Sharjah, EAU.— A más de 14 mil kilómetros de distancia, dos aviones y más de 19 horas de vuelo está Sharjah (Emiratos Árabes Unidos), el emirato que, como se atravesó la pandemia de Covid-19, desde hace dos años espera participar en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, como invitado de honor.
Al momento de aterrizar, aun siendo de noche, el bochorno de 30 grados hace inevitable la transpiración, pero también contribuyen los nervios de llegar a un país en el que ni con esfuerzos es posible descifrar lo que se habla en árabe o el casi incomprensible inglés de los inmigrantes de países como Pakistán o India que, en su mayoría, ocupan cargos de servicio. O los nervios que se sienten al no querer incurrir en alguna falta que ofenda a los habitantes de religión musulmana: ¿Me vestí de forma adecuada?, ¿es seguro andar sola por las calles? son dudas que rondan la mente antes de caer en cuenta que estos son estereotipos que pertenecen a las películas hollywoodenses que ambientan a Medio Oriente (al igual que a América Latina) en color sepia.
La distancia geográfica podría ser el factor de mayor peso que ha propiciado la ignorancia de occidente sobre los Emiratos Árabes Unidos, aun viviendo en un mundo globalizado y con internet. Incluso en esta parte del mundo hay ideas preconcebidas sobre lo que es ser mexicano; la comida tex mex, las telenovelas y la cultura del narco son algunos de los símbolos mexicanos de mayor peso en su imaginario. No es mentira cuando la autoridad del libro de Sharjah, Ahmed bin Rakkad Al Ameri, dice que la participación de Sharjah será la oportunidad para tender puentes culturales entre los dos países.
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“Estamos presentando no sólo a Sharjah, ni a los Emiratos Árabes Unidos, estamos presentando a toda la cultura árabe”, dice Al Ameri en la FIL de Sharjah.
Este 26 de noviembre, finalmente, la cultura de esta región llegará a Guadalajara con una delegación de 200 personas y un stand de mil 200 metros cuadrados en el que se podrá conocer su literatura (la poesía es su género por excelencia), su música, danza tradicional, teatro, indumentaria, arte y caligrafía, declarada patrimonio intangible de la humanidad, por la UNESCO, en 2021.
El despliegue de la oferta cultural no planea limitarse a los muros de la Expo Guadalajara, esperan que espectáculos musicales y de teatros se puedan hacer en el exterior. Escritores emiratíes también visitarán escuelas para contar historias folclóricas de la región. “Vamos a Guadalajara a mostrar una civilización milenaria. No va a ser Guadalajara, será Sharjahlajara”, afirma con ambición Al Ameri.
Un emirato cultural
Sharjah es el tercer emirato más grande de los Emiratos Árabes Unidos, tiene una población de un millón 275 mil personas (dato de 2019), y un clima invernal que es similar al del puerto de Veracruz, aunque en julio puede llegar a más de 42°. Es vecino del popular y multicultural Dubai, que está a una distancia de media hora en auto y sin tránsito, pero se alarga en hora pico, lo que recuerda un poco al tránsito en la periferia de la Ciudad de México. Y es que la relación entre Dubai y Sharjah es similar a la de la CDMX y el Estado de México, pues los primeros son centros de negocios y trabajo, mientras que los segundos son una alternativa más económica para vivir . En Dubai las rentas más accesibles oscilan entre los 6 y 7 mil dirhams (es decir más de 30 mil pesos mexicanos), en Sharjah se pueden encontrar departamentos entre los 3 y 4 mil dirhams (a partir de los 15 mil pesos), explica un taxista.
Sharjah tiene una tradición milenaria de ser un centro de comercio. Hay registros desde hace 5 mil años de cómo los habitantes cruzaban el ahora conocido como desierto de Mleiha, que se encuentra justo en medio del mar de Omán y el Golfo Pérsico (que en los EAU se llama Golfo Arábigo). Desde picos tallados por humanos, joyería de oro, grandes amatistas, vasijas y hasta moldes de monedas son algunos de los hallazgos arqueológicos que se pueden ver en esta zona de Sharjah, en el Centro Arqueológico de Mleiha. La exhibición de piezas arqueológicas también forma parte del programa del emirato en la FIL Guadalajara.
Desde los años 70, Sharjah comenzó a diversificar su economía, principalmente regida por la pesca de peces y perlas, para convertirse en el emirato líder en cultura y academia, e impulsar así el turismo. Pese a ser una región un poco más conservadora en comparación de Dubai, ha sido más progresista en temas de educación, pues fundó la primera escuela de los EAU, en 1907. También fue lugar de la primera biblioteca, que abrió en 1933. Además, Sharjah fue el primer emirato en brindar educación a las mujeres en 1942. Hoy alberga a la escena académica del país, pues la Universidad de Sharjah es una de las más prestigiosas; por cierto, también participará en el encuentro literario mexicano, pero desde la perspectiva científica.
“La Universidad de Sharjah es potencia en astronomía en el mundo. Hablará de la misión a Marte de los EAU, pero también del lanzamiento del satélite de la Universidad de Sharjah y nuestra nueva misión a la Luna”, adelanta el entrevistado.
“Hay mucho que hablar, incluso de periodismo, nuestros periodistas escriben distinto a ustedes”, añade Al Almeri. Y sí, en este país el oficio del periodismo se maneja diferente, porque la información del gobierno no es pública y los funcionarios no están obligados a rendir cuentas.
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“Lazo de sangre”
En Guadalajara, el invitado de honor ofrecerá más de 50 títulos de libros escritos por autores en árabe, traducidos en español para la ocasión. “Para nosotros es muy importante hablar con las personas en su propio idioma. Estamos construyendo puentes de comunicación, así que no tiene sentido para mí llevar libros en inglés”, detalla Al Ameri.
Y es que aunque esté del otro lado del mundo, Sharjah y México están unidos por un “lazo de sangre”: el idioma. “Le estamos hablando a los mexicanos, a mis primos. El 30% de su lengua es árabe”, agrega Al Ameri.
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Tampoco es un asunto emocional el que los Emiratos tengan en la mira conectar con México, pues el español es la cuarta lengua más hablada en el mundo, lo que representa un amplio mercado editorial. El punto clave para ingresar a la industria editorial hispanohablante es México, al conectar con América Latina, EU y ser cercano a España.
Sin embargo, más allá del idioma (y los negocios), hay otras formas en las que los mexicanos podemos conectar con la gente de Sharjah. Para empezar, la hospitalidad árabe recuerda mucho a las costumbres mexicanas de “donde come uno, comen dos”. Y sobre la comida, además de los tradicionales hummus, arroz aromático y cordero, uno se siente cerca de casa cuando ve que entre sus botanas más comunes están las espiropapas y algo similar a los esquites, sólo que son de maíz dulce y en lugar de mayonesa se les pone mantequilla. Incluso es común encontrar trompos de lo que parecería carne al pastor, pero es shawarma.
Seguro hay otras sutilezas, hábitos, costumbres que nos conecten más con el país árabe que podremos descubrir en su visita a Guadalajara y en el futuro, pues “hay un programa que vendrá después, más allá de la feria, estamos trabajando ya con Raúl (Padilla, presidente de la FIL Guadalajara) y Marisol (Schulz, directora de la FIL Guadalajara)”, afirma la autoridad del libro.
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