pueden ser sustituidas por el simple paso del tiempo, o por la moda de nuevas corrientes, ni, mucho menos, por ideas absurdas o por cualquier ocurrencia. Es un juego que se da dentro de los estrictos límites del método científico , y esto deben saberlo quienes han sido formados en la ciencia.
¿Quién es el historiador?
Es un destacado estudioso del México precolombino y de los pueblos indígenas, así como de su cosmovisión
OBRAS:
Hombre-dios. Religión y política en el mundo náhuatl, Breve historia de la tradición religiosa mesoamericana, Juegos rituales aztecas, El conejo en la cara de la Luna. Ensayos sobre mitología de la tradición mesoamericana, entre otras.
PREMIOS:
Ha sido distinguido con el Premio Universidad Nacional, el Doctorado Honoris causa por la Universidad Veracruzana en 2015 y la Medalla Fray Bernardino de Sahagún en 2019, por mencionar algunos.
ACADEMIA:
Investigador titular C de tiempo completo desde 1980 en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Investigador emérito de la UNAM, por acuerdo del Consejo Universitario, desde 2000.
Fuente: UNAM